¿Qué es el aborto? La respuesta depende de diversos factores. Una combinación de religión malinterpretada, ignorancia y machismo dirá que es un asesinato y un pecado.
Para países como Nicaragua, República Dominicana y Honduras es un crimen que amerita hasta 30 años de cárcel y es negado aunque la salud de la madre y su vida estén en peligro.
Por el otro lado, en más de 54 países, que incluyen a Canadá, Noruega, Francia, Alemania y Bélgica, el aborto es una decisión; un derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y la maternidad.
El aborto en México
De acuerdo con el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), en México el aborto es un tema de regulación local: cada entidad federativa establece si el aborto es delito o no y qué procedimientos debe seguir una mujer para solicitarlo.
De hecho, únicamente en la Ciudad de México es posible que las mujeres aborten por voluntad propia, mientras que otros Estados solo lo permiten en casos de violación o cuando peligra la vida de la mujer.
El informe “Aborto legal y seguro” de GIRE también señala que el acceso efectivo de las mujeres al aborto “es bastante precario o nulo, lo cual evidencia una gran brecha entre la ley y el ejercicio efectivo de este derecho”.
Por lo tanto, el acceso al aborto está sujeto al lugar de residencia de la mujer, además de su estatus socioeconómico.
La penalización no evita el aborto
Lo cierto es que, aunque sea penalizado, el aborto sigue ocurriendo.
No existe una cifra exacta u oficial, ya que muchos abortos ocurren en la clandestinidad, pero un estudio del Instituto Guttmacher estima que 54% del total de embarazos no planeados en el país se resuelve mediante un aborto inducido, a pesar de las restricciones legales en 31 de las 32 entidades.
Asimismo, se estima que más de un tercio (36%) de las mujeres que tienen abortos inducidos presentan complicaciones que requieren atención médica y, en el caso de las “mujeres rurales pobres”, alcanza hasta el 45%.
Hora de quitar estigmas
En México, la lucha es larga, principalmente contra la desinformación, el machismo y los sectores religiosos y de ultraderecha.
Los prejuicios siguen permeando, incluso en países en los que se creía que la interrupción legal del embarazo ya no era motivo de controversia.
Hace algunos días en Alabama se estableció la ley más restrictiva de Estados Unidos (donde el aborto es legal desde 1970), la cual prohíbe prácticamente todo tipo de interrupciones voluntarias del embarazo, incluso en casos de violación o incesto. Únicamente se permitirán para salvar la vida de la madre y se castigará con hasta 99 años de cárcel a los médicos que violen la ley.
#YouKnowMe
Ante dicha ley, la respuesta de los sectores que luchan por los derechos de la mujer fue inmediata. Desde manifestaciones donde mujeres iban vestidas como en «El cuento de la criada» hasta la creación del hashtag #YouKnowMe, impulsado por la actriz y presentadora de televisión Busy Philipps, quien durante su programa habló abiertamente sobre su experiencia de aborto y alentó a otras mujeres a hacer lo mismo.
«La estadística es que una de cada cuatro mujeres tendrá un aborto antes de cumplir 45 años. Esa estadística a veces sorprende a la gente, porque piensan ‘yo no conozco a ninguna mujer que haya tenido un aborto’. Bueno, pues me conocen a mí. Yo tuve un aborto cuando tenía 15 años y les cuento esto porque estoy genuinamente asustada por las mujeres y niñas de este país», mencionó.
La respuesta al hashtag #YouKnowMe ha sido impresionante e incluye el apoyo de personajes como Amber Tamblyn, Minka Kelly y Jameela Jamil, así como a mujeres de diversos rangos de edad, raza y ocupación, lo que nos muestra la importancia de hablar sobre el tema e ir derrumbando los prejuicios al respecto.
Muy probablemente –e incluso sin saberlo– todas conocemos a alguien que ha interrumpido un embarazo. Son mujeres que conocemos en nuestro día a día, o con las que tenemos vínculos estrechos, incluso podemos ser nosotras mismas.
Las cifras en México y lo que está ocurriendo en Alabama son un recordatorio de que el aborto ocurre, lo penalicemos o no, y que los derechos no deben estar sujetos a la moral, ni al afán de control que ha regido el cuerpo femenino en más de una ocasión.