Como concepto general, no me gustan los concursos de belleza. Creo que promueven mensajes frívolos disfrazados de valores positivos. Además, tras haber platicado con gente que trabaja en el medio, sé que es una competencia brutal en la que las chicas que aspiran a ser “las más bellas del mundo” tienen que sacrificarse física y emocionalmente, llevar sus cuerpos a regímenes extremos e, inclusive, hacerse uno que otro “arreglito” cosmético. Sin embargo, creo que vale la pena hablar sobre lo que pasó en el certamen de Miss Universo 2016 (que se celebró el 30 de enero de 2017 en Filipinas), ya que hubo alguien que sorprendió a muchos espectadores: Siera Bearchell, Miss Canadá 2016.
La estudiante de Derecho causó polémica tras haber subido notablemente de peso en comparación al certamen de Miss Universo Canadá, en el que fue seleccionada para concursar en la final mundial. Y su nueva figura, aunque saludable, rompía con el esquema tradicional de la Miss delgadísima que solemos ver en esas competencias. Sin embargo, lo realmente admirable es que mientras que en las redes sociales muchos la llamaban gorda y la criticaban, Siera hizo lo que toda mujer –sin importar su complexión– debe de hacer: celebrar y defender su cuerpo.
La canadiense de 23 años de edad ha hablado abiertamente sobre su cambio físico y mental, y sobre cómo después de pasar por niveles de delgadez imposibles de mantener aprendió a amarse. “Se requiere disciplina para tener el cuerpo de una Miss Universo. También se requiere disciplina para ser aceptada en la escuela de Derecho. Se necesita disciplina para correr un maratón. Se necesita disciplina para ser fieles a nosotros mismos en un mundo que constantemente intenta moldearnos en algo que no somos”, escribió Siera en su cuenta de Instagram, la cual ha convertido en un santuario del body positive.
“La gente me pregunta si cambié mi cuerpo para dar a entender un punto. No. Nuestras vidas son fluidas, dinámicas y cambian constantemente. Nuestros cuerpos también. Siendo sincera, restringí mi ingesta de alimentos tan intensamente en concursos anteriores y me sentía miserable, auto-consciente y jamás lo suficientemente buena. No importaba qué tan poco comiera y cuánto peso perdiera, constantemente me comparaba con las demás y sentía que aún podía bajar más. Mi percepción mental no iba de acuerdo al cuerpo que veía en el espejo. Había días en los que comía una barra de proteína, entrenaba durante horas y luego tenía problemas para dormir porque estaba hambrienta. Mi cuerpo no es naturalmente esbelto y eso está bien. Estoy saludable, estoy en forma, tengo seguridad, soy yo misma. Esta es quien soy en este momento y estoy satisfecha con ello, así que tú también deberías estarlo. Mis queridas compañeras mujeres, recuerden que la verdadera belleza y validación comienza desde adentro”, añadió.
Mensajes de ese estilo se pueden leer en varias publicaciones de la actual Miss Canadá, quien tras colarse entre las 9 finalistas de Miss Universo 2016 abrió la brecha para que, quizá, la industria de la belleza por fin entienda que las mujeres somos bellas en cualquier talla.
Y sí, sé que seguramente estás pensando «No manches Ale, ¿de qué hablas? Cómprate lentes, ella sigue teniendo un cuerpazo. Está súper delgada». Pero hay que considerar que estamos hablando de estándares de un concurso que durante años se ha dedicado a decir que la mujer más bella del mundo tiene que ser híper delgada, y el hecho de que Siera no se apegue a lo esperado, es un triunfo para quienes defendemos la filosofía body positive. Sea la talla que sea, su lucha no es menos válida.
Querer cambiar los estereotipos en su medio le ha valido momentos incómodos e incluso reclamos sobre su peso: “’¿Cómo se siente ser mucho más… grande que otras competidoras?’ Me preguntó recientemente un reportero en una rueda de prensa. Me quedé casi sin habla. Pensé ‘¿Cómo se siente ser yo misma? ¿Cómo se siente estar segura de mi misma? ¿Cómo se siente cumplir mi sueño de representar a Canadá en el escenario de Miss Universo? ¿Cómo se siente ser un ejemplo a seguir para muchas jovencitas que luchan por encontrar a alguien a quien admirar? ¿Cómo se siente redefinir la belleza?’ Mi respuesta es: se siente increíble”, publicó en su Instagram.
Al final del día, el movimiento body positive no se trata de señalar quién está delgada o gorda ni promover el descuido personal, sino de amarnos como somos, cuidar nuestro cuerpo y ser conscientes de que nuestro valor no depende de nuestra apariencia, y eso Siera lo entiende a la perfección: “Esta es la generación de la diversidad de cuerpos. Este es el momento de comenzar a trabajar en conjunto para redefinir la visión global de la belleza”. Y sí, eso definitivamente incluye a las concursantes de certámenes como Miss Universo.