La discriminación por edad está en nuestras narices: ¿puedes verla?

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Las dos primeras cosas que se escuchan a nivel internacional sobre Emmanuel Macron, son su reciente triunfo en las elecciones presidenciales de Francia y que tiene una esposa, Brigitte Trogneux, con una característica particular: es 24 años mayor que él. La polémica ha llegado a tal grado que es difícil encontrar un titular en el que este dato no se mencione.

La relación resulta tan increíble para el público que una de las tendencias durante las campañas electorales fue la de invalidarla diciendo que era una pantalla para cubrir una supuesta homosexualidad de Macron.

Las burlas sobre el físico de ella no se han hecho esperar y la han convertido en protagonista de memes humillantes y hasta de una animación en la que se representa la boda de ambos, ella entrando a la iglesia con ayuda de una andadera.

Recientemente, la publicación francesa Charlie Hebdo ha sacado una caricatura de Brigitte embarazada, haciendo referencia a que el nuevo presidente de Francia «hará milagros». Se emplea a la esposa como el blanco de las burlas porque ella es lo bastante mayor como para no poder embarazarse de nuevo.

Charlie Hebdo
Portada Charlie Hebdo

La forma en la que se ha manejado el caso en los medios de comunicación debe importarnos porque detrás de los chistes y de la insistencia en la edad de Brigitte está la idea de que los años son un elemento vergonzoso para las mujeres, de que nos restan valor, como si nos fueran convirtiendo en un objeto roto o defectuoso.

Es de planteamientos como éste de donde provienen las disculpas cuando alguien le pregunta a una mujer por su edad. Del razonamiento de que los hombres se vuelven más sabios con el tiempo, más interesantes, pero que envejecer trae para las mujeres sólo un aluvión de desventajas.

La narrativa alrededor de este caso es confusa y contradictoria, Brigitte se ha convertido en el medio a través del cual le llegan a Emmanuel Macron las burlas, pero también los halagos, pues tenerla a ella como esposa lo cubre de un halo de bondad puesto que él parece amarla “a pesar de su edad”. Es así que, por una especie de ley de la conservación, las esposas de los presidentes terminan convertidas en accesorios: Melania Trump, un trofeo; Brigitte, una simulación.

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Un elemento más que se suma a la polémica de la pareja es el hecho de que la relación amorosa haya iniciado cuando él era menor de edad. Ahora bien, cuando estoy dudosa de si una situación es sexista o no, lo que hago es intercambiar mentalmente los papeles, y en este caso me pregunté qué pasaría si Emmanuel Macron hubiera sido el profesor mayor que inicia una relación con su alumna adolescente. Eso me parecería, sin duda, condenable y en este caso quiero aclarar que también me lo parece.

Por otra parte, más allá de esta circunstancia, llama la atención que en pleno año 2017 el énfasis se haga, no en el corte centrista de las políticas de Macron, sino en el hecho de que esté casado con una mujer mayor que él. Siguiendo el ejercicio de intercambiar los papeles, la diferencia de edades no estuvo presente en los titulares sobre el triunfo de Trump, por poner un ejemplo.

En un mundo en el que se promueve la infantilización de las mujeres y la erotización de las niñas cabe preguntarse hasta qué punto los titulares de los medios de comunicación cumplen con el papel de reflejar lo que somos. “Veinticuatro años mayor”, se repite sin cesar en todos los medios. Prueba de que no una exageración: busca en Google “24 años mayor” y en seguida verás lo cientos de páginas de resultados con historias sobre la pareja del momento: Brigitte Trogneux y Emmanuel Macron.

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