Violencia obstétrica y gordofobia: embarazarse en un cuerpo gordo

Cientos de mujeres y personas con capacidad de gestar han vivido casos de violencia obstétrica. Amix, nos urge hablar de ésta cuando es atravesada por la gordofobia.


*Andy Azueta colaboró en la elaboración de este texto.

Cuando Gabilú le dijo a su ginecóloga que estaba embarazada, la respuesta que recibió fue totalmente contraria a la felicitación o muestra de alegría que esperaba: una serie de emojis de susto.

Por años, Gabilú Mireles —coach de vida y activista de justicia corporal— había intentado bajar de peso para poder embarazarse sin el «alto riesgo« que representaba su cuerpo gordo, según su ginecóloga de ese entonces.

Ni cuando llegó a pesar 75-80 kilos fue suficiente. La doctora le insistía que tenía que bajar 10 kilos más. Antes de su embarazo, incluso le llegó a condicionar el retiro de su dispositivo anticonceptivo y darle más tiempo para bajar de peso.

Esa insistencia, la recomendación de un bariatra y de una nutrióloga «muy estricta» causaron el efecto contrario, la ansiedad llegó y comenzó a subir de peso nuevamente.

«En mi mente estaba ese miedo de sentir que cada vez me alejaba más de la posibilidad de ser mamá, según mi ginecóloga. Pensaba: ‘estoy subiendo de peso y esta doctora ha sido muy clara durante varios años que yo tengo que bajar de peso (para poder embarazarme)’», dice Gabilú en entrevista telefónica.

Lo que Gabilú vivió es una experiencia de violencia obstétrica atravesada por la gordofobia. Algo que cientos de mujeres y personas con capacidad de gestar viven cuando tienen cuerpos grandes o «fuera de la norma».

¿Qué es la violencia obstétrica?

«La violencia obstétrica es una forma específica de violencia contra las mujeres y otras personas con capacidad de gestar (…) Consiste en cualquier acción u omisión por parte del personal del Sistema Nacional de Salud que cause un daño físico o psicológico durante el embarazo, parto y puerperio», de acuerdo con Gire.

Los actos de violencia obstétrica pueden ser tanto físicos como psicológicos y emocionales. Por ejemplo, cesáreas forzadas o sin justificación médica, la esterilización no consentida o forzada, actos discriminatorios, lenguaje ofensivo, humillante o sarcástico, falta de información oportuna y trato deshumanizado que enfrentan, en su mayoría, mujeres empobrecidas, racializadas, con discapacidad y migrantes.

Entre 2011 y 2016, el 33.4% de las mujeres de 15 a 49 años que tuvieron un parto, sufrió algún tipo de maltrato por parte del personal que las atendió, de acuerdo con Inegi. Sin embargo, las cifras que tiene el gobierno de México no permiten dimensionar la violencia obstétrica en el contexto de personas de cuerpos gordos.

Violencia obstétrica contra personas gordas

A mediados de agosto pasado, la nutrióloga incluyente y especialista en alimentación intuitiva, Raquel Lobatón, publicó en su cuenta de Instagram una serie de testimonios sobre casos de violencia obstétrica y gordofobia. Con su autorización, reproducimos algunos.

«Tuve un embarazo siendo una mujer con sobrepeso. Cuando llegó el día de la cesárea, yo tenía mucho miedo por la anestesia. Cuando llegó el anestesiólogo a la mesa de operaciones, gritó: ‘¿por qué no me dijeron que en vez de atender a una mujer iba a atender a una vaca?’ Aún lo recuerdo y me pongo mal»

«Cada que entraba a consulta, lo primero —antes de ver siquiera un ultrasonido o estudio sanguíneo— era decir que con mi peso estaba haciendo daño al bebé, que podía tener diabetes, hipertensión».

«En mi primer ultrasonido de las 12 semanas, el doctor dijo que (el feto) no se veía por tantas capas de grasa».

«Fui a control prenatal y lo primero que me dijo el ginecólogo fue ‘como que estás comiendo de más, ¿no?’ Porque subí 1.5 kilogramos en las últimas seis semanas. Me dijo que debía ir con urgencia a una nutrióloga para que me hiciera una dieta hipocalórica para controlar mi peso (…) si continuaba así, me iba a dar diabetes o preeclampsia».

La violencia que sufren en los consultorios las mujeres y personas gestantes gordas son manifestaciones de la gordofobia en la práctica médica. En 2016, por ejemplo, un reportaje del diario estadounidense The New York Times documentó cómo las personas gordas reciben peor atención médica.

Por un lado, hay aparatos -como tomógrafos o básculas- que no están hechos para personas que rebasan cierto peso; pero también los prejuicios de la mayoría de médicos que, a veces sin escuchar a los pacientes, atribuyen todo al peso al hacer sus diagnósticos.

Un artículo publicado en la revista científica Nature en 2001 recabó la opinión de 122 médicos acerca de los pacientes gordos. Además de que la mayoría los consideró molestos, resultó que si bien pedían más estudios a los pacientes de cuerpos grandes, también pasaban menos tiempo con ellos en el consultorio.

Además de esto, paradójicamente, la hipervigilancia, discriminación y estigmas en contra de las personas gordas les causa efectos negativos relacionados con el estrés que, a su vez, derivan en padecimientos comúnmente asociados con la obesidad, de acuerdo con un texto publicado por Louise Metz, especialista en medicina interna.

«Correlación no es causalidad»

Para Raquel Lobatón, «bajo el argumento bastante cuestionable de que el peso es un indicador de salud, se justifica la violencia en todas las áreas de los servicios de salud. Se justifica disfrazada de preocupación por la salud o disfrazada de ‘lo hago por tu bien’».

Y es que si bien existen riesgos médicos comúnmente relacionados con los cuerpos de mayor peso, como diabetes gestacional, hipertensión o preeclampsia, «eso no quiere decir que a todas las mujeres gordas les va a pasar, simplemente habla de que tienen mayor riesgo. Y en ciencia algo bien importante es ‘asociación/correlación no es causalidad’ (…) eso no quiere decir que sea el peso lo que causó esta complicación», agrega.

La ginecobstetra, Yoalli Palma, reconoció que la literatura médica describe esos riesgos, sin embargo, dijo que los casos deben individualizarse con la historia médica de cada paciente.

Y agrega: «nuestra obligación (del personal médico) es transmitir la información de la manera más amigable, humana y empática posible (…) si le dices a una paciente ‘baja de peso para que te puedas embarazar’, entonces obligas a una persona a tomar decisiones que pueden empeorar su vida, como un trastorno alimentario».

Y es que, aún existiendo esta asociación, nada justifica avergonzar o culpar a una persona por su peso. Y Raquel pone un ejemplo para ilustrarlo: «siempre hago la comparación con la piel blanca. Las personas de piel blanca tenemos más riesgos de cáncer de piel. No podemos cambiar nuestro color de piel. ¿Y qué haces? Pues tienes mayores cuidados, lo mismo con una persona de cuerpo grande, hay que vigilar más de cerca, pero hasta ahí».

Además de los prejuicios, también resulta urgente que las médicas y médicos estén capacitados para atender a personas de todo tipo de cuerpo y no solo a quienes cumplen con el estándar.

Yoalli explica que para muchos médicos puede tener mayor dificultad hacer procedimientos con personas de cuerpos grandes, «pero tú, como profesional de salud, tienes que estar capacitado para hacerlo (…) Yo siempre les digo: ‘si no tienes la capacidad de ver y trabajar con todo tipo de cuerpos, no tienes nada que hacer aquí’».

En su práctica clínica, la nutrióloga Lorena Torres dice que ha encontrado salud y enfermedad en cuerpos delgados y gordos, «el tamaño del cuerpo no determina la salud de la persona».

«El sesgo viene de la gordofobia que es la discriminación al pensar o decir ‘si te veo delgada ni siquiera te mando a hacer los análisis que deberían realizarse por protocolo y, en cambio, si te veo gorda, aunque en general me compartas que te sientes bien y tus resultados clínicos salgan en rangos adecuados,te sugiero u obligo a bajar de peso para seguir atendiéndote », explica.

Y aclar que la gordura no es una patología. «Ojalá pronto, tanto personas como profesionales de la salud, demos el mismo trato a todos sin importar el tamaño de su cuerpo».

Y además, el embarazo no es una etapa para bajar de peso. «Si de por sí el bajar de peso por bajar de peso no es opción, en el embarazo menos pues aumentan los requerimientos, especialmente de proteínas», agrega la especialista en hipotiroidismo.

Alternativas de partos humanizados, ¿cómo detectar violencia obstétrica atravesada por la gordofobia

Ante la presión de su ginecóloga por bajar de peso para poder embarazarse porque «si no todo podía salir muy mal», Gabilú vivía en constante angustia y ansiedad. El punto de quiebre, además de su negación para quitarle el dispositivo anticonceptivo, fue su respuesta cuando ella le comunicó por WhatsApp que estaba embarazada.

La reacción de la médico fue un emoji de susto. Fue en ese momento en el que Gabilu decidió dejar a la especialista que la violentó durante tres años con sus mensajes de culpa y miedo sobre el peso. «Tengo el privilegio de poder elegir porque no todos lo tienen, hay quienes tienen que ir a un hospital público y aún así todes tenemos el derecho de exigir un mejor médico».

Al cambiar de ginecóloga, Gabilú comprendió que los riesgos de complicaciones pueden ocurrir también en cuerpos delgados y que no hay un solo riesgo únicamente asociado al peso de una persona.

Cuenta que, durante su embarazo, para sortear la culpa que socialmente trae el vivir en un cuerpo gordo, constantemente se preguntaba «¿esto podría pasarle a una persona delgada? Sí, okay, entonces no es mi culpa».

Regina Molina Villaseñor, asesora de lactancia materna y doula de parto certificada, dijo a Malvestida que el único reto adicional que ha encontrado al trabajar con mujeres o personas gestantes de cuerpos gordos es «cambiarles el chip» acerca de los riesgos de parir en un cuerpo grande.

Para Regina, quien acompaña desde el embarazo y hasta la lactancia, todas las personas deben saber que tienen derecho recibir un trato digno y a hacer todas las preguntas que necesiten.

Ella da cursos de preparación integral de nacimientos, es decir, apoya en la preparación física, emocional y teórica de las mujeres y personas gestantes. Les brinda desde ejercicios para tener un parto pleno hasta qué llevar en la maleta del hospital, los cuidados básicos del recién nacido y más.

Con base en sus consejos, los de Yoalli Palma, Lorena Torres y Raquel Lobatón, esta es una pequeña guía para detectar especialistas médicos gordofóbicos.

  • Preguntar: ‘¿oye, y tú relacionas el peso con salud?, ¿si me vieras en la calle, dirías que tengo un problema médico por mi apariencia?
  • Si solo habla de tu peso, byeee.
  • Si te condiciona embarazarte con bajar de peso, hasta nunca.
  • ‘¿Cuál es tu porcentaje de cesáreas y partos vaginales?, ¿cuáles son las principales causas?’ Saber esto es esencial para que decidas continuar o no con el especialista en cuestión.
  • Si el especialista no tiene mobiliario en el que te sientas cómoda, no es ahí. Por ejemplo, sillas para personas de cuerpos grandes.
  • Si es posible, tomar un curso para el nacimiento como acompañamiento para enfrentar los miedos, dudas y estigmas.
  • Si es posible, te el acompañamiento de una doula

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