La adolescencia es un caos. Entre que estás descubriendo quién eres y qué quieres hacer con tu vida y buscas sobrevivir a las dinámicas sociales, es un periodo demencial que dura un instante (que se siente una eternidad) y que se lleva mejor con tus mejores amigas. Eso es lo que refleja Booksmart, que se estrenó el 16 de agosto.
Aunque los medios de entretenimiento reflejan y pretenden retratar la adolescencia de la mejor forma posible, son pocas las series y películas que se enfocan en las dinámicas y desarrollo de amistades femeninas sin caer en estereotipos gastados.
En un contexto donde se demanda mayor representación de historias en cine y televisión, en los últimos 3 años el cine estadounidense nos ha dado dos grandes filmes sobre la adolescencia femenina, que coinciden en ser óperas primas de directoras prometedoras que comenzaron su carrera como actrices y guionistas.
Las predecesoras de Booksmart
Lady Bird (2017), de Greta Gerwig, fue la que abrió la conversación sobre el reconocimiento cultural y crítico de las historias centradas en mujeres adolescentes (blancas, porque ya existen filmes con una historia y estructura similar con personajes latinas o negras y no obtuvieron ni la mitad del prestigio de Lady Bird). Al año siguiente, Blockers (2018), de Kay Cannon, probó que se podía hacer una comedia inteligente sobre mujeres adolescentes (y sus papás) sex positive.
Booksmart sigue esta tendencia: es una comedia estadounidense centrada en mujeres adolescentes, escrita y dirigida por mujeres, y la directora, Olivia Wilde, es una conocida actriz y activista feminista. Aunque podría parecer otra «historia blanca», es la primera de esta ola protagonizada por una mujer judía y la primera en tener a una mujer abiertamente lesbiana como personaje principal.
Parte del hype es que su guion original, realizado en 2009 por Emily Halpern y Sarah Haskins, fue considerado por The Black List como uno de los mejores guiones sin producción. Con el paso del tiempo y con el trabajo adicional de Susanna Fogel y Katie Silberman, se fue perfeccionando y mejorando para incluir una secuencia animada y tintes feministas más fuertes.
Además, la película incluye muchas referencias a otras comedias clásicas, como The Breakfast Club, Fast Times at Ridgemont High y The Big Lebowski. La historia y su desarrollo hicieron click con las audiencias estadounidenses, tanto adolescentes como adultas, obteniendo adoración crítica y una muy buena recepción en taquilla.
La historia y por qué la amamos
Titulada al español como La noche de las nerds (¿¿¿???), la película presenta a Amy y Molly (Kaitlyn Dever y Beanie Feldstein), dos mejores amigas que dedicaron toda la preparatoria a ser las mejores estudiantes, académicamente, para acceder a un mejor futuro.
La noche antes de la graduación, se dan cuenta que debieron haber disfrutado más de esa etapa, por lo que deciden sacarle todo el provecho posible a su última noche.
El guion desarrolla y le da profundidad tanto a la relación de Amy y Molly como a la gran mayoría de los personajes secundarios, como la caótica Gigi (Billie Lourd), la “cool girl” Triple A (Molly Gordon), el tipo rico (Skyler Gisondo), y el popular Nick (Mason Gooding).
Booksmart toma los arquetipos clásicos de personajes adolescentes y revela que son mucho más complejos de lo que aparentan.
Aunque todos los personajes son inolvidables, la película se vendría abajo sin Dever y Feldstein, quienes tienen una gran química entre ellas, esencial para hacernos creer que sí son las mejores amigas protagonistas, y aportan realismo, sinceridad y gran humor a la ejecución de sus personajes.
En ellas vi reflejada a la yo de hace 10 años: vi el dinamismo, cariño y lealtad que tenía con mi mejor amiga de la prepa, así como mis propias inseguridades y el enfoque feminista feroz que tenía.
La música, las modas y los temas sociales evolucionan con el paso del tiempo, pero la esencia es la misma: nos apoyamos en una (o más) mejor(es) amiga(s) para sobrevivir, mientras descubrimos distintas facetas de nosotras mismas y de las demás.