Necesitamos hablar del animal print, ese estampado que divide opiniones, saca nuestro lado más feroz y que regresa cada cierto tiempo para acaparar las tiendas de moda.
Hoy por hoy, donde voltees hay un estampado de leopardo, cebra, cocodrilo o pitón. El animal print llegó para quedarse, pero esta no es su primera ola de popularidad.
Las pieles de animales han formado parte de la vestimenta de los seres humanos prácticamente desde siempre, ya sea para protegerse del clima, demostrar estatus o simplemente para echar estilo, pero su uso se popularizó a partir del Siglo XX.
Aquí una breve historia del animal print.
1920 – 1930
En general, la moda femenina comenzó a ser más provocadora en los años 20, cuando las mujeres reclamaban prendas más versátiles y atrevidas que les permitieran mayor movilidad y libertad.
Los dobladillos se elevaron, las siluetas dejaron de ser tan rígidas y los estampados comenzaron a aparecer por doquier, incluyendo el animal print.
Una década después, en los años 30, el animal print conquistó a estrellas de cine como Carole Lombard, Marlene Dietrich, Bette Davis y hasta la mismísima Dolores del Río, quienes acentuaban su personalidad de divas de la pantalla con atuendos súper llamativos que marcaban tendencia.
1940
Adiós lujo, adiós excentricidad y adiós animal print.
Durante la II Guerra Mundial (1939 – 1945) la moda fue golpeada por la realidad de una sociedad que debía apegarse a la austeridad y mujeres que se integraban a la fuerza laboral para sostener sus hogares, así que perdimos de vista este estampado por un buen rato…
1950 – 1960
Pero el glamour resurgió alrededor de 1947 con el llamado «New Look» de Christian Dior, quien incluyó el estampado de leopardo en múltiples diseños suyos y lo popularizó.
Para los 60 ya no eran solo las divas de Hollywood como Ava Gardner y Marilyn Monroe quienes se enfundaban en estampado animal, sino también figuras como la Primera Dama estadounidense, Jackie Kennedy; la actriz convertida en princesa de Mónaco, Grace Kelly, y la modelo y socialité Edie Sedgwick.
1970 – 1980
Durante los 70, el animal print dejó de ser taaaaaaan popular, quizá en parte por los esfuerzos del movimiento ambientalista contra la explotación de las pieles (¡yaaay!).
Ese alejamiento del mainstream convirtió el animal print en un aliado perfecto para subculturas que buscaban ir contra la norma, como los punks, quienes lo combinaron con estoperoles y telas tipo escocesas, o la movida del glam rock, que lo elevó con plumas, botas de plataforma y muchísimo glitter.
Debbie Harry, Sid Vicious, Patti Smith, Marc Bolan, Rod Stewart y Keith Richards fueron algunos artistas que se apropiaron del animal print como parte de su aire rebelde.
1990
¡Ah, los gloriosos 90! Esta década vio el regreso del animal print en todo su esplendor.
A principios de la década, gigantes de la moda como Azzedine Alaïa y Gianni Versace los convirtieron en protagonistas de sus colecciones; mientras que, para finales de los 90, estrellas como las Spice Girls, Destiny’s Child, Lil Kim o Shania Twain no dudaban en llevarlo en sus presentaciones y video clips.
Y así fue que el mainstream se animó, una vez más, a sacar los estampados animalescos.
Del 2000 en adelante
El animal print ya dejó de ser un estampado de «tendencia» y podemos considerarlo un básico que se renueva una y otra vez, a veces con mayor intensidad. Esta temporada es una clara muestra de ello.
De acuerdo con Sara Maggioni, Directora de retail y compras de WGSN, «[El animal print] es una buena forma de renovar patrones básicos, transformándolos instantáneamente en artículos de moda, y es uno de esos estampados que pueden funcionar bien en todos los rangos de edad y niveles de mercado, cuando se ejecuta de la manera correcta».
La predicción de WGSN es que el animal print evolucionará y se llevará con múltiples estampados en una misma prenda, así que prepárate para combinar una falda de cebra y leopardo con unas botas de pitón, eso sí, todo artificial, por favor, que a los animalitos hay que dejarlos en paz.