La usurpación de identidades en las candidaturas LGBTIQ+ y su impacto en la comunidad

La usurpación de identidades en las candidaturas LGBTIQ+ es una traición a una comunidad que lucha por su representación y derechos.

Texto por: Eme Flores

En años recientes, la inclusión de la comunidad LGBTIQ+ en la política es un tema que ha adquirido cada vez más relevancia. Personas no binarias y trans han exigido no sólo el reconocimiento de sus derechos, sino también lugares desde los que puedan incidir en las políticas que les atraviesan. Sin embargo, también ha surgido un fenómeno preocupante: la usurpación de identidades por parte de personas cisgénero para registrar candidaturas destinadas a la diversidad sexual. Este problema no solo afecta la representatividad real de la comunidad, sino que también opaca los esfuerzos de activistas que luchan por una inclusión genuina.

Antes de su trágico asesinato, Ociel Baena fue une defensore incansable de la cuota arcoiris y la inclusión de las personas no binarias en Aguascalientes. Tristemente, en las recientes elecciones fue precisamente ese estado donde presuntamente más personas cisgénero se registraron como no binarias de forma fraudulenta, según se puede contrastar con datos en la página del Instituto Electoral de Aguascalientes.

Pero este no es un caso aislado, es un reflejo de una problemática más amplia que afecta a varios estados del país. Michoacán, por ejemplo, también vio casos de personas cis registrándose como «NB» o mujeres trans sin serlo. Este fraude electoral no sólo golpea la confianza en el sistema, sino que además se presta para titulares amarillistas y termina por invisibilizar a las verdaderas candidaturas no binarias.

Un fenómeno mucho más complejo y revelador

A través de X (Twitter), la activista trans Irene Valdivia, de Morelia, destacó que el verdadero problema radica en la falta de transparencia:

«El fraude está en que se registraron como mujeres, pero hicieron campaña como ‘CandidatO’, y en consecuencia al registro debía ser ‘CandidatA’. Los votantes nunca supieron cómo se registraron y ahí está el fraude. El fenómeno es mucho más complejo y revelador de lo que la narrativa de ‘fingieron ser mujeres trans’».

Irene Valdivia

Los patrones de registro varían según el partido político. Desde registros como «Mujer-género femenino» por el PRI hasta «MUJER» en mayúsculas por el PRD y el PAN, la diversidad de descripciones evidencia una posible coordinación entre partidos y organismos electorales para la usurpación de identidades.

Casos como el de Daniel Herrera Martin del Campo, registrado simultáneamente como «Sexo: Mujer» e «Identidad: Hombre Gay», subrayan la complejidad y la falta de control en el proceso.

No solo se usurparon candidaturas de mujeres y personas de la diversidad, también se invisibilizaron las candidaturas no binarias legítimas.

En Chiapas, Isai Bacilio, Secretarie de Diversidad de Chiapas Unido, fue registrade incorrectamente como «Sexo: H, Identidad: Mujer Trans» a pesar de ser una persona no binaria.

En Tabasco, Héctor Victoria Valenzuela Martínez, quien es una persona no binaria, enfrentó una situación similar al ser registrade como hombre, razón por la cual decidió levantar una denuncia por discriminación contra el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco.

Jimena Jiménez Juárez, una candidata trans de la Costa Chica de Guerrero, que también es parte de la comunidad afrodecendiente, fue registrada como “Sexo: H, Identidad: Persona No Binaria”. Sin embargo, más que una usurpación, esto fue un caso de ignorancia sobre el proceso y los requerimientos por parte de su partido y de negligencia del INE a la hora de su registro.

“Por la situación legal de Guerrero, no he podido cambiar mi nombre y acta”, dijo Jimena en entrevista. “(Regeneración) es un partido nuevo y el INE no le informó a quienes hicieron el registro cuáles eran los procedimientos adecuados”.

Ser registrada como hombre y como persona no binaria no sólo invisibiliza su largo trabajo de activismo como mujer trans, sino que lastimó sus posibilidades de ganar un puesto, al no poder acceder a la cuota de género por ser mujer.

La falta de opciones adecuadas y la clasificación errónea de identidades no hace sino reflejar una falla sistémica en los organismos electorales de diversos estados.

Un largo camino por recorrer

No todo es negativo; algunas candidaturas de la diversidad sí lograron registrarse correctamente a pesar de estas adversidades. Meme Nava en Edomex y Yuls Marín Luna en Morelos son algunos ejemplos.

A nivel federal, Ari Muñoz de Movimiento Ciudadano, se registró con una candidatura no binaria legítima a una diputación federal.

Algunas voces argumentan que la naturaleza de la autoadscripción y la fluidez del término «no binario» dificulta su inclusión en las elecciones, señalando que este es un problema intrínseco de las cuotas arcoiris, las cuales supuestamente hacen inevitables casos de usurpación de identidades como el de Michoacán.

Sin embargo, el problema no son las acciones afirmativas en sí, ni les candidates, ni siquiera los partidos políticos. Ericka López Sánchez, del Observatorio Latinoamericano y del Caribe de los Derechos Políticos y Electorales de las Personas Trans, señala que la responsabilidad recae en el INE y los Organismos Públicos Locales:

«Esto solo fue posible por el amparo de las autoridades electorales. Tenemos que recordar que los Organismos Públicos Locales (OPLES) no son neutros, tienen agendas propias y locales».

Para Sánchez, las posibles soluciones están en crear protocolos de aplicación diferenciados y transparentes.

“Las acciones afirmativas necesitan protocolos de aplicación y deben ser diferenciados. Nos olvidamos de exigirle al sistema electoral lo que tienen que hacer. Y empieza con el INE”.

Ericka López Sánchez

La autoadscripción simple no es suficiente; se necesitan protocolos diseñados por mesas de trabajo, especialistas, activistas y colectivos de la comunidad trans y no binaria, no con el objetivo de fiscalizar identidades, sino para garantizar que quienes se registren realmente representen a la comunidad que dicen representar.

La usurpación de identidades en las candidaturas LGBTIQ+ no solo es un fraude electoral, sino una traición a una comunidad que lucha por su representación y derechos. Defender la autoadscripción, dentro y fuera de las instituciones como el INE, es fundamental. Pero también es parte de la importante tarea de afirmar la presencia de las personas LGBTIQ+ en la vida pública como actores propixs.

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