Si hablamos de gentrificación, también de la crisis de vivienda en México

La gentrificación es una de las causas de la crisis de vivienda en México, pero no la única.

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La gentrificación es una de las causas de la crisis de vivienda en México, pero no la única.

En septiembre de 2017 una enorme plaza comercial, de arquitectura estilo alemana y con un exclusivo hotel, fue inaugurada en el primer cuadro de la capital de Querétaro.

Para las personas que viven en el barrio tradicional de San Francisquito, fundado en 1531 por otomíes, y ubicado del otro lado de la avenida en donde opera ese fashion mall, esta plaza ha ocasionado un encarecimiento de la vivienda y el desplazamiento de las personas originarias.

Camila Vera, quien ha habitado parte de su vida en el barrio, cuenta que, cuando la plaza abrió, algunas de sus amistades tuvieron que mudarse porque el costo de la renta se duplicó.

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Pero otros fenómenos también comenzaron a ocurrir: el desplazamiento de indígenas otomíes, la especulación inmobiliaria, proyectos de urbanización vial (para autos) y la creación de casas culturales que excluyen a la comunidad.

¿Qué es la gentrificación?

O, dicho de otra manera, gentrificación, un proceso muy específico en el que un barrio tradicional, en donde habitan familias que llevan generaciones en él, con dinámicas internas de consumo y de relaciones sociales, empieza a ser modificado con la llegada de actores externos, dice en entrevista Carla Escoffie, directora del Centro de Derechos Humanos de la Libre de Derecho de Monterrey (CDHLM) y especialista en temas de derecho a la vivienda, no discriminación y pueblos indígenas.

Para Camila, estas transformaciones representan una amenaza a la comunidad y a las tradiciones como las danzas concheras.

«Conocemos casos de personas que son danzantes concheros que ya no pudieron pagar en donde vivían y tuvieron que irse a las periferias de la capital», dice. Y agrega que la accesibilidad para migrantes e indígenas migrantes, quienes llegaban al lugar por su cercanía al Centro Histórico y sus rentas accesibles, también está cambiando.

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Y aquí entran los factores externos que menciona Carla. No necesariamente son personas extranjeras, pero sí personas que pertenecen a una clase social media o media-alta, cuyas prácticas comienzan a reemplazar a las de las personas que ahí habitaban, generalmente racializadas.

«Empiezan a llegar con nuevos restaurantes, con cierta estética y nuevos productos, actividades y nuevas formas de hacer uso del espacio público, de tal manera que, por esas condiciones de desigualdad –entre las personas del barrio y los actores externos-, terminan priorizando a su ritmo y forma de hacer barrio», explica Carla.

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Y agrega que el proceso de gentrificación no se da de forma inmediata, sino que puede durar años hasta que el barrio popular se convierte en un lugar con otro estrato socioeconómico, ocurrido por el desplazamiento de las personas originarias de habitaba ahí.

Pero en medio de esto, hay resistencia. Bajo el lema «San Pancho no se vende, ni se rinde», vecinas, vecinos y danzantes de la tradición conchera se han organizado para evitar que la gentrificación avance.

Han realizado marchas y protestas, pero también una organización al interior del barrio que tiene como objetivo difundir el riesgo que representa la gentrificación y atender problemas que enfrenta la comunidad.

Gentrificación y crisis de vivienda en México

Carla Escoffie dice que en México hay una crisis de vivienda, pero aclara que no surge únicamente de un proceso de gentrificación.

«Los procesos con los que se da esta crisis de vivienda son muy variados: incluye gentrificación, turistificación, especulación inmobiliaria y burbujas inmobiliarias. Implica una regulación defectuosa o una falta de acceso a la justicia», menciona.

Explica que en ciudades como Guadalajara, Jalisco, la crisis de vivienda inició hace 20 años con un proyecto de especulación inmobiliaria y una política para repoblar el centro de esa ciudad; sin embargo, actualmente hay más construcciones pero menos gente que las habita. Algo similar ocurre en Mérida, en donde comienzan a venderse lotes vacíos en lugares lejanos.

Añade que en lugares como San Miguel de Allende, Guanajuato, hay procesos de turistificación, que es cuando los espacios priorizan el turismo y no la vivienda.

«No son zonas para habitar y esto afecta los procesos de las rentas o de la compra de casa y está generando una crisis de vivienda porque el estado mexicano no atiende estos problemas».

De cómo la gentrificación vulnera aún más a las minorías

Carla Escoffie recalca que la crisis de vivienda afecta a toda la población, sin embargo, más a las personas jóvenes, mujeres, población LGBT+, migrante y gente de clase baja, pues muy difícilmente pueden acceder a créditos hipotecarios.

«Tienen más dificultades a acceder a un trabajo con condiciones mínimas, y esto está muy relacionado el tema de la vivienda con la capacidad de acceder a un trabajo con prestaciones y salario créditos de vivienda».

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Ahonda en que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Vivienda 2020 (Envi) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 52.1 por ciento de las personas que rentan lo hacen porque no pueden acceder a créditos.

Aunado a esto, cuando las personas rentan, también se enfrentan a requisitos clasistas, machistas o de perfilamiento racial, porque no hay mecanismos para evitar la discriminación en el acceso a la vivienda de arrendamiento.

«En Ciudad de México, hay testimonios de mujeres a las que se les exigen actas de matrimonio para comprobar que tienen un esposo que las está apoyando con la renta, porque no creen que mujeres jóvenes tengan por sí misma tenga la capacidad de rentar»…

Carla considera que, aunque hay medidas que se necesitan implementar, como la regulación de la zona o los cambios de uso de suelo, es urgente una la legislación adecuada para personas inquilinas. Esta ya ha sido impulsada por el movimiento urbano popular y academia, como sucedió con el movimiento inquilinario en Veracruz, con acciones encabezadas por grupo de inquilinas mujeres y que en marzo cumplirá 100 años.

«Que los pocos artículos especializados en los códigos civiles, en el tema de arrendamiento, son insuficientes, laxos, desequilibrados porque tienden a proteger más al casero y no contemplan todas las complejidades que se da en un arrendamiento».

Carla concluye en que las dificultades que las personas tienen para acceder a la vivienda en México, no corresponden a circunstancias aisladas o personales, sino que tiene que ver con el Estado y sus omisiones, así como problemas estructurales.

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