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¿Qué es el capacitismo y por qué necesitamos cuestionarlo?

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qué es capacitismo
Fotografía. Anna Shvets

El 3 de diciembre fue el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Aunque el día ya pasó, en Malvestida creemos que es importante seguir hablando del tema. En este texto les contamos qué es el capacitismo, por qué es importante identificarlo y cómo afecta a las personas con discapacidad.

En el mundo existen actores sordos haciendo teatro en lengua de señas, artistas drag con Síndrome de Down, ávidos lectores ciegos y mujeres con parálisis cerebral dirigiendo organizaciones. 

Y si todo esto parece inusual es precisamente porque vivimos en una sociedad capacitista donde las personas con discapacidad pueden hacer actividades como cualquier otra, pero el sistema les pone demasiados obstáculos.

El capacitismo es la discriminación hacia las personas con discapacidad, sostenida en estereotipos que van desde negarle un trabajo a alguien por asumir que no puede hacerlo aunque tenga la preparación para ello, hasta la falta de adecuación en servicios de salud como la consulta ginecológica.

¿Alguna vez has pensado en cómo una persona con discapacidad motriz accede a una colposcopia, el procedimiento más importante para detectar enfermedades en el cuello uterino? 

«La discapacidad no es algo a lo que debamos tenerle miedo»

Lo explica Marialú Castro, directora de la Fundación para la Inclusión y Desarrollo de Personas con Discapacidad (Findedis): 

«No te revisan, o desde la silla de ruedas te hacen preguntas. Hay anticonceptivos que algunas mujeres con discapacidad no pueden utilizar porque generan riesgos. Las especialistas no están preparadas para atender a las personas con discapacidad. Si llega una mujer sorda, necesita de un intérprete, posiblemente su mamá, que además se va a enterar de su vida sexual aunque ella no quiera, o peor: el doctor empieza a hablar directamente con la intérprete e invisibiliza a la paciente». 

Aunque es fundamental hablar de esta discriminación en los sistemas de salud, transporte, y seguridad, las personas con discapacidad también enfrentan obstáculos para acceder a espacios de entretenimiento. 

Marialú explica que para una persona ciega hasta comprar el boleto de un concierto puede ser un problema si la página no está en formato accesible. «Y en taquilla te dicen cosas como: ¿y tú para qué quieres ir a un concierto si ni lo vas a ver?». 

«No hay políticas públicas, hay asistencialismo»

El capacitismo está tan normalizado que se encuentra en políticas públicas cuya intención principal es, supuestamente, la inclusión. La directora de Findedis recuerda con ironía cuando tuvo que tramitar un «certificado de discapacidad permanente con vigencia de tres meses a un año» pero los horarios de atención eran los mismos que los de su trabajo.

El encargado de la documentación se mostró sorprendido cuando Marialú le dijo que trabajaba, porque lo esperado es que las personas con discapacidad no tengan autonomía. 

«No hay políticas públicas, hay asistencialismo. En esta administración dan becas, y ve a recogerla como puedas, pero esa ayuda se está dando en lugar de las terapias que daban antes. A mí me hubiera gustado conservar esas terapias y medicamentos, en vez de una pensión que termino gastando en esos medicamentos que antes daban gratis». 

«No estamos rotas»: la violencia contra las mujeres con discapacidad

La inclusión de las personas con discapacidad todavía no es una mirada transversal, solo un tema que se aborda superficialmente, sin preguntarles qué necesitan, o hacerlo de manera aislada. 

Cuando a Marialú la invitaron al último foro de una serie de foros en los que se abordarían temas como vivienda, transporte, salud y discapacidad, ella fue a todos.

«Me planté en el foro de vivienda y pregunté sobre el crédito y las casas adaptadas al diseño universal. Respondieron que el viernes era el foro de discapacidad, pero el viernes no alcanza para hablar de todo y yo estoy interesada en una vivienda».

Luchar contra el capacitismo nos corresponde a todas, todos y todes

La discapacidad es una condición a la que se llega de nacimiento, por accidente, enfermedad o vejez. Todas las personas que lleguen a la vejez desarrollarán tarde o temprano una discapacidad, ¿por qué, entonces, hablamos de ella como si no fuera algo que nos sucederá a nosotros?

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en México hay 6 millones 179 mil 890 personas con algún tipo de discapacidad, lo que representa 4.9 por ciento de la población total del país. 

Para Marialú no es un pretexto que la discapacidad sea «una minoría» pues los edificios, transportes, casas y calles accesibles también benefician a quienes no tienen discapacidad con espacios más grandes y cómodos. 

Marialú se reconoce como feminista, pero opina que muchas políticas que se centran en el género dejan fuera la inclusión. Por ejemplo, el metro con vagones exclusivos para mujeres.

«Una parte de mí la aplaudió y otra la rechazó. Sí, a mí también me acosan pero ¿y mis compañeros ciegos? ¿y las mujeres que necesitan de un acompañante? Es una acción que benefició a algunas mujeres pero puso en riesgo a otras personas. Lo mejor hubiera sido que el primer vagón fuera para personas con discapacidad y sus familias, y el segundo para mujeres. El objetivo es el mismo, pero no sacrificas a las personas con discapacidad».

La discapacidad me permitió redescubrir mi sexualidad

Hoy existen manuales e informes de Diseño Universal para hacer espacios, productos, servicios y actividades más cómodos para todas las personas; Funciones Relajadas para que personas con discapacidad psicosocial disfruten de obras teatrales; tiflotecnología que permite a las personas ciegas leer y navegar en internet; festivales de artistas con discapacidad, manuales para espacios culturales realmente accesibles; y personas como Marialú que con el ejemplo y la sensibilización aportan a cuestionar el capacitismo.

La inclusión es mucho más que colocar una rampa en un espacio público —que también es fundamental— pues las discapacidades son diversas y requieren acciones específicas: escalones adecuados para personas de talla baja, protocolos de contención para personas con bipolaridad o señalamientos en Braille, el mundo que habitamos es diverso y eso tendría que estar reflejado en la sociedad.

Marialú reconoce que «las discapacidades no traen manual» y es comprensible que no sepamos cómo actuar, pero necesitamos tomarlas en cuenta en el cotidiano, preguntarnos qué se puede hacer dentro de nuestros espacios para hacerlos más incluyentes, pensar en ellxs en las conversaciones y decisiones importantes. 

Y lo más importante: escucharles reconociendo que las vivencias de las personas con discapacidad son diversas, y sabemos mucho menos de ellas de lo que pensamos. 

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