Todo fue por casualidad, la verdad. Al ser una persona introvertida y con ansiedad social, la posibilidad de tener una relación poliamorosa nunca cruzó por mi cabeza, hasta que –estando en un noviazgo– me di cuenta de que las ganas de ver a otra persona en concreto y pasar horas platicando sobre películas, memes y teorías de conspiración no eran solo una amistad cercana.
Sin importar que ya me nombraba feminista en ese entonces, no hubo empoderamiento suficiente que me salvara de percibirme como lo peor, como una infiel y una maldita. Sentí que estaba lastimando a mi primer novio, que si lo amaba tanto, cómo es que otro chico me estaba llamando la atención.
Decidí intentar guardarme todo y olvidarlo, aunque la cercanía con este chico no hacía nada más que crecer y expandirse en mensajes de Whatsapp, idas al cine y aprovechar los 2×1 de Sushi Roll.
¿Una relación poliamorosa?
Básicamente, todo estaba siendo muy obvio con este nuevo chico y cada vez me estaba asustando más (para bien y para mal), pero fue hasta que llegó su cumpleaños –unos dos meses más tarde– que terminamos hablando hasta las cinco de la mañana y decidimos darnos chance de experimentar, solo si mi primera pareja estaba de acuerdo en entrar en una dinámica poliamorosa.
¿Y eso significó que todes fuimos felices para siempre? Pues no, porque en una relación poliamorosa no es todo felicidad y no todo es sencillo. No es como que te puedas deshacer de todos los preceptos heteronormados monógamos con los que creciste toda la vida.
No conocía a nadie más que viviera sus relaciones bajo este modelo, no sabía a dónde acudir y creía que no le podía contar a ningún amigue sin terminar siendo juzgada (aunque solo era mi inseguridad hablándome).
Obedeciendo mis impulsos
Mi vida está llena de impulsos y fue así como decidí que tenía que hacerle frente a mis miedos y que lo más honesto y sano que podía hacer era hablar con mi novio. Tenía miedo y sentí que le estaba dando una razón enorme para que nuestra relación llegase a su fin.
No fue así. Ese día nos sentamos frente a frente en nuestro cuarto y le dije lo que sentía. Mientras explicaba mis sentimientos por la otra persona y cuál era la nueva dinámica de relación que le proponía, no pude evitar soltar un par de lágrimas y pensar que la estaba regando.
Sin embargo, y después de seis años de noviazgo hasta ese momento, él me dijo que podíamos entrarle y que cualquier cosa que no le gustase me la diría de inmediato. Podía notar que no le encantaba la idea, pero estaba dispuesto a probar y eso fue más que suficiente para reafirmar nuestra confianza como pareja.
Límites y comunicación
Aunque al principio no hubo fuegos artificiales y sonrisas, reconstruimos nuestra forma de relacionarnos de tal forma que terminamos siendo más unides y comprensives al establecer nuestros límites.
A partir de ahí, me di cuenta más que nunca que la comunicación es un elemento indispensable.
Aunque había situaciones en las que estábamos les tres juntes y sentía que todo estaba normal y sin problema alguno, resultaba que en la cabeza de cada persona había una narrativa distinta. Escuchar la versión de ambos y saber si había algún detalle que les incomodaba (y que no estaba percibiendo) también fue clave para no herirnos.
Una nueva forma de ver las relaciones
No puedo decir que a partir de esto mi vida cambió drásticamente en todos los sentidos. En mi caso, creo que soy afortunada porque tengo un círculo social que no me juzga (aunque ya les contaré cómo lo tomó mi familia) y hasta hay amigues que, a partir de esto, me han contado que también son o han sido poliamoroses.
Para mí, vivir una relación poliamorosa ha representado un cambio de ciertas nociones que tenía sobre el amor y las relaciones afectivas. Así como hay personas que están cómodas teniendo una sola pareja, también existimos otras que somos unas enamoradizas del carajo y decidimos experimentar con más parejas, relaciones platónicas y la forma en que nos relacionamos con las personas que convivimos diariamente.
Si te interesa conocer a más personas poliamorosas desde un punto de vista feminista en la Ciudad de México recomiendo revisar la fanpage de Polifeminismo y asistir a sus reuniones.