Manual para interactuar con personas con discapacidad sin morir en el intento

Interactuar con personas con discapacidad no es ninguna ciencia, pero sí se necesita mucha empatía. Ferny Ruiz, activista por la inclusión, nos dice qué sí se vale y qué no.

Por: Ferny Ruiz

Existe tal discrepancia entre la vida perfecta que vemos en los posts de quienes seguimos en redes sociales y la vida real, que cuando se nos presentan situaciones reales y sin filtro, en muchas ocasiones no sabemos cómo reaccionar.

Si bien este fenómeno de autosabotaje social aqueja a muchas personas, la realidad es que tiene mas repercusión en la vida de aquellos grupos sociales que se consideran minoría y que por ende cuentan con menos personas que compartan su estilo de vida.

Es por esto que la comunidad con discapacidad es una de las que más experimenta en su vida diaria situaciones incómodas en las que aquellas personas sin discapacidad que se deciden a interactuar con nosotrxs parecen haber decidido también el dejar su sentido común, educación y empatía en sus hogares.

Como mujer mexicana con discapacidad y activista social en tema de inclusión, he decidido tomarme el tiempo de compartirte una pequeña guía de cosas que debes hacer a la hora de interactuar con una persona con discapacidad. Así evitarás ofensas, demandas e incluso causar accidentes.

manual para tratar con personas con discapacidad
Ilustraciones de @majomonaav

Lo que no debes hacer al interactuar con personas con discapacidad

1- Usar términos incorrectos

De entrada siempre es bueno promover el respeto. Es por esto que de inicio debemos llamar la cosas como son. O sea: no tengas miedo de dirigirte hacia nosotrxs como “personas con discapacidad”, pues al final de cuentas esa es la realidad y debido a nuestro diagnóstico médico estamos carentes de alguna capacidad física, visual, auditiva, mental, psicosocial o sensorial.

Lo importante es nunca olvidar el anteponer la palabra “persona” a la de “discapacidad”, porque sin importar nuestra situación de vida somos igualmente personas como cualquier otra.

Como es de imaginarse, algo que buscamos mucho quienes vivimos con una discapacidad es el que se nos deje de llamar con términos  peyorativos que nos minimicen como individuos. Ya saben: el típico “discapacitado” o el tan aclamado “lisiado” que gracias a Soraya Montenegro se volvió tan popular.

2- … Y tampoco términos paternalistas

Tal vez te sorprenda, pero también buscamos que no se nos enaltezca o ponga en un pedestal por el simple hecho de tener discapacidad. Es por esto que a veces nos incomodan términos como “personas con capacidades especiales o diferentes” o “angelitos”.

Nombrarnos así solo aporta a creación de una sociedad paternalista que piensa que las personas con discapacidad somos mejores seres humanos por el simple hecho de vivir el “calvario” de una discapacidad, la cual es una perspectiva muy telenovelesca. 

Al final del día solo deseamos se nos llame de una manera que denote que somos tan comunes y corrientes como tú; que no se nos menosprecie por nuestra discapacidad, pero tampoco se nos trate como seres extraordinarios.

3- Hacer preguntas invasivas

Unos de los errores mas comunes que comete la gente sin discapacidad al conocer a una persona con discapacidad es el querer indagar en nuestra vida privada.

«¿Qué te pasó?” y “¿tuviste un accidente?” se convierten en las preguntas más frecuentes que escuchamos cuando nos topamos con personas curiosas que no se paran a pensar en lo que están pidiendo.

Si tú como esas personas tienes curiosidad por saber la razón detrás del diagnostico médico de alguien, solo espera a que la persona se sienta con la confianza suficiente para contártelo o metete a Google e infórmate como el resto del mundo lo hace.

4- Ayudar sin preguntar primero

La inclusión a la que deseamos llegar las personas con discapacidad es muy complicada de alcanzar, ya que parece ser que el crear programas de transporte o infraestructura incluyente no está dentro de las prioridades de nuestros gobernantes.

Por eso sí valoramos mucho la ayuda que otros ciudadanos nos brindan a la hora que nos ven batallar en las calles de nuestra ciudad.  Sin embargo, también puede ser muy incómodo, e incluso peligroso, si la ayuda llega sin haber sido solicitada o aprobada.

Yo sé que puede sonar muy extremista, pero solo imagínate qué raro se sentiría si eres una persona ciega intentando cruzar la calle y de la nada sientes una mano desconocida tomarte del brazo: te llenas de miedo por no saber sus intenciones y esa sorpresa puede hacer que al intentar zafarte termines causando un accidente.

Por otra parte, también hay una razón menos dramática para preguntar antes: muchas veces el hecho de hacer las cosas por nosotrxs mismxs simboliza un gran paso hacia nuestra independencia.

Así que aunque a veces tú nos veas batallar o hacer las cosas de una manera no tradicional, significa un logro personal que nos dice que sí podemos salir adelante.

Si te encuentras en una situación en la que dudes si ayudar a una persona con discapacidad o no, simplemente déjalo a la decisión de dicha persona y solo menciona las dos palabras mágicas: “¿Necesitas ayuda?”.

Lo que sí debes hacer

1- Tener empatía

Ponerte en los zapatos del otro siempre nos llevara a un mejor lugar como sociedad y cuando hablamos de discapacidad esto no es la excepción. El mostrar empatía hacia los problemas u obstáculos por los que puede estar pasando alguien con discapacidad nos puede ayudar mucho a fomentar la inclusión que nuestra comunidad tanto busca y necesita.

Pequeños actos de empatía como el corregir a alguien que está discriminando o hablando de manera despectiva de algún individuo con discapacidad pueden generar una onda positiva a tu alrededor que ayude a crear una comunidad mas empática e incluyente.

2- Ser natural

Una de las cosas que nos hacen sentir mas cómodos a las personas con discapacidad es el simple hecho de que no se nos trate con pincitas. 

La mayoría de nosotros hemos crecido en una sociedad tan acostumbrada a darnos nuestro “shampoo de cariño” o a sobreprotegernos, que es como una bocanada de aire fresco cada vez que alguien nos trata como a cualquier otra persona.

Es por eso que mi mayor recomendación a la hora de interactuar con alguien con discapacidad es sencillamente ser tú: si sueles llegar y saludar de beso en la mejilla, saluda a la persona con discapacidad de beso en la mejilla también; si eres mal hablado y estás platicando con alguien con discapacidad no te sientas con la obligación que modificar tu lenguaje.

La mayor muestra de inclusión que una persona sin discapacidad puede hacer es ver la discapacidad de la otra persona, pero no por eso tratarle diferente.

Sin importar si convives frecuentemente con personas con discapacidad o no conoces a ninguna, esta pequeña guía te puede ser de ayuda para cualquier otro tipo de situaciones e interacciones.

Si prestamos atención nos daremos cuenta que los “NO” de las interacciones no son más que la ejemplificación de lo importante que es fomentar el respeto, el no entrometerte en los asuntos de otros y el no dar por sentado aquello que crees ver a primera vista.

Por otra parte, nuestra diminuta lista de “SÍ” se traduce a simplemente promover el ponerte en el lugar de otras personas y en recordar que sin importar con quien estés siempre es mejor ser tú al cien por ciento.

Estos son los consejos que te doy, porque tu amiga Ferny soy.

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