Tanto en su trabajo como jazzista como en la vida, Melanie Charles es una mujer auténtica. Platicamos con ella sobre sus influencias y sus procesos.
Sí, jazz. Pero también ópera, soul y sonidos haitianos. Y sí, su voz, pero también la flauta. Ah, y claro que cantaba en un coro cristiano, pero ahora le interesan el budismo y el vudú. Melanie Charles es una mujer con muchas facetas.
La artista neoyorkina de raíces haitianas estuvo en CDMX y tuvimos la oportunidad de platicar con ella acerca de su carrera y sus intereses.
Entrevista con Melanie Charles
¿Siempre te has sentido cómoda transitando entre todos los géneros que abordas?, ¿en tu carrera te han tratado de encasillar?
Cuando era niña estaba en el coro de la iglesia y mi director me dijo “tienes que elegir una, no puedes hacerlo todo” y lo ignoré porque me pareció que estaba siendo muy pesado.
Me hace feliz que algo en mí me dijo que debía explorar todas mis facetas. ¿Cómo podría elegir solo una? Para mí simplemente no tiene sentido, y mamá siempre me apoyó y me alentó a ser yo misma en todo lo que hago.
Aunque sí tuve momentos en los que, si iba a tocar en un club de jazz, pensaba “oh, van a esperar que cante de cierta manera”. Pero con el tiempo, al sentirme con más confianza como humana, también tengo más confianza en la manera en la que me expreso.
Así que esa libertad ha sido algo que ha crecido y creo que siempre será un camino, así como para todas las personas es un camino sentirse bien en todas sus facetas.
Eres budista, ¿influye esto en tu trabajo artístico?
Es una influencia en todo, es algo holístico. Como estoy tan comprometida con mi arte, todo se trata de hacer lo que puedo por ser lo mejor que puedo ser. El budismo ha sido una herramienta para centrarme, para lidiar con el estrés de la industria.
Cuando acababa de empezar, cantaba mantras todos los días y era una manera rápida e intensa de alinearme. Ahora, la manera en la que lo uso es… digamos, medicinal. Ya no canto todos los días, pero si pienso “bueno, hoy tengo un trabajo muy importante”, lo hago.
Por ejemplo, el año pasado, que toqué en SNL [Melanie acompañó a SZA en su presentación en el legendario programa Saturday Night Live] estaba muuuuy nerviosa porque es en vivo y literalmente estaba repitiendo mantras mientras hacían el conteo “…4, 3, 2, 1”. Así que sí es una herramienta para ser la artista que quiero ser.
También tienes interés en el vudú, una práctica haitiana, ¿cómo fue tu acercamiento?
El vudú es un concepto muy controversial, se asocia con oscuridad. Yo fui criada como cristiana bautista y mi abuela era católica, no fue parte de mi vida siempre. Pero definitivamente es parte de la cultura haitiana y como una artista haitiana, siento que debo tener conocimiento de esta parte de mi identidad.
Hay ciertas cosas sobre la manera en la que me muevo en el mundo, como por ejemplo que nunca me siento en peligro cuando viajo, siempre me siento bien y cómoda. Cuando fui a Haití y empecé a hablar con líderes espirituales me dijeron que de hecho tengo una protección divina de mis ancestros. Y creo que es algo muy importante saber esto y explorarlo de manera respetuosa.
Hay que honrarlo, esto no es un juego, tiene mucho poder. Así que trato de respetarlo pero también quiero entenderlo y todo esto me nutre como persona y artista.
Hablando de cómo te sientes en el mundo… ¿cómo te sientes en el escenario?, ¿tienes un personaje, se te hace fácil o difícil pararte frente al público?
En este punto, como he hecho tantos shows, desde grandes escenarios hasta en una sala o un club de jazz lleno de gente… o sin gente, no es difícil.
O sea, no me mal entiendas, claro que siento un poco de nervios, pero los uso para impulsarme. No tengo un personaje en escena, me gusta caminar directo de la audiencia hacia al micrófono. Para mí todo es lo mismo, todo soy yo, creo mucho en la autenticidad.
Puedes conocer más de la música de Melanie en su perfil en Spotify.