Masta Quba: La reina del hip hop feminista mexicano

Entrevistamos a la chingonsísima Masta Quba, una rapera mexicana que ha usado su música como protesta y resistencia... pero también goce.

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De México para el mundo. ¡Platicamos con la reina del hip hop Masta Quba! La hiphoppa mexicana, como ella se nombra, habla sobre la importancia de nombrar la realidad que atraviesan las mujeres; además, critica la falta de paridad en la industria musical y la necesidad de hacer alianzas y colectivizar la creación musical.

Desde 2006, cuando comenzó su carrera, sus letras han estado cargadas de crítica social, hablan sobre la lucha feminista y la defensa de los derechos de las mujeres. Además, Masta Quba también es activista y participa en diversas iniciativas por la igualdad de género. Su trabajo se ha convertido en un referente en la escena musical feminista en México. La TQMMMM.

Para que entres en el mood, te recomendamos escuchar esta canción antes de seguir leyendo. ❤️‍🔥

Masta Quba sobre la música como protesta

¿Cuáles son las implicaciones de hacer rap feminista en un país como México?

Masta Quba (MQ): Creo que es una responsabilidad, como artista y como morra, nombrar lo que me atraviesa, no inventar mi historia sino más bien nombrar la realidad que siempre va a superar cualquier ficción. En un país como México, en donde las mujeres no importamos, es importante que estemos nombrándonos para existir. Las mujeres existimos y resistimos todos los días, no solo el 8 de marzo.

Es importante que existan manifestaciones artísticas, como la tuya, que hacen visible todas las problemáticas de ser mujer en México. Sin embargo, al respecto de la industria musical, ¿cómo ha sido el recibimiento de tus letras, de tus conciertos?

MQ: El público que me sigue siempre me ha recibido con mucho amor y yo creo que cuando una se atreve a hacer lo que quiere y lo que le sale del coño siempre va a haber gente que esté en contra de eso. Después descubres que no es contra ti, más bien es contra esas mismas personas que no saben cómo lidiar con ver a alguien que es libre.

La industria sigue invisibilizando mucho a las mujeres, hay muy poca paridad aún en festivales grandes. Ahí te encuentras con 20 grupos, de los cuales tres son mujeres. Tú te metes a Spotify a ver las playlists y en la mayoría hay hombres en las portadas y en las canciones. Lo más notorio es darte cuenta que, al final, lo que más aplauden las canciones de hombres es la misoginia y el machismo.

Yo creo que aún falta mucho trabajo y que quienes estamos haciendo visibles a las mujeres, somos nosotras mismas que hemos estado haciendo manada y que hemos entendido que al final es a partir del colectivo que vamos a lograr ponernos en el mapa, no desde la envidia ni desde la competencia. Es importante darnos cuenta que si no hacemos alianza (y para hacerlo no necesitamos ser amigas), si no colectivizamos esto no vamos a poder ser más fuertes que la corriente.

Hay algo muy bonito y poderoso en la letra de Despiertas. ¿Cómo fue el proceso de creación de la canción junto con Delfina Dib y Ms Ámbar?

Ya no somos las mismas, estamos despiertas.

ni tuya, ni santa. mi cuerpa es mi cuerpa.

ni buena ni mala, ni zorra ni perra.

somos como el fuego. nos tocas, te quemas

Despiertas (Ms Ambar, Masta Quba, Delfina Dib)

MQ: Nos encerraron cuatro días en el estudio de ONErpm en Guadalajara. ONErpm es una distribuidora donde estamos Delfina y yo, y en realidad todo fue muy orgánico. El primer día teníamos prácticamente todo el coro escrito, fue algo que hicimos entre las tres. Luego, cada quien se hizo responsable de escribir lo que entiende por ser mujer y lo que para cada una era importante nombrar. Yo creo que es muy bonito hacerlo así porque encuentras tres visiones muy importantes. Ambar nombra mucho el lado espiritual; yo el lado político, de denuncia, de crudeza, de “esto está pasando y no tengo metáfora para contártelo”; y luego viene Delfina con una parte un poco más introspectiva.

Es una canción que todes pueden corear en cualquier momento. La música ha sido una pieza clave en las luchas sociales como un acompañamiento y como una forma de protesta, de denuncia. Fue muy bueno todo este ejercicio, sobre todo porque también grabamos un videoclip que está disponible en YouTube. Es una canción muy importante que se suma al mar de canciones que ya existen acompañando esta lucha, esperando que algún día se cumpla el sueño de no tener que escribir sobre esto. Es un horizonte al cual llegar.

¿Cuál ha sido la letra que más trabajo te ha costado escribir?

MQ: Justo la canción para mí más difícil de escribir, de procesar, de filmar fue Nosotras tenemos otros datos en 2020. Y ya son tres años que la tengo que seguir cantando porque desgraciadamente sigue vigente. Son procesos dolorosos, entender que hay que hablar de esto por mucho que duela. Aunque qué mejor que lo podamos hacer desde el amor, desde la rabia, desde la ternura, desde la esperanza de que esto cambie.

Es una canción que me tardé bastante tiempo en escribir, intentar nombrar las cosas sin que sonara a que quería apropiarme de algo, o que no sabía de qué estaba hablando, sin que sonara panfleto o que me agarré estadísticas y nada más las puse en rima. Primero quería interiorizar la canción, pensar en cómo me atravesaba a mí y en eso vino el asesinato de nuestra compa Cleo de Guanajuato luego de que estuvo desaparecida por 20 días. La chica que está en mi playera en el video es ella. Ahí fue cuando pensé en el trabajo y en el ejercicio de cómo me atraviesa. Hoy es Cleo; mañana, ¿quién? Creo que esa canción ha sido la más dura de todas, pero cada una para mí es un proceso, es un ritual, es como parir.

Masta Quba sobre la industria musical y la colectividad

¿Qué música quieres hacer?

MQ: Escribo lo que quiero, pero ahora quiero que la línea sea la del goce, la del placer, la de «¡qué chida es la vida!», la de «¡qué bonitos son los procesos de sanación, qué bonitos son los procesos de colectividad!» Yo creo que, al final, la utopía es un lugar donde no se tenga que escribir sobre la muerte bajo estos contextos tan violentos, ni que las razones de morir sean el asesinato y el feminicidio.

¿Qué crees que hace falta cambiar, no solo en la industria musical, sino también en el país para dejar de enfrentarnos a esta realidad?

MQ: Yo creo que la idea de que existe un estado y un gobierno. Me voy a ver un poco pesimista pero yo necesito un año cero, algo que nos haga volver a empezar, donde no existan las relaciones de poder, donde el dinero no sea fuente de control, manipulación, guerra. Que no tengamos que vivir con la idea de que sea un güey el que nos gobierne o que decida por todes. O que en la cámara de siempre, personas que son en su mayoría hombres, vengan a querer decidir sobre los cuerpos de las mujeres, disidencias, sobre qué importa y qué no.

¿Por qué una bola de hombres tendrían que decir qué es lo que importa y lo que no importa en el mundo? La verdad no soy muy académica, soy chava que está queriendo cambiar el mundo y haciendo el mundo un poco más habitable para todas las personas y animales. Cuando me han preguntado esto, siempre les digo que no sé exactamente qué hay que hacer y cómo tiene que funcionar, de lo que sí estoy 100% segura es que así como está ahorita no es, me queda claro; no debería depender de tu raza, ni de tu economía, cuál es tu valor como persona.

¿Qué le dirías a una niña o adolescente que quiere empezar a hacer música como reclamo?

MQ: Le diría “bienvenida, no somos suficientes aún”. Mientras más seamos, mejor; mientras más nombremos esto, será mejor. Que nadie te venga a decir que no puedes o que no debes hacerlo. Esto es un oficio. Así como te caíste cien veces en la bicicleta hasta que un día no te volviste a caer porque supiste hacerlo, así también es la música y el rap. No es algo que tengas, es algo que tienes que poner en práctica todos los días y eso te va a hacer mejorar. Si a la primera no te sale, no renuncies a eso. No existe el error, existen los intentos.

A mis 18 años haciendo rap, sigo mejorando. Yo creo que es esto es una onda de todos los días, no irte a la cama sin haber hecho algo chiquitito, aunque sea, que te lleve a donde quieres ir. Mientras estés contando tu historia, no hay absolutamente nadie que te pueda decir que lo que estás diciendo no importa, porque es tu historia y lo que tienes que decir es válido. Tienes que nombrarlo para saber que no somos casos aislados, lo que vivimos las mujeres es sistémico y muchas hemos pasado por lo mismo. Es una forma también bonita de nombrarnos y de decir “somos un chingo, nos estamos acompañando”; el mundo es una mierda pero aquí estamos haciendo resistencia, contando nuestra historia y haciendo más grande esta ola de ya-no-más.

En Despiertas lo vemos, pues, por eso este coro de ya no somos las mismas estamos despiertas. Ya se les está acabando su juego. Al final es eso: es ir abriendo paso y entender que los privilegios son para ofrecerlos a las demás. Entender qué privilegio tengo yo y cómo puedo abrirle las puertas a quienes no la tienen.

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