¿Cuánto tiempo toma hacer amigos? Sí, la ciencia ya se metió a investigarlo

Foto. Mike Fox

¿Recuerdas el primer día de la prepa? Escuela nueva, ningún rostro conocido. Elegir dónde sentarse era primordial: ¿adelante (demasiado ñoño)?, ¿atrás (demasiado relajado)?, ¿en medio (está saturado porque quienes llegaron primero se sentaron al rededor de la chica que luce más cool)? Total que la mejor opción resultó ser justo junto a la puerta, el lugar solitario donde no había que hacer esfuerzo mas que esperar que alguien más tome la decisión y se siente a tu lado y te diga «hola, me llamo Fulano».

Para algunas personas, hacer amigos es cuestión de minutos, pero para otras más introvertidas es totalmente un reto de, a veces, meses. Sin embargo, que alguien sociable logre rodearse de gente desde el primer minuto en que entabla conversación no es sinónimo de haber encontrado amistades profundas y duraderas.

Entonces, ¿cómo saber cuánto tiempo tarda alguien en conseguir una amistad? Un estudio publicado por el investigador Jeffrey A. Hall en el Journal of Social and Personal Relationships, nos resuelve esa duda.

La ciencia de hacer amigos

Hall, quien es profesor de Comunicación de la Universidad de Kansas, revisó el trabajo de Robin Dunbar, psicólogo evolutivo de la Universidad de Oxford, donde se expone que los seres humanos solemos clasificar a las amistades en distintas «capas» (o al menos así es como las procesa el cerebro).

La primera es para a quien llamamos «amigo», pero en realidad son solo conocidos. Le siguen las amistades casuales, los amigos (cercanos pero no taaaaaanto) y al final están los llamados «mejores amigos».

Sí, aunque Facebook diga que tienen 854 relaciones de amistad, de ese universo enorme, habrá una lista de unas 50 personas que vemos de vez en cuando y nos agradan, otras 15 que son nuestras favoritas y, dentro de ellas, solo cinco las más entrañables, asegura Hall. Esto porque  nuestro cerebro no logra procesar tener relaciones con más de 150 personas al mismo tiempo.

Así, quien pudiste considerar tu mejor amiga en la primera, es probable que un distanciamiento la baje de categoría y en esa escala suban otras personas con quien se convive más recientemente.

¿Conocido, amigo, mejor amigo?

Ese proceso de reconocer a alguien como parte del grupo de amistades fue lo que analizó Hall. Para esto, dividió su estudio en dos.

Primero pidió a 355 adultos —llegados a una nueva ciudad a menos de seis meses— que dijeran cuánto tiempo les tomó entablar una relación amistosa con alguien, en qué lugar se conocieron, cuánto tiempo pasaron juntos en una semana ordinaria y en la semana anterior a la encuesta, y también que la encasillaran como: conocida, amiga o mejor amiga.

Para la segunda parte del estudio, en un periodo de nueve semanas, encuestó a 112 estudiantes de primer año de universidad. Les pidió a los estudiantes que identificaran a dos personas nuevas que habían conocido en la escuela. De este modo, tendría los parámetros de un entorno más cerrado como es una escuela y otro más abierto, como es toda una localidad.

Y hacer amigos toma…

Aproximadamente 50 horas, señala Hall, o sea, poco más de dos días enteros de convivencia. Claro, esto para considerar a alguien una amistad casual.

Si se habla de amigos (digamos, ese grupo selecto de 15 personas), se llevan unas 90 horas. Y si se quiere saber cuánto se invierte en un amigo cercano, entonces, la cantidad aumenta a 200 horas.

Hay que aclarar algo en lo que también abunda la investigación: pasar 200 horas con una persona no asegura una amistad profunda y duradera.

En dicho proceso entran en juego otros factores como la simpatía, la empatía, las confesiones, convivencia regular, conversaciones significativas y momentos trascendentales en los que no solo se pasa el tiempo, sino que se invierte.

La sencilla afirmación «Lo que sea que esté sucediendo en tu vida quiero que sea parte de mi relación contigo», dice Hall, es lo que hace la diferencia entre una amistad más significativa que otra.

Las matemáticas de la amistad

Por medio de su investigación, Hall explora cómo los seres humanos sentimos una necesidad evolutiva intrínseca de pertenecer a los demás. De buscar aliados, de crear lazos con personas nuevas y similares a lo que somos en cuanto a ideas y costumbres.

Como si de una fórmula matemática se tratara, la teoría Comunicate Bond Belong, de Hall, deja ver que una amistad cercana se forma al juntar la cantidad de tiempo que invertimos en nuestras relaciones, más la calidad del tiempo compartido. Esto equivale a crear sentimientos mutuos de vinculación, pertenencia y amistad. El resultado: satisfacción y felicidad de una amistad profunda.

Así que si alguna vez alguien te dijo que las verdaderas amistades se cuentan con los dedos de una mano, no estaba mintiendo.

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