Puede que jamás hayas escuchado sobre Carola Rackete, pero en los últimos días su nombre se ha convertido en el titular de noticieros alrededor del mundo.
La capitana de 31 años, a bordo del Sea Watch–3 (buque dedicado a rescatar migrantes), ha levantado polémica y elogios por igual después de que el pasado 28 de junio tomara la decisión de llevar a puerto a 42 migrantes libios, esto en contra de las autoridades italianas que, tras varios días de espera, seguían sin darle permiso para atracar en el puerto de Lampedusa.
«He decidido entrar al puerto, que es gratuito de noche, por mi cuenta. Ahora estamos preparando el barco y esperamos llegar al muelle en hora y media», dijo Rackete en un video colgado en la página de Facebook de la ONG Sea Watch International horas antes de cometer la hazaña que le costaría un arresto.
Una difícil decisión
Las razones que llevaron a Carola Rackete a entrar por la fuerza al puerto italiano no son para menos. Llevaba más de dos semanas en un barco con fugitivos de guerra que necesitaban llegar a puerto seguro cuanto antes.
«La situación psicológica de los migrantes a bordo empeoraba día a día: tuvimos que romper las reglas para proteger a estas personas», explicó la capitana de origen alemán.
Aunque su corazón estaba en el lugar correcto, Carola, quien ahora se encuentra bajo arresto domiciliario, podría afrontar severas consecuencias, ya que «cualquier ONG que entre en aguas territoriales [italianas] sin la autorización correspondiente se expone a una multa de 50 mil euros y hasta a 15 años de cárcel para sus responsables», informó El País.
Carrera en el mar
Rackete empezó su carrera profesional en el Ártico, donde trabajó para el prestigiado Instituto Oceanográfico Alfred Wegener entre 2011 y 2013. Posteriormente se convirtió en segunda oficial del Arctic Sunrise de Greenpeace, donde estuvo hasta 2016, ya que después se sumó a Sea Watch International.
Aunque pudo haberse dedicado a cualquier otra cosa, Carola decidió volcarse a las labores humanitarias después de ser consciente de sus múltiples privilegios.
“He podido asistir a tres universidades, soy blanca, alemana, nacida en un país rico y con el pasaporte adecuado. Cuando me di cuenta sentí una necesidad moral: ayudar a quien no tenía las mismas oportunidades”, explicó al periódico Il Giornale.
Una decisión humanitaria
Carola Rackete sabía muy bien lo que hacía y a lo que se enfrentaba cuando entró al puerto de Lampedusa, pero decidió apelar a su lado humano y salvar 42 vidas a costa de su propia integridad.
«Sé a lo que me arriesgo, pero los náufragos a bordo están al límite. Los puse a salvo, espero que las autoridades europeas e italianas entiendan la situación», declaró.
«Estamos orgullosos de nuestra capitana»
Mientras las autoridades italianas dictan el veredicto sobre el futuro de Carola, alrededor del mundo se ha exigido su liberación desde distintos frentes.
Por su parte, el presidente de la organización Sea Watch International, Johannes Bayer, reiteró su apoyo a Rackete con una frase que resume lo que sienten quienes han aplaudido su valiente acción: «Estamos orgullosos de nuestra capitana, ella hizo exactamente lo correcto. Defendió la ley del mar y puso a la gente a salvo».
Actualización, 2 julio 2019: la activista Carola Rackete quedó en libertad. La jueza Alessandra Vella decidió no validar su detención y rechazó el delito de «resistencia con violencia a una nave de guerra» del que se le había acusado. Asimismo, la jueza aseguró que sus actos estaban justificados, pues actuó para salvar vidas.