Caster Semenya y el dilema de la discriminación en el deporte femenil

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La controversia y la discriminación siguen muy vigentes en el mundo del deporte, para muestra la decisión de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) que pone restricciones a las deportistas con Diferencias de desarrollo sexual (DSD).

La norma impone un control sobre los niveles de testosterona que pueden tener las corredoras –que en el caso de las atletas con DSD suele ser alto– basándose en que eso podría darles ventaja sobre otras competidoras, por lo que las obliga a medicarse para tener un nivel de testosterona por debajo de los 5 nmol/L (nanomoles por litro de sangre).

Las autoridades de la IAAF afirman que la medida es necesaria para garantizar una competencia justa, pero también resulta discriminatoria al impedirle a una mujer competir debido a un tema genético.

Al centro de este debate se encuentra Caster Semenya. La atleta sudafricana tiene niveles de testosterona más altos del promedio, razón por la que siempre se ha cuestionado su carrera, su género, así como su derecho a contender en el atletismo femenino.

Cuestionamientos y críticas

Para poder competir, ella y otras atletas con niveles de testosterona elevados deberán medicarse para regular sus hormonas y así competir en los eventos de pista de 400 metros y hasta los mil 600, o de lo contrario cambiar de prueba.

La bicampeona olímpica, Caster Semenya, no es la única que ha sido señalada. La corredora india Dutee Chand ha enfrentado críticas similares y en México tenemos el caso de Ana Gabriela Guevara, actual titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, cuyos logros en el atletismo fueron celebrados, mientras que al mismo tiempo se le hacían cuestionamientos sobre si en realidad “era mujer”.

Opiniones divididas

Caster Semenya ha dicho que no desea someterse a una intervención médica para cambiar quién es y cómo nació, además afirma que quiere competir “naturalmente”.

La determinación de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo ha dividido las opiniones.

Para la organización LGBT, Stonewall, es un peligroso precedente que acentúa diferencias que ya no deberíamos enfatizar, mientras que para personajes como la exnadadora olímpica, Sharron Davies, Semenya siempre compitió con “una tremenda ventaja”, por lo que aplaude la decisión.

Una forma de discriminación

Por su parte, Payoshni Mitra, una de las expertas dentro del equipo de la corredora sudafricana, ha dicho que la medida afectará los derechos de todas las participantes y que puede conducir a una cacería de brujas para todas aquellas que no luzcan “femeninas”, ya que en el fondo uno de los principales reproches a las deportistas mencionadas está basado en su apariencia, lo cual revela que fracturas que existen no solo en el mundo del deporte, sino en nuestra sociedad.

Determinar cuál es el nivel de hormonas «adecuado» o «justo» que una mujer debe tener es una forma más de querer encasillarla en un único molde, cuando las «ventajas genéticas» siempre han existido en ciertos deportistas.

Tal y como menciona la periodista Megha Mohan, «¿No deberían las habilidades físicas de Semenya ser celebradas de la misma manera que la altura de Usain Bolt y la envergadura de brazos de Michael Phelps?».

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