Presentar por primera vez a tu pareja con tus padres suele ser un momento especial, a veces es conmovedor, otras incómodo, pero también puede ser difícil, todo depende del contexto y la vida de cada persona. Ahora imagina cómo sería presentar a tu pareja si esta es de tu mismo sexo, ¿el ritual sería parecido al de alguien heterosexual?
Aún en la época en la que vivimos, cuando se cree que hemos avanzado mucho como sociedad en cuanto a la diversidad sexual, que un integrante de la comunidad LGBT presente a su pareja no es precisamente la historia más común que los bugas puedan imaginar.
Para saber exactamente cómo han sido estos momentos clave en la vida amorosa de gays y lesbianas, buscamos sus testimonios. Sin ganas de arruinarte la lectura, anticipamos que quedamos sorprendidxs con lo que nos contaron.
Eufemia
Le dije a mi mamá que estaba saliendo con alguien y le pregunté si quería saber o no, porque es bastante cerrada y homofóbica. Me dijo que no. Dos años después, mi novia y yo tenemos un proyecto laboral juntas y fue necesario trabajar en «mi casa», que en realidad renta mi madre.
Ella estaba de visita y le avisé que mi novia llegaría. Básicamente, mi novia le dio los buenos días y ella le ladró de regreso con cara de mierda. Después entró a decirme algo a mi cuarto y, otra vez, con cara de encabronada. Yo estaba furiosa, sobre todo porque mi novia días atrás nos había hecho un favor para el negocio de mi mamá y ,un poco antes, me había cuidado porque había estado muy enferma.
No fue capaz ni de ser cordial. Eso derivó a que yo hablara con ella y le dijera que ese amor que tanto profesaba por mí estaba condicionado a mi «heterosexualidad», y que se nos acababa el tiempo, porque yo no iba a tolerar por mucho más actitudes tan ofensivas.
Ñoño Nogales
La primera vez que presenté a mi (ex) novio fue en el 2008 en Monterrey, tenía 25 años. Lo presenté con mi madre que vive en Sonora y fue a visitarme a Monterrey. Deseaba que dos de las personas que mas quería en ese momento se conocieran.
Tenía como dos años que había salido del closet con mi mamá y no lo tomó a mal, pero no le encantaba la idea de verme como gay.
Sabía que si le decía que le iba a presentar a mi novio no iba a querer, entonces elaboré un plan. La llevé a tomar un té y de «sorpresa» cayó mi novio, mi mamá se portó indiferente, seria e incómoda. No le encantó, no mostró empatía por mi novio en ese entonces hasta que me vio deprimido cuando cortamos al año siguiente.
Eva
Nunca he podido llevar a mi pareja a casa… Mi madre me dejó de hablar y me «prohibió» entrar a la casa cuando le dije que era lesbiana. Desde eso no hemos vuelto a hablar.
Glenn
Básicamente, el día en que mis papás conocieron a mi novio fue cuando se enteraron que era gay. Por mera suposición me preguntaron si el sujeto era mi pareja y les dije que sí, entonces solo preguntaron «¿se va a quedar a comer?». Y ya, todos fuimos felices y normales.
K
En mi caso, el evento fue muy desafortunado y nada planeado. Mi madre encontró una carta de amor escrita por mi entonces novia en la cual decía cuánto me amaba. Me confrontó pidiendo alguna explicación de mi supuesta «mejor amiga» a quien ella ya conocía, pero ya no pude mentir más y le confesé que a mí me gustaban las mujeres. Su reacción fue negativa y dijo que yo estaba enferma y que tenía que ir al sicólogo…
Fui a un par de sesiones solo por la presión que hizo sobre mí y me prohibió ver a mi entonces enamorada. La terapia fue una mierda y dejé de ir, yo estaba segura de lo que quería. Entonces tenía 20 años.
Sin embargo, la primera vez que mi mamá conoció a una novia fue a los 26 años, cuando me enamoré como idiota. Como la cosa ya iba más seria y yo estaba muy interesada en ella (quien salió del clóset con su madre por mí), decidí ahora yo confrontar a mi madre y decirle cómo estaba mi onda sentimental, ya que en esta ocasión no quería esconderme de nada ni nadie, fui clara y directa: “Mamá conocí a alguien que me gusta mucho, se llama X y estamos saliendo”. Mi madre se detuvo de lo que estaba haciendo, me miró a los ojos y me dijo “ok”.
Cierta vez ella fue en mi casa, la invité a una comida donde había más gente. Ese día la presenté, pero no dije que era mi novia sino hasta el día siguiente. La relación al principio era muy fría entre mi madre y ella y la conversación se tornaba muy impersonal. Con el paso del tiempo cambió completamente a algo muy positivo y cordial.
Paco
Fue algo nada planeado y sí muy accidentado. Yo llevo años viviendo en la Ciudad de México, bailé mucho tiempo para la compañía La Cebra Danza Gay, pero mi mamá no vivía aquí. Para uno de mis cumpleaños hice una fiesta en casa —me gusta invitar lo que yo pueda ofrecer, para que nadie lleve chupe o comida—; ella cayó de sorpresa, mi hermana también estaba ahí.
En la fiesta había muchos amigos gay, entre ellos mi novio, a quien mi mamá no conocía aún. También había un fotógrafo buga que, justo al momento de partir el pastel, dijo “por eso me encantan las fiestas gay, porque siempre hay de todo”, y se hizo como un minisilencio súper incómodo que para mí fue una eternidad. En ese instante, volteé a ver a mi mamá que, después de escuchar eso, salió llorando y se fue al hotel con mi hermana.
Así ella tuvo que conocer a mi novio actual. Ya había tenido otros novios antes, pero no los presentaba como tal. De ese momento tan difícil no tardó mucho en que ellos se llevaran bien, incluso ahora, mi novio ve a mis papás sin que esté yo y no hay ningún problema.
Ulises
Yo tenía 19 años y el chico con quien salía, 17. Él venía de una familia muy religiosa, así que cuando le propuse que nos fuéramos de fiesta toda la noche, su mamá llamó a mi casa para “acusarme” con mi madre de que había influido en su hijo para que faltara a dormir a su casa.
Mi mamá me llamó para que volviera a mi hogar con urgencia, así que no tuve más opción que llevarlo y ella nos puso el regaño de nuestras vidas. Lo llevó a su casa en la madrugada. Así fue que lo conoció.
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