Seguramente en un día de chisme con tus amigxs, al contarles que estás saliendo con una persona nueva que te atrae y con la que seguramente ya tuviste un encuentro sexual, te han hecho la gran pregunta: «¿Y ya lo hicieron?», a lo que automáticamente piensas en penetración/coito. Si eso fue lo que pasó por tu mente, eres una víctima del coitocentrismo o la dictadura del pene.
Lo que nos quiere explicar esta tendencia es ¿realmente se necesita del coito para tener un buen sexo? o simplemente es algo que socialmente hemos aprendido al hablar con amigos o viéndolo en películas y series en donde se deja claro que sin llegar a la tan famosa penetración, realmente no hubo una relación sexual.
Es como haber jugado todo un partido de futbol, haber sudado, dar cientos de pases acertados, echarte unas chilenas como el Chicharito y acabar exhaustos, pero como no metiste gol fue como no haber jugado, todo el esfuerzo que hiciste sin ese gol, no valió la pena. La buena noticia es, y esto va para las parejas heterosexuales principalmente, que hay otras formas de meter goles… if you know what I mean.
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¿Qué es el coitocentrismo?
Es la tendencia generalizada de que sin un coito y un orgasmo, no existe mission accomplished, dando por hecho que las caricias, besos, sexo oral, masturbación, mordidas, jalones de pelo o cualquier estimulo que se te pueda ocurrir, realmente no forma parte del buen sexo en sí. Esta división es tan fuerte que incluso la gente llega a confundir «relaciones sexuales» con «coito» cuando, realmente se refiere a la combinación de todas las prácticas.
En una entrevista para S Moda de El País, el sexólogo Iván Rotella, director del Centro de Atención Sexológica de Astursex en Avilés, España, y miembro de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS), explicó al respecto de este tema: “no se trata de desterrar el coito de la vida erótica, sino de dejar que todo gire en torno a él y enriquecerla con otras prácticas.
«El órgano más extenso que existe para dar placer es la piel y el placer es proporcional al tiempo que le dedicamos a una relación. Con la penetración la duración es más limitada”.
Un ejemplo que da en la entrevista es que las paredes vaginales realmente no tienen tantas terminaciones nerviosas, si las tuvieran, el parto no solo sería más doloroso, sino que prácticamente imposible. Solo el 25% de las mujeres pueden llegar a un orgasmo vía vaginal, lo cual significa que realmente lo que se debe de estimular no es por dentro, sino por fuera, donde se encuentra el punto G femenino. Por esto mismo, la idea de que el tamaño del pene importa, no es más que un mito.
¿Por qué la lucha contra el coitocentrismo?
Si aún crees que es necesario un pene para tener una relación increíble, sal y pregúntales a tus amigas lesbianas qué tanto lo extrañan a la mera hora (y lee este otro artículo de Malvestida), obviamente pueden recurrir a un strap on de vez en cuando, pero no es algo esencial en su relación. Por esto mismo de que la penetración no siempre es sinónimo de placer, las feministas criticaron este ismo en el siglo XX y ayudaron a que se extendiera la nómina de prácticas sexuales socialmente aceptadas.
Algo más que puntualiza el coitocentrismo es que todo se centre en el pene, tal pareciera que fuera un mandato de la masculinidad, lo que hace que un hombre no valga más que por su aparato reproductor, cuando realmente no hay que reducir todo su cuerpo a este.
Hacerlo provoca que los hombres nieguen otras zonas sensitivas donde pueden recibir placer, sí, estamos hablando del ano. Inclusive dentro de las relaciones sexuales entre hombres homosexuales, se puede caer en el penecentrismo.
Culturalmente, en tradiciones como la judeocristiana se sostiene que el coito es solo apto para el matrimonio, con el cual pueden reproducir la especie y adquirir responsabilidades, cosa que actualmente sabemos no tiene por qué involucrar este tipo de ideas, sino que podemos simplemente hacerlo por el simple hecho de disfrutarlo. De aquí que por años se haya creído que tener relaciones sexuales es solo llegar a la penetración.
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Así que si ya manejas la típica coreografía del coitocentrismo, te invitamos a explorar otras partes sensitivas que tal vez, sin saberlo, puedan hasta llegar a estimularte más que una simple penetración.
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