Ver a mis amigas me da vida. Echar chismecito (¡vivimos por el chisme!), acompañar las lágrimas o risas con una chelita o café. Sin embargo, la amistad después de los 30 se transforma: mientras algunas relaciones se sostienen, otras tambalean y a veces es difícil pensar en sumar nuevas. ¿Te identificas?
Terminar con una amiga: ¿por qué no hablamos de este tema si nos duele tanto?
En los últimos años hemos visto una discusión necesaria acerca de cuestionar el amor romántico y nuestras relaciones de pareja (spoiler alert: el espectro de vinculos sexoafectivos es aaamplio), pero ¿qué tan seguido conversamos acerca de la complejidad de la amistad, ¿de la necesidad de desromantizarla?, ¿de adquirir más herramientas emocionales para vivirla, cuando termina o cuando queremos hacer nuevas amistades?
¿Juntas para siempre? La compleja pero indispensable amistad después de los 30
Hablemos de los 30, esa nueva década en la que la mayoría de las personas entramos de lleno a la adultez, sus responsabilidades y expectativas. Que si tener estabilidad laboral y económica, decidir tener hijes o no…
Por primera vez, a diferencia de los años escolares en donde era súper natural convivir casi todo el día con nuestros amix, las amistades no parecieran indispensables. No estoy llorando, se me metieron a los ojitos los recuerdos de los años de secu y prepa.
Para explorar este tema, en Malvestida preguntamos a personas de 30 o más años qué piensan sobre conocer a nuevas personas y hacer amistad. De las 95 personas que respondieron nuestra encuesta, el 35.8% nos respondió que la mayor limitante para animarse a conocer a alguien es el tiempo. ¿Cuántos más, capitalismo?
Para Valeria, de 37 años, es fácil hacer nuevas amistades cuando hay cosas en común: “la contradicción está en encontrar ese tiempo para dedicarle, pues después de los 30 hay más responsabilidades y obligaciones como trabajar largas jornadas, dedicar tiempo a tu pareja y familia. Nos volvemos más celosos de nuestros tiempos”, respuesta que coincide con la tercera causa de la encuesta, considerada como una de las mayores limitantes: las actividades.
Nos falta tiempo para las amistades
Tania Gómez Fernández, especialista en terapia cognitivo conductual, comenta en entrevista que “social y culturalmente se espera y desea que a determinada edad o entrando en una adultez tengas una vida productiva laboralmente o que estés enfocado en el cuidado de una familia”, por lo que crear amistades pareciera no tan prioritario.
Pero, ¿cómo le hacemos para evitar ese FOMO que causa ver en redes sociales a quienes pasan tanto tiempo con sus amigues, viajan, tienen trabajos y familia?
En lo personal, amix, cuando lo intento debo decir que es difícil mantener un equilibrio. Hay días que puedo pasar pegada al escritorio trabajando sin poder ver a nadie y de pronto se juntan los planes y puedo estar más seguido con mis amigas sabiendo que el trabajo se me acumulará, uf, el balance es complicadísimo.
Y al parecer no soy la única (ni ustedes, si se identifican con esto). En el promedio de horas a la semana dedicadas a actividades distintas a las de trabajo, cuidado y necesidades personales, las mujeres dedicamos 8.6 horas a la convivencia familiar y social, mientras que los hombres dedican 7.6 horas, de acuerdo con la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (2019) realizada por el Inegi. Es decir, estadísticamente nosotras somos quienes buscamos hacernos un huequito para convivir.
Datos sobre la amistad
¿Y apoco sí podemos teorizar la amistad y estas relaciones? ¿Existen estudios para poder comprender lo que nos pasa?
Nathaly Montserrat Ríos, socióloga que trabaja en el Colegio de México, cuenta que dentro de esta especialidad existen líneas de investigación que nos permiten entender los parámetros que mueven a las personas en diferentes contextos sociales a través de sus vivencias y sentidos de pertenencia, identidad y apoyo.
Por ejemplo, existe un estudio de la Universidad Aalto en Finlandia y de la Universidad de Oxford en Reino Unido que revela que es a los 25 años cuando se llega al número máximo de conexiones sociales. Esto se debe a muchos factores como el tiempo que pasamos en los trabajos, los criterios de selección que tenemos, las actividades diarias y la constancia para mantener y nutrir estas relaciones.
De este estudio, Nathaly destaca que un dato relevante es el de las mujeres y la maternidad pues usualmente las amistades se comienzan a dividir entre las que tienen hijes y las que no, por lo que las brechas de comunicación se hacen cada vez más difíciles y los grupos tienden a buscar a otras madres para compartir consejos, cuidado, etc.
“Valdría la pena preguntarse cuáles son los parámetros que buscamos en cuestión de amistades y si están condicionadas meramente con el recibir u obtener y no con el acompañar”, cuestiona Nath.
Hacernos tiempo para la amistad
Al respecto, Tania agrega que a las personas adultas se les enfoca más socioculturalmente en la importancia del desarrollo/éxito en sus trabajos o en la formación de una familia, pero cualquiera de las dos o en conjunto son actividades súper demandantes.
“La crianza, por ejemplo, pues es un trabajo 24/7 e igual la cultura laboral que tenemos en México generalmente se asocia con jornadas que son largas y extenuantes en general que por lo tanto merma los tiempos disponibles para que puedas involucrarte nuevos círculos o espacios y por lo tanto construir relaciones más personales”, explica.
¿Te hace sentido? ¿Cuántas veces no ha ocurrido que una reunión con amigues se aplaza no solo días, sino semanas, meses, años?
A mi cabeza vienen varios ejemplos donde no solo los tiempos laborales, sino las decisiones de vida como mudarte a otra ciudad, entre otras, pueden complicar el volver a reunirte como antes con tus amigues.
En algunos casos, será como si no hubiera pasado el tiempo cuando vuelves a verles y en otros, cada vez se complica más pero mientras haya cariño, hay una oportunidad de seguir adelante.
En la encuesta Malvestida, descubrimos que el 90% de las personas que contestaron, tienen más de cinco años de conocer a sus amistades más cercanas. Pero en otros casos, sus vínculos de amistad tienen más o menos dos años. ¿Cómo de que no?
La amistad es una familia elegida
“Mis amigas son mi familia y aunque algunas de ellas tengo muy poco tiempo de conocerlas, las siento más cercanas que a otras personas de toda la vida”, respondió a nuestra encuesta, Sonia de 34 años.
Y es que esta frase que nos apapacha el corazón, vista también desde la sociología, da muestra que compartir la vida con personas que sean un lugar seguro y una opción de vida colectiva, es una elección fundamental para muchos grupos de personas.
Nathaly nos explica que, por ejemplo, hay investigadoras que han comprobado que en colectivos queer, para las personas que han vivido abusos y acoso por parte de otras, incluidas sus familias de lazo sanguíneo, cultivar la amistad que da muestra de relaciones recíprocas, solidarias y empáticas en la adultez intermedia nos muestra nuevos mundos y formas de construir ética de vida y cuidado.
“Mis amigas son mi familia y aunque algunas de ellas tengo muy poco tiempo de conocerlas, las siento más cercanas que a otras personas de toda la vida”
Sonia, 34 años
En muchos casos, cada vez más personas adultas deciden vivir juntas en departamentos, si bien por temas de renta y economía, también por compañerismo y amistad.
Bien lo dice bell hooks, en el libro Todo sobre el amor, que Nathaly nos recomienda para seguir hablando sobre la amistad:
“A muchos se les enseña de niños que la amistad no es nunca tan importante como los lazos familiares. Pero es precisamente en la amistad donde casi todos vemos la primera posibilidad de redención a través del amor, el primer esbozo de una comunidad rica en afecto. Aprender a amar en la amistad nos proporciona la capacidad para poder modificar nuestras relaciones familiares y emocionales”.
Consejitos para la amistad después de los 30
Constantemente pienso en cuán abrumador puede ser cancelar planes, tardar en contestar un mensaje, alejarse de personas que te aman y confían en ti porque la vida y sus actividades nos ganan o que, cuando es al revés, nos planteamos si aún hay interés.
Por eso creo que hablar y escribir sobre la amistad es necesario porque las relaciones de amistad son una fuente de apoyo y bienestar emocional y cuidar mutuamente de nuestros afectos forma parte de colaborar con nuestra salud mental.
«Los duelos también se viven cuando termina una amistad»
Pero amix, si has llegado a los 30 y también piensas sobre cómo cuidar de tus amigues actuales o conocer nuevas personas en medio de mil actividades, te dejamos algunos consejos a partir de las respuestas de nuestras entrevistadas y de nuestra propia experiencia:
7 consejos para hacer amistad después de los 30
- Evalúa tu entorno, si te da seguridad ¡aviéntate! Algo bello puede ocurrir.
- No tomes como una obligación el relacionarte, la cantidad de amigues la ponemos nosotres porque la ansiedad social puede ser difícil, se trata de sentirnos cómodes y compartir en confianza.
- Si el trato directo se te complica, existen otras herramientas, como las apps o espacios en internet donde encuentres algún punto en común pero siempre cuídate mucho si realizas algún encuentro en persona.
- Una relación debe ser recíproca: trata, en medida de lo posible, de brindar el mismo interés, empatía, cuidado, respeto y sinceridad que te gustaría recibir.
- Recuerda que existen factores del sistema capitalista-patriarcal que nos complican poder vernos con la frecuencia que quisiéramos, pero si el cariño y el interés están ahí siempre podremos empatizar y buscar una actividad, mensajito o punto en el que podamos coincidir.
- Cuestionemos siempre al sistema, hablemos de la división del trabajo de cuidados, horas de trabajo y traslado que propician la desigualdad de tiempo de descanso y para poder compartir con amigues, ya sean actuales o recientes.
- ¿Te llaman la atención los libros sobre el tema? Puedes leer Crítica del pensamiento amoroso de Maria Luz Esteban, El consumo de la utopía romántica de Eva Illouz, Todo sobre el amor de bell hooks, o Punto de cruz de Jazmina Barrera.
Todas y cada una de las personas que conocemos siempre nos dejarán nuevos aprendizajes y conocer los límites propios y ajenos podrán ayudarnos a tener las relaciones sanas que siempre hemos querido tener.