«¿En qué piensan las mujeres mientras se masturban?» me preguntó alguna vez un amigo intrigado por las posibles diferencias entre la forma en la que viven esa experiencia hombres y mujeres. Y aunque es indiscutible que cada quien tiene su propio ritual o imaginario erótico, decidimos responder a la pregunta consultando con mujeres de diversas edades y orientaciones sexuales qué es lo que ocupa su mente cuando quieren llegar al orgasmo a solas.
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«Si me masturbo mientras veo porno, pues no pienso en mucho más que en lo que estoy viendo en la pantalla. Pero hay otros momentos en los que me gusta imaginar ciertos escenarios o fantasías súper kinky. Rara vez le pongo rostro a la persona, más bien lo que me excita es toda la situación o el escenario en mi mente. Y no, contrario a lo que muchos podrían pensar, jamás se me ha dado eso de masturbarme pensando en alguien famoso o en alguien conocido que considere muy guapo».
«Creo que aunque soy súper visual no soy muy fan de la pornografía, en lo personal creo que el pene no es nada agradable a la vista. Me gusta más usar mi imaginación, muy al estilo “Take this Waltz”. Para mí, aquella escena en el bar, a plena luz del día, es una de las más hot del cine independiente de nuestra época».
«En realidad no pienso en una persona o en una situación o el cliché de las fantasías, simplemente me gusta concentrarme en lo que mi cuerpo va sintiendo. Mientras más atención presto a las sensaciones, más se intensifican. Me gusta seguir los choquecitos eléctricos desde su origen y sentir cómo se extienden y pasean por mis piernas».
«Todo depende de cómo me sienta y el tiempo que tenga. Hay veces que me gusta darme el tiempo y hacer un ritual. Me meto a bañar, pongo música (¡muy importante!) me acuesto desnuda. Empiezo normalmente con un vibrador que es solamente para estimular el clítoris, estoy ahí un rato y luego ya agarro un dildo en forma de conejo para continuar. Hay otros días que no le doy el tiempo necesario porque quiero que sea rápido y en segundos termino. Suelo intentar dejarme ir, respirar y solo sentir. Cómo si fuera una especie de meditación».
«Por lo regular, pienso en momentos muy excitantes. Estos pueden ir desde algunos extraordinarios con mis parejas (mientras nos bañamos, un día que llegué y a lo que iba, en algunas vacaciones…) a recordar escenas de películas. Una en especial es la de ‘Lucía y el sexo’, cuando hay un hombre cubierto de barro al que se le erecta el pene al ver a Lucía en la playa. Es curioso, pero se me hace más sexy ver mujeres desnudas con senos lindos que penes erectos».