12 consejos para congelar tus óvulos (de alguien que ya lo hizo)

Si estás pensando congelar tus óvulos, esta guía puede ayudarte a tener una mejor idea de cómo prepararte y qué puedes esperar del proceso.

Texto. Diana Ortega Torres

Hola, soy Diana y quiero ser mamá.

A los 28 años me enteré que mis óvulos tenían la intención de retirarse de sus funciones antes de tiempo. A los 29 decidí tomar cartas en el asunto y comencé a ahorrar para congelar mis óvulos. A los 30, realicé el proceso.

Hay muchas razones por las que podrías decidir congelar tus óvulos: infertilidad (como es mi caso), planeación familiar, condiciones médicas, etc. Si estás considerando dar este gran paso, te comparto los tips que aprendí de mi experiencia.

1. Cuéntale a quien más confianza le tengas

La conversación alrededor de la maternidad y fertilidad suele estar llena de juicios y opiniones. En mi caso, ha sido difícil aceptar que mi cuerpo no está “cumpliendo” una de sus funciones biológicas básicas.

A partir de los 30 la presión y comentarios inoportunos se intensifican: que si el famoso reloj biológico; que te apures si no quieres ser una “mamá vieja”; que dejes de priorizar tu trabajo, etc. Desde tu propia familia hasta una persona extraña en las redes, todos parecen tener algo que decir sobre tu cuerpo y tus decisiones.

Por eso considero que si vas a congelar tus óvulos es importante acompañarte de alguien con un enfoque profesional en la salud mental, como terapeutas que puedan ayudarte a identificar tus emociones, acomodarlas y enfrentar las dificultades del proceso con resiliencia.

2. Acércate a especialistas en fertilidad

Cuando mi ginecóloga de cabecera me realizó una revisión anual, no encontró nada “fuera de lo normal”. No fue hasta que acudí con una especialista en fertilidad que pudieron interpretar mis estudios a detalle y darme un diagnóstico.

La fertilidad es una subespecialización de la rama de la ginecología. Puede que tu médico/a de confianza no tenga las herramientas para detectar si existe o no un problema, por eso te recomiendo platicar con él o ella y pedirle que te recomiende a alguien especialista. Así podrán trabajar de la mano y darte un panorama completo.

3. Acude a una clínica formal

Los procesos de fertilidad son un negocio, así de simple. Por eso es importantísimo que acudas a un lugar donde te sientas segura y respeten tus decisiones.

Yo tuve la fortuna de estar bajo la supervisión de una prima muy querida que es ginecóloga con especialidad en fertilidad, y que me hizo sentir cómoda en todo momento gracias a su honestidad y transparencia. Recuerda, la objetividad no está peleada con el buen trato.

Otro aspecto esencial es que sepan respetar tus límites. En mi caso, tengo claro que por cuestiones económicas y de autocuidado no me sometería a este proceso más de dos veces. Si explicas tus condiciones en la clínica y aún así intentan forzarte a cambiar tu decisión, mejor cambia de clínica.

Por último, asegúrate de que la clínica a la que acudas cuente con un registro ante la Secretaría de Salud. Una búsqueda rápida en Google puede ahorrarte mucho dinero y dolores de cabeza.

4. Comienza a ahorrar AHORA

Hablemos de dinero. En México los procesos de fertilidad no están cubiertos por pólizas de gastos médicos, aunque existen empresas que sí incluyen la preservación de óvulos dentro de sus paquetes de prestaciones.

En cuanto a precios, estos pueden variar de acuerdo a cada clínica de fertilidad, pero es sin duda MUY costoso (mi factura salió alrededor de los 75 mil pesos*). Además de la intervención para retirar los óvulos (que se hace bajo sedación), también hay que realizar estudios de laboratorio, pagar consultas, medicamentos inyectables y vitaminas.

Entre más pronto comiences ahorrar, mejor.

*IMPORTANTE: Este precio incluyó medicamentos, consultas y extracción de los óvulos. Sin embargo, la cantidad de medicamento que puedes requerir varía y los precios de consultas y extracción dependen de cada clínica. La cifra es solo un estimado basado en mi propia experiencia.

5. Dedícale unas vacaciones o pide permiso en tu trabajo

El proceso de preparación previo a la extracción de los óvulos no es doloroso, pero sí es molesto. Tu cuerpo está siendo estimulado para madurar la mayor cantidad de óvulos posibles, lo que puede provocar malestares como náuseas, migraña, mareo, cansancio e inflamación.

Además, las inyecciones (sí, inyecciones, te explicaré más en e punto 7) son súper celosas, ya que tienes que aplicarlas EXACTAMENTE a la hora que te lo indiquen para que hagan efecto. De ser posible, reserva una semana entera para ello y pide trabajar desde casa.

6. Prepárate para la inflamación

Si eres amante de los jeans, ve despidiéndote de ellos por unos días. Al final del tratamiento y después de la extracción es MUY probable que estés inflamada. No te preocupes, eventualmente pasará, pero mientras te sugiero optar por vestidos, leggings y ropa holgada.

7. Hay inyecciones. Muchas inyecciones.

No hay forma de escapar de este punto. Las inyecciones son esenciales para estimular tus ovarios y no se pueden reemplazar por medicamentos orales. Afortunadamente, se aplican con una jeringa de insulina que facilita el proceso. ¿Duelen? Yo me las puse solita y la verdad no me dolieron nada, pero si tú no puedes ni ver la jeringa ve buscando con anticipación un plan b para aplicarlas.

8. Previo a la extracción, sigue las instrucciones al pie de la letra

Como una fruta, tus óvulos también pueden madurar de más y ya no estar disponibles para extracción. Acude al procedimiento el día que el personal médico te lo señale y asegúrate de seguir sus recomendaciones previas al pie de la letra, ya que un error puede retrasar el proceso.

9. El día de la extracción, pídele a alguien que te acompañe

La extracción de los óvulos es un proceso ambulatorio que se realiza bajo anestesia. Sin embargo, no estarás en condiciones de conducir inmediatamente después.

Pídele a tu pareja, amigue o familiar que te acompañe, así podrás disfrutar con calma la deliciosa relajación post anestesia.

10. Hablando de parejas…

Siendo brutalmente honesta, mi experiencia es que el proceso de congelación de óvulos está diseñado para transitarse en pareja: desde los asientos de dos en dos en los consultorios, los espacios para firma en los formatos, las preguntas de los médicos, etc.

Independientemente de las causas de este fenómeno, si tú, como yo, decides llevar a cabo el proceso sola y llegas a sentir apachurrado el corazón más de una vez, recuerda lo valiente que eres al hacer algo tan importante para ti y tu futuro.

11. Si tienes dudas … ¡pregunta sin pena!

Para poder tomar las mejores decisiones y conocer a fondo el proceso que estás realizando, es importante que comprendas la información que los médicos te comparten. Pregúntales sobre el medicamento que te recetaron, cuántos óvulos retiraron, cómo está tu reserva ovárica con respecto a tu edad, etc. Tu yo del futuro te lo agradecerá.

12. Reflexiona: ¿qué es la maternidad para ti?

En mi caso, preservar mis óvulos me será de gran ayuda para aumentar las posibilidades de ser mamá biológica ante un diagnóstico de problemas de fertilidad. Sin embargo, por muy duro que parezca, no hay garantía absoluta.

Antes y después de este proceso, me tocó hacerme preguntas muy difíciles: ¿hasta dónde estoy dispuesta a llegar para ser mamá? ¿qué valor tiene para mí una relación biológica? ¿puedo y quiero maternar sola o en pareja?

Sin duda, tomar la decisión de congelar tus óvulos es un momento clave para reflexionar, planear y conocerte. Hazlo desde el amor propio y felicítate por haber tomado esta gran decisión. Personalmente, yo estoy muy orgullosa de ti.

Recomendado

Maternar en la enfermedad: una historia de fuerza y resiliencia

Soy Paloma. Mujer, madre, hija, hermana, amiga, empleada, ama...

¿Me impediría mi condición mental ser buena madre?

“¿Me impediría mi condición mental ser buena madre?” Esa...

Recomendado

“No me gusta que me digan guerrera”

Cada vez más mujeres con cáncer de mama piden...

Más militares, ¿más seguridad?

Fernanda Torres1 y Ximena Said Chávez2, Intersecta En febrero de...

Trabajo del hogar: el trabajo que sostiene todos los trabajos

Las trabajadoras mayas y su lucha por dignidad laboral Por...

Maternar en la enfermedad: una historia de fuerza y resiliencia

Soy Paloma. Mujer, madre, hija, hermana, amiga, empleada, ama...

Lo que aprendí tras convertirme en viuda y madre soltera a los 23 años

Texto por Martina Bueno Nunca olvidaré esa mañana. Salí de...
Salir de la versión móvil