Amix, hablemos de derechos menstruales: la gratuidad de productos, cobertura médica y licencias en enfermedades relacionadas con la menstruación.
Gracias a diosita y a las mujeres que luchan todos los días, la menstruación está pasando de ser un tema privado a uno político. Que si la eliminación del IVA a los productos de higiene menstrual, la gratuidad y ¿la licencia menstrual?
Aunque este año se ha ganado una batalla importantísima con la eliminación del IVA a toallas, tampones y copas, aún necesitamos seguir luchando por los derechos menstruales en todo el mundo.
Si menstrúas, sabes lo doloroso e incómodo que puede llegar a ser. A eso hay que sumarle el tener que fingir en el trabajo que no pasa nada, a pesar de que lo que el cuerpo te pide es acorstarte y dormir.
Derechos menstruales en el mundo laboral
«Hablar de menstruación en el ámbito laboral es una oportunidad de reivindicar una experiencia que nos acompaña a donde quiera que vayamos», dijo a Malvestida la abogada Cecilia Kalach Chelminsky, autora de la tesis Reforma integral en materia de menstruación digna: un análisis crítico a las leyes existentes y una propuesta legislativa adecuada a la realidad mexicana.
Y agrega: «Pienso que es importante luchar por la apertura de estos temas en este ámbito no solo porque la secrecía afecta la productividad (que sí lo hace), sino porque funciona como un obstáculo más para que las mujeres y las personas que menstrúan no puedan desarrollarse íntegramente en el ámbito profesional».
Pobreza menstrual: el acceso a la higiene no debería ser un privilegio
No se trata de que la menstruación nos haga menos eficaces en el trabajo o algo así, sino de incorporar miradas interseccionales y con perspectiva de género. Por ejemplo, la eliminación del IVA a los productos de gestión menstrual era urgente porque es un impuesto discriminatorio y que además hacía pagar más a quienes menos tienen.
Al tratarse de un proceso biológico en el que las mujeres y personas menstruantes no tienen control, ¿en serio se tendría que pagar por ello?, ¿en un mundo donde la brecha salarial aún existe? Por eso muchas colectivas, como Menstruación Digna en México, luchan por la gratuidad.
¿Licencia menstrual?
En cuanto al tema laboral, cada vez son más las iniciativas que plantean que la forma de vivir la menstruación en el trabajo sí puede y debe ser diferente.
La gratuidad de productos menstruales en los espacios de trabajo, la cobertura médica de enfermedades relacionadas con la menstruación y que exista una licencia menstrual son tres derechos de los que ya se está hablando y que incluso en varios países ya son ley.
Esta última, la licencia menstrual, ha sido uno de los temas más controversiales. Ausentarte con goce de sueldo por una cuestión médica como es la dismenorrea (cólicos), al igual que lo hacemos por otras enfermedades, debería ser un derecho.
El problema es que la menstruación viene con muchas otras implicaciones, como la desinformación o los tabúes a su alrededor.
Por ejemplo, en Japón esto ya es ley desde 1947. Indonesia, Corea del Sur y Taiwán son otros países que también lo han implementado. ¿El problema? No muchas personas deciden hacer uso de este derecho.
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Ceci nos explica que «en ese contexto, las mujeres y personas se niegan a utilizarla porque muchas veces el sueldo, las posibilidades de ascenso, las prestaciones, los bonos están en función de las horas trabajadas o el tiempo que pasa la persona en la oficina. Los y las patronas prefieren no contratar mujeres porque saben que podrán gozar de esa licencia y, en este sistema capitalista, se sobrepone la productividad al bienestar de los y las empleadas y la diversificación de los espacios laborales. Es una terrible realidad».
El miedo a que las mujeres seamos percibidas como «débiles» o «víctimas» también es otra razón por la que muchas se niegan a hacer uso de este derecho, lo que como se explica en un artículo de Time, evidencia los estereotipos que siguen existiendo sobre la menstruación.
Es por todo esto que no basta con que podamos faltar al trabajo y ya, como afirma Ceci en su tesis, esto debe de ir acompañado por medidas que tengan como objetivo el cambiar nuestra percepción acerca de la menstruación para que así el cambio pueda ser integral.
«Y no me limitaría a la menstruación, sino a empezar a cuestionarnos si la manera en la que medimos la productividad es la correcta y como esta obra en perjuicio de las personas que, por lo general, están encargadas de las labores domésticas, el cuidado de los y las hijas, entre otros».
¿Qué iniciativas existen en México?
Sí, aunque son pocas, en México cada vez surgen más iniciativas que replantean la relación entre el trabajo y la menstruación. De hecho, ya tiene cuatro años de que un tribunal del Estado de México se convirtiera en la primera entidad de latinoamérica en autorizar el descanso laboral a las mujeres que sufren dismenorrea. Esto es siempre y cuando este padecimiento sea diagnosticado por un médico y sea corroborado cada seis meses.
Uno de los argumentos que plantearon fue que, según el IMSS, cinco de cada 10 mujeres mexicanas sufren dolores agudos en el abdomen debido a la menstruación.
Por otra parte, una iniciativa presentada por la senadora Claudia Ruiz Massieu Salinas que de igual manera busca una licencia menstrual, alega que incluso el Sistema de Salud mexicano establece que uno de los tratamientos recomendados para la dismenorrea es la incapacidad entre uno a tres día, por lo que la legislación laboral debería garantizarla.
Que se agregue la endometriosis como enfermedad endógena dentro de la tabla de enfermedades de trabajo es otra iniciativa que se propuso por parte de la Diputada María Victoria Mercado Sánchez.
Esto obligaría a que se nos pagara el total o cierta parte del tratamiento de la enfermedad, así como que tuviéramos días de incapacidad y que las empresas tuvieran que hacer algo al respecto para prevenirla.
Lo que podemos hacer al respecto
Es claro que esto es complejo y tiene muchísimas dimensiones, sobre todo cuando no tenemos idea sobre leyes. Sin embargo, Ceci nos compartió dos cosas que sí pueden estar en nuestras manos : «Si está en nuestra posibilidad, empezar a retar el ‘imperativo del ocultamiento menstrual’ (término adoptado por Jill M. Wood) y hablar de esto abiertamente en lugares de trabajo. Si estamos en una posición de poder, consultar las necesidades menstruales de las personas empleadas y empezar a desarrollar medidas en consecuencia».
Informarnos y compartir esta clase de iniciativas también puede ayudar a que se haga un cambio, al final, no fue hasta que empezamos a verdaderamente hablar sobre el IVA de los productos menstruales que el gobierno aprobó la ley para eliminarlos.
Amigues, debemos de empezar a crear un mundo en donde quepamos todes, en vez de intentar caber en uno que fue construido para unos cuantos. Existen otras y mejores maneras de vivir nuestra menstruación, que nada ni nadie nos haga creer lo contrario.