Te decimos qué es la gestión menstrual, por qué se habla de ella el 28 de mayo y las leyes que se están impulsando en México.
El 28 de mayo se conmemora el Día de la Higiene Menstrual, una fecha elegida porque mayo es el quinto mes del año, y la menstruación dura en promedio 5 días cada mes, además de que los ciclos son de generalmente 28 días.
El día se conmemoró por primera vez en 2013, como iniciativa de la organización alemana WASH United, pero ahora ya es una fecha internacional, que es avalada por la ONU como un momento para hablar de educación, estigmas, acceso a agua e insumos y otros temas clave alrededor de la sangre menstrual.
¿Higiene menstrual o gestión menstrual?
Por eso, aunque en el nombre lleve la palabra higiene, realmente estamos hablando de gestión menstrual, como señala la organización mexicana Menstruación Digna:
“Consideramos que la menstruación debe ser entendida como un proceso amplio, no únicamente relacionado con la salud. La gestión hace referencia a las cuestiones estructurales, sociales, culturales, psicológicas, entre otras, que implica la menstruación”.
La higiene se refiere a la limpieza, mientras que la gestión no asume que la sangre es sucia y habla de cómo manejamos o vivimos con esa sangre desde diferentes aspectos. Y justo ahí es donde entran las políticas públicas, creencias sociales, etc.
Por su parte, en el trabajo académico “La menstruación como política pública: Un estudio exploratorio de proyectos legislativos sobre gestión menstrual en Argentina”, las autoras Ludmila Azcue y Luciana Patiño Aráoz definen a la gestión menstrual como “las tecnologías desarrolladas para dar sentido a los modos sociales de menstruar, vivenciar, pensar, sentir y hablar de la menstruación”.
Dentro de los productos de gestión menstrual están, claro, las toallas desechables, las de tela, los tampones, las copas, la ropa interior absorbente, etc. Y también los medicamentos analgésicos, los tratamientos hormonales para regular el ciclo, etc.
No solo son los productos…
Este término también toma en cuenta que los productos que se usan necesitan de otras condiciones: desde la educación sobre el cuerpo para saber que un tampón o una copa no te “quitan la virginidad”, hasta el acceso a agua limpia para lavarnos al cambiar el producto que se utilice o un lugar para desechar la sangre. Y, claro, está la parte más social y psicológica de que las mujeres y las niñas no se sientan inseguras o avergonzadas en los días en los que sangran.
Gestionar la menstruación tiene muchas aristas y va más allá de un pasillo de supermercado lleno de toallas y tampones de diferentes tamaños.
Menstruación Digna
México no es el único país que ha luchado por la menstruación digna en forma de leyes y políticas públicas que tomen en cuenta todo el contexto en el que menstruamos. En Argentina también se usa este término para impulsar leyes y en Colombia ya se eliminó el IVA a tampones y toallas desechables, pero no a copas.
En nuestro país, Michoacán aprobó en marzo una ley que garantiza que las niñas y otras personas que menstrúan tendrán acceso, en sus centros escolares, a toallas, tampones, copas y otros productos.
A nivel federal, ya se discutió la Ley de Menstruación Digna en la Cámara de Diputados pero falta que se apruebe en la de Senadores. Además de la gratuidad para estudiantes y otros grupos vulnerables, busca educación, tasa 0 de impuestos a productos de gestión menstrual y la generación de datos para saber más sobre el tema. Aquí puedes leer más sobre las propuestas de la organización Menstruación Digna.