Amix, sabemos que duele tan solo imaginar perder una amistad o una relación sexoafectiva, pero qué pasa cuando las relaciones se viven a partir de un constante miedo al abandono. ¿Habías escuchado hablar del apego ansioso? Acá les contamos qué es.
Somos seres sociales con la necesidad de formar vínculos afectivos, de ahí surgen los apegos. Nuestra forma de generarlos tiene un origen en cómo nuestras necesidades fueron cubiertas en la infancia, según John Bowlby, psicólogo pionero en la teoría del apego.
Y así es como surge el apego ansioso, que «tiene que ver con que el primer vínculo fue enseñado con una persona a la que no era fácil de predecir si iba a estar presente», dice en entrevista la psicóloga Hanna Anda.
Y ojo, cuando hablamos de que esta figura no estuvo presente, la especialista agrega que no se refiere solamente a la presencia física, sino a la sensación de protección apoyo y seguridad.
Las personas que viven con apego ansioso tienden a necesitar constantes afirmaciones o pruebas de que la persona con la que tienen una relación afectiva no las abandonará. Si bien a veces funciona, la realidad es que en muchos casos estas demostraciones pueden no ser suficientes.
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«Necesitamos más pruebas e incluso las pruebas en algún punto se vuelven insuficientes. Entonces, claro, quiere decir que no tiene que ver con la otra persona, con que la otra persona no está dándote la seguridad, sino que es algo con lo que tú no te vas a sentir cómodo hasta que lo logres trabajar», agrega Hannah.
Otro efecto del apego ansioso, aunado al temor constante de ser abandonado, es vivir con un miedo a equivocarse o generar expectativas de uno mismo para «complacer» a la otra persona.
«Ni siquiera es que la otra persona tenga ciertas expectativas sobre nosotros, sino que nosotros las ponemos pensando que si no las cumplimos, entonces ellos se van a ir y entonces nos metemos en un ciclo», agrega la doctora.
¿Cómo cuestionarse el apego ansioso?
Si bien puede ser una situación abrumante y agotadora para las personas involucradas, es algo que se puede hablar y tratar. La mejor forma de hacerlo es con tiempo y terapia.
Los límites y la comunicación serán tus otros acompañantes durante este proceso. Una comunicación en donde se aborde el cómo se maneja la preocupación y el miedo al abandono que la persona puede tener, siempre tomando en cuenta que no buscamos evitar que la otra persona se vaya, sino que si esto sucede sepamos cómo acompañarnos en el proceso.
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«Que quede claro que no es evitar que la persona se vaya, porque si la persona se va, se quiere ir, se va a ir; lo que estamos intentando es que si las personas se van, tú sepas que siempre quedas tú y que siempre vas a poder hacer algo al respecto por ti», dice la psicóloga.
Otro tema, por supuesto, es la responsabilidad afectiva. Independientemente de la relación que tengas (monógama, poliamorosa, de amistad), todas las personas merecen que haya respeto de los acuerdos, validación de los sentimientos, menos culpa y más responsabilidad sobre las emociones propias.
Amic, nunca olvides que eres más que tu ansiedad y que mereces acompañamiento y ayuda.