Lo que podemos aprender del protocolo de redes sociales de la realeza británica

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En todos los países existen leyes que son un manual de comportamiento y definen qué es legal y qué es ilegal, lo aceptable y lo inaceptable.

Hay diferentes grados de ofensa que son correspondidos con llamadas de atención, multas o hasta cárcel, pero ¿por qué si en la vida real tenemos este set de reglas, no tenemos uno igual para la vida virtual?

Un protocolo de redes sociales

Para la corona real británica, las redes sociales han dejado de ser un simple espacio de intercambio de información, para transformarse en el reflejo del comportamiento social y, como tal, han decidido establecer límites y regularlo.

Con un nuevo protocolo de redes sociales, su propósito es «ayudar a crear un entorno seguro en todos los canales de redes sociales administrados por The Royal Family, Clarence House y Kensington Palace».

http://gph.is/1AE6PK1

Las reglas de la corona

En el comunicado, publicado en la página oficial de la familia real británica, se especifica que los comentarios en sus redes sociales no pueden:

– Contener spam, difamar a cualquier persona, engañar a los demás, ser obscenos, ofensivos, amenazadores, abusivos, incitar al odio, inflamatorios o promover material sexualmente explícito o violento.
– Promover la discriminación por motivos de raza, sexo, religión, nacionalidad, discapacidad, orientación sexual o edad.
– Romper cualquiera de los términos de las plataformas de redes sociales.
– Estar fuera de tema, ser irrelevantes o ininteligibles.
– Contener publicidad o promoción de cualquier servicio.

Una medida de protección

Las medidas de seguridad llegaron después de una fuerte oleada de comentarios sexistas y racistas contra la Duquesa de Sussex, Meghan Markle.

Dentro de la guía de comportamiento, la realeza británica también señala que se reserva «el derecho de ocultar o eliminar los comentarios realizados en nuestros canales, así como bloquear a los usuarios que no sigan estas pautas» e incluso mencionan que podrían enviar a las autoridades los comentarios que consideren necesario investigar.

¿Por qué es importante trazar líneas de comportamiento?

Parecería como si la distancia entre pantallas sacara lo peor de nosotros a veces. Decimos textualmente cosas que jamás diríamos si tuviéramos a la persona de frente. ¿Esa distancia provoca que perdamos empatía?

Hay una infinidad de cuentas que son “trolls” o que se dedican a impartir odio. Más allá de las reglas o políticas de comunidad de las plataformas, ¿necesitamos leyes que regulen este contenido? ¿O es censura? ¿Quién decide qué es válido y qué no?

La realidad en México

En México estamos algo retrasados en cuanto a leyes digitales. Se persigue la pornografía infantil y algunos fraudes, pero la llamada “policía virtual” no resuelve mucho.

Hay casos graves de pornovenganza como el de Ana Baquedano en Yucatán o como Olimpia Coral Melo, quien busca que se legisle contra este delito a nivel federal y en la CDMX.

Sin embargo, muchas de las leyes están enfocadas enteramente en delitos sexuales digitales, que son sólo una de las mil cosas que podrían ser reguladas.

Lo que sí sabemos es que ser mujer en espacios virtuales es igual de tortuoso que ser mujer en la vida real. Tan solo en México, 9 millones de mujeres han vivido ciberacoso.

La violencia contra las mujeres no conoce límites, así que un set de reglas para comportarnos en la vida virtual quizá no sea tan mala idea.

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