Aceptémoslo, el ritmo de vida que llevamos muchas personas actualmente no nos da chance ni de respirar. Siempre hay algo por hacer; un lugar a dónde salir corriendo, alguna reunión, correos, mensajes, ropa sucia, pagos y una lista que no parece terminar.
Incluso se nos exige estar entretenidos, buscar lugares y eventos para tener nuevas experiencias. Y si te quedas en casa, entonces debes optimizar el tiempo: cocinar, ver series, planear la semana… y es que la vida estresada será molesta, cansada, terrible, pero, qué tal da estatus, ¿no?
Ya no te explotes tanto
En una época que no desea productividad sino sobreexplotación (y autoexplotación) es momento de recordar que el multitasking está sobrevalorado.
No solo eso, de acuerdo con Gloria Mark, profesora de informática de la Universidad de California, el cerebro debe reorientarse cada vez que pasamos de una actividad a otra, por lo tanto desperdicia recursos, tiempo, se estresa y se reduce la calidad de todo lo que hacemos. Y aunque no es malo escuchar música mientras lees o limpias, pasar de una red social a otra mientras contestas correos y llamadas –todo a la vez– sí puede ser prejudicial y agotador.
La costumbre de llevar un ritmo tan agitado y pesado hace que para muchas personas las vacaciones o el fin de semana sean abrumadores, pues no hay «nada» qué hacer.
Además vendrá la culpa: podría estar haciendo esto, lo otro, terminar pendientes o subiendo a Instagram fotos de mi increíble, productiva y feliz vida.
Fobia al ocio
El psicólogo español Rafael Santandreu señala que nuestra sociedad padece fobia al ocio y al aburrimiento, por lo que él aboga por volver a gozar el no hacer nada, ya que puede servirnos para desarrollar la creatividad y reflexionar sobre nuestras vidas.
Con ello se abre la posibilidad de recuperar la paciencia o disfrutar la contemplación: observar detenidamente los objetos, el cuerpo, los movimientos de nuestra mascota o la naturaleza que nos rodea.
El arte de no hacer nada
Lo anterior puede sonar de hueva, pero como señala la psicóloga y conferencista Sandi Mann, aburrirte te permite desconectarte de los que estímulos que te bombardean, lo que permite dejar de pensar en asuntos que no son importantes.
Además al no hacer nada buscamos novedad que puede motivarnos a encontrar nuevos hobbies o a realizar nuestras tareas de forma distinta.
Si no tienes planes para este fin de semana, no hay nada malo en ello. No revises la agenda y quédate tirada en la cama, en la hierba o donde sea. Mira dónde estás; quédate quieta y, por lo que más quieras, ¡suelta ese celular!