No soy experta en superhéroes, pero he visto muchas películas del género a lo largo de mi vida, digamos que las suficientes. Del viejo Supermán a las distintas versiones de Batman, pasando por Spiderman en sus diversas presentaciones.
Vi la primera entrega de Iron Man y las otras de Marvel, casi todas, las necesarias para entender de qué va la cosa con los Avengers, los Guardianes de la Galaxia y hasta los Hombres X, que se llaman “hombres” aunque cuenten con mujeres entre sus filas.
Me salté Batman contra Supermán, pero sí vi Mujer Maravilla, cómo no, porque creí que encontraría en ella una representación más equitativa: lástima que mi pronóstico haya fallado. Y entonces llegó Capitana Marvel… ¡Por fin! Capitana Marvel, en dos horas, me dio la reivindicación que había estado buscando durante décadas enteras.
¿Por qué tanta polémica?
Hay que darse cuenta de todos los años que el cine de superhéroes se tardó en entregarnos una historia como la de Carol Danvers, porque ya es 2019 y hasta ahora se hace un poco de justicia.
Tengo un parámetro de intereses fílmicos que no me ha fallado hasta ahora. Cuando comienzo a leer en redes sociales comentarios indignados de cierto grupo de espectadores, a causa de cómo una película representa a las mujeres, me da por sospechar que valdrá la pena verla.
Me refiero a hombres consumidores de cómics o cine de acción, de los que usan la palabra “feminazi” y ostentan una masculinidad típica y frágil. Pasó con Mad Max: Fury Road y con la versión más reciente de Ghostbusters. Tras leer tantas quejas pensé que, si ellos estaban tan molestos, algo interesante tendrían estas historias. Y, en efecto, ambas me dejaron satisfecha.
Lo mismo sucedió esta vez: mi interés por Capitana Marvel fue creciendo conforme leía que algunos fans de los Avengers consideraban ilógico que el destino de Carol fuera derrotar a un villano tan temible como Thanos. Se acusaba a la protagonista de “odiar a los hombres” (¿?) y a la película de “arruinar la franquicia”. ¡Cómo no iba a interesarme!
[Aquí EMPIEZAN LOS SPOILERS. Si prefieres no conocer detalles de la trama, deja de leer ahora.]
Una heroína completa
Carol Danvers (Brie Larson) es una chica que quiere ser pilota aviadora y que desde pequeña se enfrenta con un sinfín de obstáculos por el solo hecho de ser mujer (¿les suena, amigas?).
Estamos ante una personaje que resulta fabulosa porque se sobrepone a esos obstáculos con que todas estamos familiarizadas. Es fuerte y es inteligente, pero también es humana, se equivoca, lidia con sus debilidades.
El poder de Capitana Marvel
Carol obtuvo sus poderes gracias a su mentora, la doctora Wendy Lawson (Annette Bening), pero su principal fortaleza proviene de una tremenda capacidad de levantarse, solucionar problemas, aceptarse y reconocerse.
Carol encuentra la lucidez y la rebeldía necesarias para descubrir que le han mentido, que es ella misma quien debe desenterrar su propia historia, porque tanto su padre como su maestro le han inculcado versiones sesgadas sobre su debilidad y su fuerza.
¿Odia hombres?
Por más que repaso la trama, no capto de dónde viene la idea de que Carol odia a los hombres. Al contrario, establece una amistad entrañable con el joven Nick Fury (Samuel L. Jackson) y es compasiva con Yon-Rogg (Jude Law), quien la dañó profundamente.
Lo cierto es que Carol tiene amigas, mujeres que son parte fundamental de su historia.
En esta película, la relación que se establece entre las mujeres es de complicidad y entendimiento. No hay rivalidades entre Carol y Maria Rambeau (Lashana Lynch), sino conversaciones definitivas y vínculos indisolubles, como los que las mujeres experimentamos en la vida real.
Fue absolutamente refrescante encontrarse con una protagonista que se vuelve más fuerte gracias a las enseñanzas de una maestra, al cariño y la confianza de una amiga que cree en ella y la acompaña en momentos de dificultad o duda.
«No tengo nada que demostrarte»
En la secuencia climática, Yon-Rogg, quien secuestró y entrenó a Carol, la reta a que luche contra él sin usar “sus poderes”, para que le demuestre de qué está hecha.
Entonces ella, ignorando lo que él le exige, le lanza un flamazo espectacular que lo deja tirado, se acerca a él y, mirándolo desde lo alto, le dice: “Yo no tengo nada que demostrarte”.
Él, quien la violentó y engañó, está ahora en el suelo y tiene que dirigir la vista hacia arriba para mirarla a ella. ¡Sea bienvenida la reivindicación!
Tras décadas de representaciones tramposas y arbitrarias de las mujeres en los universos de superhéroes, esta escena sabe a justicia poética.
¿Es una buena película?
Se habla de que Capitana Marvel no respeta el canon de los cómics, de que la historia es “floja” o la personaje “inverosímil”, como si Hulk, Thor y Iron Man fueran versiones contemporáneas pop de Raskolnikov.
Con todo, creo entender de dónde proviene parte del enojo: Capitana Marvel no es una película para ellos, aunque sin duda habrá hombres que la disfruten. Claro que los habrá, porque la historia está bien escrita, funciona a pesar de sus defectos, se sostiene, se recuerda.
Sin embargo, no todos comprenderán las caídas de la personaje, ni temblarán de emoción cada vez que se levanta. Nosotras, en cambio, podemos contar historias similares, sin piruetas en el aire ni trajes que se estilizan por computadora, pero sí con un montón de lastres que hemos aprendido a sobrellevar.
[Aquí TERMINAN LOS SPOILERS. Puedes leer la conclusión sin miedo a que te arruine la trama.]
La heroína que –por fin– hace justicia
Antes de Carol Danvers, el cine de superhéroes había sido para ellos. Las superheroínas que teníamos no podían ni de lejos competir con un ejército de salvadores musculosos, poseedores de profundidad narrativa, con historias efectivas, sagas y demás.
Tras Wonder Woman, el panorama era aún más desalentador: ¿en verdad la única manera de luchar contra el mal era enamorándose, siendo fuerte, sí, pero sobre todas las cosas sexualmente provocativa?
Entonces llegó Capitana Marvel, con su traje poderoso, su melena alborotada y su mirada en llamas. Por primera vez en la historia del cine de superhéroes, tenemos a una heroína que es tan fuerte como ellos, más fuerte que ellos, capaz de protegerlos a ellos.
¡Una heroína que, en la próxima entrega de Avengers, salvará a los fortachones que llevamos diez años viendo en la pantalla grande! Pensemos en esa posibilidad. Pensemos en las niñas. Porque el cine de superhéroes tiene una deuda con ellas, y con Capitana Marvel comenzó a pagarla.