Así descubrí mi alergia a las toallas femeninas

Sí, suena raro pero es real. Si tienes inflamación e irritación en tu piel durante tu periodo, es posible que sea alergia a las toallas femeninas.

Por: Azucena Rangel

Fuimos varias las generaciones que, desde la primera menstruación, crecimos con la solución comercial por excelencia: toallas sanitarias desechables. 

Estoy segura que también a ti te tocó vivir con que las toallas y tampones fueran las únicas opciones para manejar el periodo, mientras que las toallas de tela o copa menstrual ni siquiera se mencionaban, casi siempre por desconocimiento. 

El “pequeño” problema se manifiesta cuando, sin deberla ni temerla, los componentes de las maravillas desechables no son compatibles con tu piel y, en lugar de ayudarte, te causan irritación vaginal, picazón o rasquiña, calambres, ardor y descamación, inflamación de la piel de la vulva o de la entrepierna.

Al evitar hablar de ese tema #porquemujeres y #porqueprivacidad, los tabúes nos llevaron a mantener las molestias en secreto.

Por eso, muchas mujeres vivimos durante años pensando que la irritación, picazón, ardor e inflamación en nuestra vulva eran normales, y que así tendríamos que aprender a vivir la menstruación. 

alergia a toallas femeninas
Imagen de Alexander Sergienko en Unsplash

Los componentes de las toallas sanitarias

Creo que es importante cuando menos preguntarnos de qué está elaborada la toalla “súper absorbente” o la de “noches felices”, para estar seguras de qué es lo que estamos consumiendo y lo que se coloca en una zona tan delicada como nuestra vulva. 

Tengo muy presente en la memoria que, cuando compraba toallas sanitarias, buscaba sus componentes en los empaques, pero estos no estaban enlistados. 

Profeco nos menciona algunos en el estudio que realizó durante marzo de 2020. En el texto, dice que las toallas están compuestas de: “tela de algodón, malla, laminado o una combinación de ambas y su centro contiene un material absorbente que por lo general se compone por celulosa o celulosa combinada con gel”.

¿Eso es todo?

Secreto profesional

Pues bien, traté de comunicarme con diferentes empresas que elaboran estas compresas desechables. Algunas respondieron a través de redes sociales invitando a visitar la página web, donde se explican algunos otros componentes, otras respondieron de manera evasiva. 

Una de las marcas me pidió que contactara a su centro de atención a clientes, donde una mujer severa me habló de la privacidad de esos datos (los materiales), por temas con la competencia.

Me dijo que, en caso de que requiriera la información por cuestiones quizás de salud o salubridad, debía escribir una carta para solicitar la ficha técnica al corporativo.

Cuando seguí investigando, descubrí que no se mencionan todos los componentes para evitar que otras empresas imiten la fórmula. Pero esto causa que, quienes tenemos algún tipo de reacción a los materiales, no podamos saber qué componente exacto nos irrita. 

Alergia a las toallas femeninas: mi historia 

Cuando era adolescente, sin ningún tipo de contacto sexual, una prima hizo la pregunta “¿cuándo van las mujeres al ginecólogo?” a lo que nuestras madres dijeron escandalizadas “cuando ya no eres señorita”. Sí, la vieja escuela y la gran ignorancia. 

Desde ese momento, mis constantes molestias al usar toallas desechables tuvieron que volverse parte de la normalidad. En la universidad, me animé a ir con una ginecóloga, quien solo me dijo “no sabes limpiarte al orinar y defecar” y no solucionó nada.

Como dice la sexóloga Paulina Millán en una entrevista: «Nos han enseñado que cuando tenemos alguna molestia (…) en vagina o vulva, como comezón, se trata de una infección, pero muchas veces no es más que una irritación». 

En mi caso, me quedé con mil dudas hasta que pude pagar una consulta con una ginecóloga que, por fin, fue amable y me explicó paso a paso lo que me estaba haciendo y por qué. 

También me dio el diagnóstico más certero que había tenido hasta ese momento: piel seca, que requiere hidratarse varias veces al día.

Dermatitis atópica en la vulva

Un par de años después, mi dermatóloga (de hospital público especializado), me remitió a una subespecialidad llamada Patología vulvar, que ayuda a atender los problemas respecto a la salud de nuestra vulva.

Ahí fue cuando me dijeron el nombre la condición que me causaba comezón y hasta sangrado en la piel de la vulva: dermatitis atópica. 

Comencé un tratamiento que me ayudó a que las llagas cerraran y la comezón disminuyera. Sobre todo, me ayudó a comprender que es una condición general de la piel que no va a desaparecer, pero que puede ser más llevadera con cuidados adecuados. 

Además, la doctora me señaló la necesidad de utilizar toallas desechables con mayor porcentaje de algodón, sin perfumes, y sin tanta “tecnología”, porque implica tener contacto con muchos más químicos que mi piel no toleraba.

Y así fue como, al consultar a médicas especializadas, me enteré que hay un mundo de posibilidades de pieles y alergias, y que ciertos materiales pueden hacer reaccionar a tu piel. 

imagen de Good Soul Shop en Unsplash

Mi solución actual a los problemas cotidianos de uso de desechables fue la copa menstrual: una copa de silicón que se coloca en el canal vaginal, que no causa alergia ni molestias, y que permite que la piel respire sin problemas. 

También existen las toallas de tela, que son una opción externa, de tejidos de algodón en contacto con tu piel, y que se lavan después de cada uso.

Si te sientes identificada con algunos de los síntomas que ya he mencionado, considera visitar a una dermatóloga especializada en vulva.

Aunque suene que puede ser muy costoso, estas médicas también atienden en centros dermatológicos públicos. Realmente pueden hacer la diferencia entre un ciclo incómodo y cambiar tu relación con tu menstruación.

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