En este Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres nuestra columnista Ferny Ruiz habla sobre cómo la violencia de género afecta especialmente a las mujeres con discapacidad.
Para las mujeres, noviembre es un recordatorio más de lo necesario que sigue siendo nombrar la violencia que nos afecta todos los días a las mujeres. Así es, bebesines, la verdad me gustaría tenerles una introducción más poética para comenzar este artículo, pero creo que no existe manera sutil para hablar de un tema que nos duele física, mental y emocionalmente a todas como lo es la violencia de género.
Este 25 de noviembre, Día de la Eliminación de la Violencia de Género, me gustaría dedicar este espacio para hablar de aquello que nos han enseñado a callar y vivir en silencio: cómo es vivir violencia siendo una mujer con discapacidad.
¿Quieres aprender sobre inclusión? Sigue a estas 4 mujeres mexicanas con discapacidad?
Para comenzar, debemos recordar que existen muchos tipos de violencia. La violencia física, sexual, psicológica, digital y económica son las principales que llegamos a experimentar como mujeres en una sociedad machista y patriarcal. Y si a eso le agregamos el factor «discapacidad», el escenario es aún más grave.
Las mujeres y las niñas con discapacidad «experimentan una discriminación por partida doble», de acuerdo con información de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Los datos muestran que la discapacidad hace que estén más expuestas a la violencia por motivos de género, los abusos sexuales, el abandono, los malos tratos y la explotación.
Mujeres con discapacidad motriz, auditiva o cognitiva tienden a presentar mayor vulnerabilidad a ser víctimas de violencia sexual.
Las manifestaciones de la violencia contra las mujeres con discapacidad
Y es que a las mujeres con discapacidad se nos ha considerado por años como «mujeres a medias» o «rotas». Ese discurso capacitista nos ha hecho creer que por vivir con una discapacidad no somos merecedoras de un trato digno.
Estos pensamientos se manifiestan en actos tan cotidianos como el admirar a un hombre por estar con una mujer con discapacidad y aceptarla «a pesar de su discapacidad», o el simple hecho de no considerar hermosas a mujeres con cuerpos fuera de la norma.
Manual para interactuar con personas con discapacidad sin morir en el intento
A pesar de que en México hay más de 6 millones de personas que viven con alguna discapacidad (53 % son mujeres y 47 % son hombres), según el Inegi, y que nadie está exento de adquirir alguna, seguimos pensando que el «modelo a seguir» es vivir sin discapacidades (síp, justo eso es el capacitismo).
Entender este modo de pensar tan denigrante de gran parte de la sociedad es solo el punto de partida para comprender cómo es que 8 de cada 10 mujeres con discapacidad pueden ser propensas a ser víctimas de violencia, de acuerdo con el estudio Women Enabled International (WEI) de 2020.
Y si ya de por sí existe una brecha salarial entre hombres, mujeres y disidencias, al añadirle el factor «discapacidad» la realidad es que se vuelve casi imposible el obtener un empleo, lo cual nos hace económicamente dependientes de alguien más.
Este sentido de «poder« económico muchas veces brinda la razón perfecta a les agresores para justificar su maltrato físico, psicológico, emocional o sexual.
Quizá para algunas personas estos temas podrían parecer un intento por victimizar a las personas con discapacidad. No se trata de eso, ni de decir quién sufre más, sino de hablar de los distintos tipos de violencia que afectan a las mujeres desde los lugares diversos que habitan.
Ser mujer con discapacidad puede ser muy empoderador en muchos aspectos. Si así te lo permites, puedes encontrar en tu discapacidad una fortaleza que te brinde una perspectiva diferente y más amplia de ti como persona y de la vida en general. Sin embargo, para ello también necesitamos que el mundo sea más inclusivo e igualitario.
Si tú eres víctima de violencia o conoces a alguien que lo es háblalo y tiende una mano.
Esta perspectiva de vida te doy, porque tu amiga Ferny soy.