Puede parecer que la astrología y el feminismo son dos temas paralelos que no se tocan, pero la verdad es que desde hace milenios están más unidos de lo que crees.
Por: América Z. Cabiedes
Últimamente he notado que hay dos temas que aparecen una y otra vez en mis conversaciones en línea: el feminismo y la astrología.
Parecen ser más paralelos que relacionados, pero la verdad es que tienen la posibilidad de unirse de forma poderosa, y de hecho tienen una larga historia juntos.
A ver, pensando en las primeras astrólogas, en Babilonia, lo primero que grita: “oye, esto me suena a feminismo”, es que en sus orígenes la astrología la practicaban mujeres, quienes eran parte de la estructura de poder político y social de este imperio.
Las mujeres babilónicas estudiaban y practicaban la astrología como una herramienta de conocimiento espiritual y político, mediante la cual se preveían sucesos y ambientes emocionales que, como hoy, afectan las decisiones que tomamos o los efectos que ciertas acciones que impulsamos causan.
Ajá, desde sus inicios la astrología ha tenido tres aristas de interpretación: lo individual, lo colectivo y lo celestial. Y esta práctica ha sido históricamente un tema de curiosidad, de exploración de la relación del ser humano con su medio.
Lo “femenino” y lo “masculino”
Y entonces, ¿qué pasó? Bueno, Jean Shinoda Bolen nos cuenta en su libro Las diosas de cada mujer, que cuando la astrología llegó a Grecia, una sociedad patriarcal, las cosas cambiaron.
Los arquetipos (es decir los atributos y significados que se atribuyen a los cuerpos celestes en la astrología), se volvieron patriarcales. Todas las diosas, salvo Afrodita, Artemisa y Atenea, fueron confinadas a las actividades que tienen que ver con lo doméstico.
Y así siguió todo durante la Edad Media. Más tarde, en el siglo pasado, la corriente new age y el neopaganismo, retomaron casi al pie de la letra estas significaciones arquetípicas patriarcales.
Pero en estos tiempos de conectar y de cuestionarnos, la astrología está cambiando de nuevo y dejando atrás la dicotomía entre lo femenino y lo masculino.
Por eso podemos reivindicar los atributos designados como “femeninos”para reconectarnos de manera sana con nuestros cuerpos, ciclos, espíritus y capacidades cognitivas.
Una herramienta poderosa
Hoy en día, la astrología como sistema de valores rescata aspectos que están presentes en la vida de todos los sujetos como campos en los que podemos desarrollar nuestro potencial para vivir de una vida más plena.
Además, la astrología humanista reconoce a los individuos como agentes de cambio, dueñas y dueños de su destino y potenciales, catalizadores para grandes transformaciones en los sistemas sociales humanos.
Es parte de una revisión exhaustiva para adaptarse a las nuevas necesidades de la sociedad, como promover la igualdad de género y aprender a hacernos responsables de nuestras emociones con miras a llevar una vida más ética, libre del ejercicio de violencia. Ajá, hasta prevención del delito podemos atribuirle a la astrología.
Hay que resaltar que todo esto es posible porque la astrología humanista no intenta darte predicciones sobre tu vida de acuerdo con un libreto escrito en forma de destino.
Es una herramienta para prever climas emocionales, individuales, colectivos y celestiales, en los que cada persona tiene una responsabilidad y un poder.
Así que la historia y el desarrollo actual de la astrología nos dicen que puede ser una herramienta útil para muchas áreas, entre ellas el feminismo.