Bailar para ser tú misma: lecciones de libertad y autenticidad de 3 bailarinas  

Platicamos con Marla Ávila, Sofy Polo y Susana Basañez quienes nos comparten cómo a través del baile, el movimiento y la música han encontrado su autenticidad y con ello demuestran que «la vida no es un deporte para espectadores». 

Aunque a veces imperceptible, el movimiento es algo natural en el universo, nunca nada se detiene. Marla Ávila, Sofy Polo y Susana Basañez tampoco. Aunque en diferentes momentos de su vida y con ritmos diversos, las tres cuentan cómo a través del baile y mover su cuerpo han encontrado caminos para encontrarse y comunicarse desde la autenticidad, la libertad y el compromiso con ellas mismas. 

Y es que el baile es tan antiguo como la civilización misma. Es una forma de goce, de fiesta y diversión pero también parte esencial de algunos ritos y costumbres de diversas comunidades. 

Para Marla, Sofy y Susana el baile es parte de su vida misma, una pasión que las ha llevado a explorar el movimiento, inspiración y su autenticidad. Hablamos con ellas a propósito de la nueva campaña de Reebok «Life is Not a Spectator Sport» (La vida no es un deporte para espectadores) y esto fue lo que nos contaron desde sus corazoncitos. 

Bailarinas y la libertad de moverse 

Sofy, quien se define así misma como creadora en movimiento, cuenta que el baile ha sido esencial en su cultura familiar. «Identifiqué desde muy pequeña a la pista de baile como un lugar en donde podía sentir mi cuerpo libre, juguetón y acompañado sin prejuicios», nos cuenta. 

Después comenzó con clases de ballet, se enamoró de la cultura Hip Hop y Club y finalmente estudió Danza Contemporánea. Y en ese camino el baile ha representado «la vida misma, la apropiación completa del cuerpo para conectar conmigo y con lo otro». 

Esto es similar a lo cuenta Marla, bailarina y entrenadora de dancehall: «para mí bailar significa libertad de poder expresarte, moverte, sentir, disfrutar y dejarte llevar». Pero no ha sido un camino sencillo, pues en sus primeros acercamientos a las academias de baile no lograba sentirse cómoda. 

“Justo esa incomodidad me hizo seguir buscando más espacios y encontré uno con una profesora que se llama Mariana Marlen y ahí fue donde empecé ya más profundamente a tomar clases mucho más consecutivamente… Un espacio donde me sentía súper segura y podía hacer lo que quisiera. No me sentía juzgada por los demás y fue ahí donde dije ‘quiero esto y quiero hacerlo bien’”. 

El movimiento no solo está en las academias o escuelas de baile. Susana es psicoterapeuta corporal y en su práctica mover el cuerpo es esencial. 

“No nada más se puede meditar en la quietud y en el silencio, sino también a través del movimiento. Nunca nada para, todo está en constante movimiento eterno. Nada permanece igual. Nunca te metes al mismo río, por ejemplo”. 

El baile como expresión de autenticidad

La conexión con su cuerpo a través del movimiento ha llevado a estas tres mujeres a encontrar su autenticidad. Bailar es una forma de ser ellas mismas. «Me encanta poder ser quien soy, tanto en el salón de clases, bailando, entrenado, en una fiesta, inclusive al solo bailar para mí», dice Marla. 

Sofy, en su camino para sentirse mejor con ella misma, cuenta que  se ve como “un proceso interminable de crecimiento. Soy experiencias y no cosas. Tengo los poderes para crear la realidad que deseo, sólo tengo que acudir a la acción y al amor sin importar lo que otras personas esperen de mí”. 

Para Susana no se puede ser más o menos auténtico, sino solo se es. Así que para ella la autenticidad es “cuando ya no quieres pretender y te desencantas de tus pretensiones”. Sin embargo reconoce que no es un proceso sencillo, porque la sociedad en la que vivimos «se necesita que pretendamos, que estemos en competencia, en ser mejor, en ser más, en obtener más, y eso nos saca de nosotros, nos aleja de nuestra verdad y autenticidad». 

Además de sentirse auténtica al bailar, el baile le ha permitido a Marla descubrir que el límite está en ella, en lo que pueda creer de sí misma y no en los demás. Por eso trata de olvidarse de los prejuicios y de la incomodidad que pudieran tener otras personas respecto a ella. 

“No somos las mismas personas que fuimos hace dos o tres años, esa dinámica de saber que puedes cambiar y no eres alguien estática me permite sentirme mejor. Saber que si algo no te gusta puedes mejorarlo hasta donde tu quieras”.

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