Si tienes una amiga lesbiana, este post es para ti

Si entraste a este post hay dos posibilidades: o eres lesbiana (y te encanta leer toda publicación relacionada con el tema) o, efectivamente, tienes una muy bella amiga homosexual. Sea como sea, desde que salí del closet me he topado con algunas situaciones incómodas con mis amigas y amigos heterosexuales.

Los amo, le dan un bello equilibrio a mi vida (gracias a ellos mis días no parecen un capítulo sacado the «The L word») y sé que no lo hacen a propósito, pero quisiera compartir algunas cosas que he reflexionado a partir de eso y que también son el pan de cada día de otras muchas lesbianas ahí afuera.

Así que, amiga/amigo heterosexual:

1.- No tengas miedo de usar la palabra «LESBIANA»

No sé por qué es como una palabra de terror y a la gente le da miedo pronunciarla. Tal vez suene más agresivo o serio que «gay», «lesbi», «del otro bando» o cualquiera de sus derivados. Pero no, no tengas miedo de decirlo fuerte y claro al referirte a ella. Esto nos hace más visibles en la sociedad y nos da más presencia como comunidad lésbica.

2.- Ahórrate preguntarle «¿Y cuál de las dos es el hombre?»

Estamos en pleno siglo XXI y parecería absurdo pensar que esto aún sucede, pero pasa y con mucha más frecuencia de lo que nos gustaría. No buscamos ni necesitamos un hombre y ninguna de las dos tiene la necesidad de proyectarse como tal.

No buscamos imitar una relación heterosexual y precisamente por eso salimos con una chava. Incluso en las dinámicas «butch–femme» ambas siguen siendo felizmente mujeres. Así que es mejor ahorrarse este tipo de comentarios que, además dicen por ahí, son de los que más nos enfurecen.

3.- Decirle que no puede saber que no es heterosexual porque nunca ha estado con un hombre.

Sí… así de ridículo. Es igual a decirle que si nunca ha estado en el infierno no puede saber si no le gustaría quemarse en las llamas del averno por toda la eternidad. Tú no has necesitado experimentar ser homosexual para comprobar que no lo eres, tampoco nosotras necesitamos hacerlo. Simplemente decidimos serlo y ya.

4.- «¡Pero si estás bien bonita… qué desperdicio!»

Say whaaaaaat!? ¿Desperdicio para quién o por qué? Las mujeres cada vez más nos vamos desprendiendo de los estándares de belleza que nos encadenan y el mundo lésbico ha ido evolucionando junto con la sociedad, rompiendo también con sus propios estereotipos.

5.- No intentes modificar sus maneras de vestir o peinarse.

Alguna vez me invitaron a una boda y me pidieron que, por favor, fuera vestida «normal». Mi look es bastante andrógino, lo que significa que existía la posibilidad de que llegara con una camisa, tirantes, moño en el cuello y pantalones. Sinceramente este comentario me dolió porque se trataba de una amiga bastante cercana, aunque eso no modificó mi decisión sobre qué ponerme (efectivamente, llegué en camisa, tirantes y pantalones).

Amigos, vivir y dejar vivir: si quiere raparse que se rape, si quiere usar tirantes que use tirantes; si quiere ponerse vestidos que lo haga. Si quiere ser butch, femme, fashion, andrógino (si no sabe de qué hablo, recurra a su amiga lesbiana más cercana)… aquí no hay un «cómo se debe» o «no se debe» ser lesbiana y es parte de la magia del mundo queer.

6.- Decirle que tienes una amiga que quieres presentarle *wink wink*.

A veces esto puede resultar en algo muy bueno, pero llega un punto en el que es cansado que quieran emparejarnos con cada lesbiana que conocen. No somos mercancía, agradecemos su bello esfuerzo por buscarnos pareja, pero tu tía solterona no es opción para nosotras, ni tampoco la barista de cabello corto que te atendió en el café al que acabas de ir. No por ser lesbianas implica que ya somos compatibles.

7.- Asumir que se volvió lesbiana porque cortó con su ex.

Hay mujeres que pasaron por relaciones heterosexuales antes de ser lesbianas, pero eso no implica que hayan tomado esa decisión por una decepción amorosa. No estamos con mujeres porque odiamos a los hombres, ni porque hayamos fracasado en el mundo heterosexual.

8.- Asegurarle que es sólo una racha y que ya pasará.

Volviendo al punto de las llamas del averno…

9.- Intentar saludarla «a lo vato».

Esta va en especial para nuestros amigos hombres. Compas, no por ser lesbianas nos volvimos una imitación suya. No queremos ser ni comportarnos como hombres, entonces eviten saludarnos con alguno de sus rituales tan particulares (sí, me refiero a chocar las manos y darse de madrazos palmadas en el hombro).

10.-«No tengo problema con que seas lesbiana, sólo no te beses con tu pareja frente a mí».

¡Ouch! Esto es como decirnos «te quiero, pero de lejitos». Esto implica que no la aceptas del todo y que, de algún modo, te incomoda quien es. Acéptala e inclúyela 100% como decida ser, escúchala y, sobre todo, hazle saber que cuenta contigo y que nada cambia en su amistad.

Lógica simple: tu amiga lesbiana no es un ente extraño salido de un universo paralelo. Ser públicamente homosexual es algo difícil por el estigma y la discriminación que aún vivimos en la sociedad. Nosotras quisiéramos encontrar en nuestras amistades un espacio seguro y en el que podamos ser nosotras mismas, libres de prejuicios.

Espero que tu bella amiga lesbiana encuentre eso en ti.

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