Amigues, buenas noticias. A pasos lentos, pero seguros, parece que nos acercamos a ser una sociedad en la que la ropa ya no será un tema de género, sino de elección personal desde la infancia.
La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, presentó el programa de uniforme neutro, con el cual niñas y niños de educación primaria y secundaria de la CDMX podrán acudir a la escuela usando falda o pantalón sin importar su género:“ Eso ya quedó en la historia, los niños pueden traer falda y las niñas pantalón si quieren”, informó.
La medida se toma para generar una percepción de igualdad entre niños y niñas así como para evitar que se les “categorice” de acuerdo a la ropa que llevan.
El drama del uniforme neutro
Por supuesto, esto ha escandalizado a más de una persona que piensa que la ropa puede definir tu identidad sexual (?) o cambiarla como por arte de magia.
Sobre todo, se señala esta medida como una herramienta de la –muy temida por los conservadores– ideología de género y en diversos tuits se pueden leer cosas como que el objetivo de esta iniciativa es «dañar la mente de los niños».
(Esta es la parte en la que hacemos un eye roll colectivo 🙄)
La ropa como una construcción social
A ver, vamos por partes.
La falda y los vestidos son consideradas prendas tradicionalmente femeninas en la mayoría de la sociedades occidentales, pero con frecuencia se olvida que los tacones, el maquillaje, túnicas y faldas fueron creadas originalmente para los hombres, además, eran sinónimo de hombría y poder militar.
En su ensayo The Surprising History of Men in Heels, Maude Bass-Krueger relata que durante el reinado de Luis XIV, “cuanto más altos y más rojos eran los tacones, más poderoso era quien los llevaba”. El rey solo permitía los tacones de este color a sus allegados.
La razón para dejar de usarlos no tiene nada que ver con la masculinidad, sino con el rechazo a la aristocracia.
Una prenda más allá del género
¿Más evidencia de que la ropa «femenina» o «masculina» es una construcción social?
En entrevista con Verne, el profesor de Historia de la Indumentaria en el Centro Superior de Diseño IED Madrid, Federico Antelo Granero, señala que hombres y mujeres hemos compartido prendas y complementos que hoy se consideran exclusivamente femeninos.
También explica que el rosa no siempre fue sinónimo de femenino y el azul no siempre se identificó lo masculino.
Basta ver imágenes de griegos y romanos: el atuendo masculino se componía de togas y faldas; los aztecas llevaban túnicas; el rey Enrique Octavo usaba faldas en su enorme figura, sin olvidar a los escoceses, quienes mantienen las piernas descubiertas en eventos tradicionales y formales. Así que, señoras y señores, no es necesario escandalizarse por ver hombres –de cualquier edad– en falda.
Poder de elección
Lo más importante del programa de uniforme neutro es que la niñez capitalina pueda elegir qué prenda llevar al colegio.
Si alguna niña se decanta por el pantalón o algún niño quiere llevar falda, ambos pueden probar algo distinto. Un ejercicio que –como adultas y adultos– también deberíamos de plantearnos replicar en busca de mayor diversidad y, por qué no, más opciones de outfits.
Actualización:
Tras la polémica en redes sociales provocada por el uniforme neutro, Esteban Moctezuma Barragán, titular de la Secretaría de Educación Pública, aclaró que la medida anunciada es para que las niñas puedan usar pantalón, dejando fuera la posibilidad de que los niños usen falda.
El funcionario agregó que le «da tristeza la ‘falsa polémica’ generada» porque no era el propósito, «se borró a las niñas».
Asimismo, declaró que le llama la atención es que “en pleno siglo XXI el Estado mexicano, la SEP, haya tenido como norma prohibir que las niñas se pongan un pantalón”.