Breve historia de por qué el rosa y azul no siempre estuvieron asociados a un género

rosa y azul

Es común que, cuando va a nacer un bebé, los padres (o madres) deseen saber cuál va a ser el género, no solo para despejar esa duda, sino poder elegir el nombre, comprar la ropa y para saber si ¡¿pintan de rosa o azul su habitación?!

Hasta hace poco, esto parecía algo sumamente normal, pero al estar más informadxs sobre los roles de género y que un color no los define, es cuando tal vez surja la duda, ¿por qué el azul se asocia a lo masculino y el rosa a lo femenino?

Aunque no lo creas, esto no siempre fue así. Incluso, en algún punto de la historia fue totalmente lo opuesto.

Esa historia extraña en rosa y azul

Para entender esta historia hay que irnos al siglo XIX, cuando los pequeñxs vestían de manera muy similar, independientemente de si eran niños o niñas. La mayoría usaba el color blanco y la mayoría llevaban vestidos. Era un color unitario que era fácil de encontrar en todo tipo de telas y también dejaba ver su limpieza. Algo muy importante para un bebé.

Caso aparte es que en ese entonces no se consideraba importante ver a un bebé e inmediatamente determinar su género. Era un bebé cachetoncito, hermoso y punto. En ese entonces tampoco había diseños de niña o niño y tampoco se les cortaba el pelo de forma diferente.

Para el siglo XX, después de la Primera Guerra Mundial, todo cambió. La culpa, como podrás intuir, la tuvo esa combinación poderosa entre la mercadotecnia y la moda. Las guías de estilo y las empresas comenzaron a impulsar la idea de que ciertos colores son para niñxs de ciertos géneros.

Lo curioso es que a inicios de siglo, algunos argumentaron que el rosa es un «color masculino» porque representaba un carácter «decidido y fuerte», mientras que el azul era un «color femenino» por ser «más delicado y suave».

A la par, según un artículo de la revista del Smithsonian, recuerda que también se llegó a proponer que el azul era para los bebés rubios de ojos claros y el rosa para bebés de piel negra o morena. Lo cual no trascendió tanto (afortunadamente).

¿Y por qué rosa y azul y no otros colores?

Esa es otra gran duda que hemos tenido por años. Lo que se ha llegado a concluir es que las tiendas de ropa comenzaron a hacer vestidos de todo tipo, pero en algún punto, los rosas fueron los predilectos. Por ello, hicieron muchos más.

Así ocurrió en el mundo occidental, donde el significado de los colores es muy distinto a otras culturas orientales.

Otra explicación puede venir desde una de las cunas de las tendencias en moda: Francia. Los orfelinatos franceses solían emplear el azul para los niños y el rosa para las niñas. Sin embargo, en países cercanos como Bélgica, Suiza y parte de Alemania era totalmente al revés.

Esa moda de asociar un color al género comenzó a ser muy popular en los años 70, y de ahí pal real. Ese gusto que tienen las niñas por el rosa no es más que reflejo de la mercadotecnia y de una imposición social que ha llegado por medio de los padres y la familia, mis caso para a los niños con el azul.

Cambio de hábitos

Lo que antes parecía totalmente establecido: rosa para niñas, azul para niños, ahora no lo es. Alguien que cuestionó este pensamiento fue el fotógrafo JeongMee Yong. A él le sorprendió que su hija de cinco años únicamente quisiera ropa y juguetes de color rosa.

Al ir al fondo de este gusto, se dio cuenta de que era adquirido porque las compañías de juguetes solo los hacían los de niña en tonos de rosa. Sucedía lo mismo para los niños y los tonos azul. Es decir, segmentación por género.

Por medio de su trabajo The Pink & Blue Project, muestra una serie de fotografías de niños y niñas con sus posesiones rosas y azules.

Foto. eongmeeyoon.com

El experimento es sencillo. Pidió a niños y niñas que exhibieran sus juguetes. El resultado cromático es evidente y se puede entender fácilmente por qué a los niños les «gusta» el azul y a las niñas el rosa.

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