Hay tres palabras que, independientemente de que las digas o te las digan, son una fórmula mágica del terror: «Tenemos que hablar».
Terminar una relación siempre es un momento triste, difícil y que, si pudiéramos, lo evitaríamos a toda costa.
El enamoramiento, a nivel cerebral, dispara nuestros niveles de dopamina (conocida como la hormona de la felicidad) y nos acostumbra a una inmensa cantidad de esa sustancia. Cuando cortamos, estos niveles se reducen al mínimo y nuestro cerebro, cual adicto en recuperación, la pasa muy muy mal.
Esta falta de «droga» empuja a nuestro cerebro a experimentar fuertes descargas de estrés y ansiedad, por lo que las defensas bajan y el ritmo cardíaco también puede verse afectado. Pero eso no es todo, la falta de dopamina le pega también al control emocional, por lo que es bastante común que hagas tonterías como llamarle después de beberte la botella entera de tequila, ir a buscarle a su casa o cualquier otra burrada.
La ciencia indica (por si a alguien le sirve de consuelo) que en realidad no extrañas a la persona como tal, sino a esas producciones masivas de dopamina. Pero en fin, después de esta intro un tanto científica, aquí hay algunos consejos de cómo ciertas personas superaron a sus exes.
M, 23 años
Para mí, no hay nada que me pueda bajonear si me estoy comiendo un delicioso pan de plátano junto con una taza de café. Y eso es justo lo que he estado comiendo y bebiendo desde que dejé de hablarle a esa persona especial.
Durante este último truene, cocinar me ha ayudado mucho a estar conmigo y sentirme productiva. Pongo música, fumo un poco y comienzo a preparar lo que la última receta de Pinterest me arroje. Me pierdo al estar picando, cortando, mezclando, licuando o hirviendo. Mi mente está ocupada y, dadas las circunstancias de la vida amorosa, siento que es lo mejor para mí.
M, 20 años
Lo que más me ayuda es darme un momento para llorar y escribir. Lo repito hasta que ya no lo necesite más, es como volver a esas cosas que una ama y que por alguna razón dejaste de hacer.
A, 24 años
No sé si sea el mejor consejo, pero lo que más me ha funcionado luego de una ruptura muy intensa es aceptar completamente la tristeza: llorar todo lo que tenga que llorar, escuchar música deprimente, comer puros chocolates y todo lo que te puedas imaginar. Pero siempre me pongo una deadline.
Cuando esa fecha llega, me digo a mi misma “¡Basta! Es hora de seguir con la vida.”
C, 32 años
Sin duda alguna, el mejor remedio es mi perro. En serio, en general me hace reír con sus actitudes y me obligaba a salir de la casa, a hacer un poco de ejercicio, despejarme, mantenerme activo.
A, 24 años
Hice un cuadro sinóptico para entender como funcionan los ciclos, todo aquello que empieza y termina. De algún modo me ayudó a asimilar las cosas como una oportunidad para crecer y aprender. Aún sigo asimilando.
D, 27 años.
Me dolía mucho pensar que la persona está con alguien más, pero pues poco a poco traté de ver con otra perspectiva y va sanando hasta que se volvió una amistad.
F, 21 años
En general no soy muy buena para esto de las relaciones, pero cuando he tenido una ruptura muy cabrona, lo que más me ha servido es bailar, bailar y bailar.
Me doy una noche para empedarme con mis amigos, luego escuchar a Chavela Vargas y llorar. Pero no más. No me gusta el drama y, como diría una buena amiga «¡Caguamas before dramas!»
A, 34 años.
Yo soy de las personas que cuando terminan con alguien, lo hago de una forma definitiva, radical y para siempre. Agarro mis cosas, borro su contacto y le bloqueo de todos lados, me esfuerzo por no ponerme en contacto con la persona ni stalkearla en ninguna red social.
Dedico una tarde a tirar todo, sin drama, sin conservar nada que me provoque recuerdos. Es duro, pero eso es lo que más me ha ayudado, ser muy firme con la decisión de desaparecer de nuestras vidas.
Cortar nunca nunca será sencillo, pero hay algunas cosas que tal vez puedan ayudarte:
– No pretendas hacer el momento menos difícil, ¡estás terminando con alguien!
– Di las cosas como las sientes, los motivos y causas reales. Saquémonos el discurso de «no eres tú, soy yo».
– No uses palabras confusas para suavizar o amortiguar el momento. No des a entender algo que en realidad no quieres.
– No le des expectativas de un «después», si en realidad no lo sientes así.
– Hazlo de una sola vez, si ya estás segura/o… no le des más vueltas y hazlo. Es difícil, pero mejor hacerlo de un trago que de a poquitos.
¿Y a ti qué te ha ayudado a superar una ruptura?