Ferny Ruiz nos comparte su experiencia con la menstruación al ser una mujer con discapacidad motriz. Y sí, amics, también hay consejos.
Afortunadamente aquello que antes era un tabú acerca de la menstruación (como el sangrado libre, por ejemplo) ocupa cada vez más espacio en los medios y espacios de entretenimiento. Ahora podemos ver en los programas de televisión cómo un personaje adolescente vive su primer periodo.
Sin embargo, ¿qué pasa cuando eres una persona con discapacidad que menstrúa?, ¿dónde está ese personaje con discapacidad en alguna serie de Netflix que también tiene que ingeniárselas durante sus días para seguir con su rutina diaria?
Por eso decidí tomarme un tiempito para compartirles mi experiencia como mujer con discapacidad motriz y mi historia con la menstruación.
La sangre menstrual: entre la celebración, la censura y el tabú
Escribo esto porque me hubiera encantado que la Ferny de 18 años, a quien le bajó por primera vez durante el primer semestre de universidad –si, yo sé, súper tarde según la norma–, hubiera tenido cerca a alguien con discapacidad que le dijera cómo iba a estar el show, alguien que me pasara tips de cómo no manchar mi silla de ruedas.
Así que aquí estoy como esa amiga que un día necesité para hablar neta acerca de discapacidad y menstruación.
Menstruación y discapacidad: cada cuerpa es diferente
Algo que aprendí con el paso del tiempo es que cada cuerpa es totalmente diferente y no podemos vivir comparando nuestras experiencias o desarrollo físico con el de otras personas.
Como anteriormente lo comenté, mi desarrollo fue tardío (según los cánones de esta sociedad). Las boobies –las pocas que tengo– me crecieron en preparatoria y todos los cambios físicos que usualmente comienzan a vivir otras personas al iniciar secundaria, yo los viví hasta la prepa o de plano en los primeros años de la universidad.
Recuerdo perfectamente sentir que me estaba perdiendo de algo al ver cómo la cuerpa de mis amigues iba cambiando, y me llenaba de frustración el verme a mí misma como una niña de 12 años.
Después, recuerdo escuchar en la escuela a mis compañeres platicar sobre sus periodos, compartiéndose tips o incluso usando la menstruación como excusa para no hacer ciertas actividades escolares… especialmente la clase de deportes. Y todo eso aportaba a mi propia inseguridad como mujer joven.
Menstruar no nos hace mujeres
En nuestra cultura hay tantos comentarios, frases coloquiales y creencias acerca de que nos convertimos en mujeres hasta que tenemos nuestro primer periodo (acá pueden leer más el porqué esto es súper problemático).
No nos damos cuenta el daño que le podemos hacer a aquellas personas que, como yo en ese entonces, no están viviendo esos cambios en un «tiempo normal».
Ya que tuve mi primera menstruación y visité a mi ginecóloga, me explicó que el tiempo en el que yo presenté mi primer ciclo menstrual era el «tiempo normal» PARA MÍ, lo cual me recordó una vez más que cada cuerpa es distinta.
Guía de fluidos vaginales: te explicamos qué es lo que sale de tu vagina
Si bien es importante acercarnos a profesionales de la salud para asegurarnos que todo esté bien, también es importante a nivel mental abrazar los tiempos que tome nuestra cuerpa para avanzar en su maduración física.
Y recordar que ser mujer no está determinado por la menstruación o nuestra corporalidad. Existimos las mujeres con discapacidad, mujeres trans, mujeres que pueden procrear, mujeres infértiles, mujeres que deciden sobre su cuerpa…
Consejos para personas menstruantes con discapacidad
Después de haber hablado de todos estos temas tan íntimos, sería una muy mala hermana si no les compartiera una pequeña lista de Tips para andar en tus días y no morir en el intento, edición mujer usuaria de silla de ruedas. Así que, ¡aquí les voy chiquitines!
1. Prevenir, prevenir, prevenir.
Para mí no hay nada peor que me agarre desprevenida el cólico o la mancha voraz. Si tú también eres regular, no temas tomarte una pastilla para el dolor el día que te tiene que bajar; tampoco está de más comenzar a usar panty protectores días antes.
2. Las toallas femeninas nocturnas serán tu mejor opción si eres usuarias de silla de ruedas.
La verdad es que si tienes discapacidades motrices (como lo es cuando necesitas de una silla de ruedas) puede ser muy complicado que tú sola cambies un tampón o copa menstrual, ya que requieres ponerte de pie y movimientos motrices on point para coordinar tus manitas.
Además, si tú como yo te apoyas de un cuidador para este tipo de necesidades, las toallas higiénicas son la opción más fácil para todes les involucrades. Si son nocturnas y para flujo abundante, mejor, pues tienen mejor cobertura, absorción y tendrás que usar menor cantidad y hacer menos cambios durante el día.
3. Evitar tampones.
Esto debido a que en caso de que por alguna razón no cambies con la regularidad necesaria tu tampón y, al estar dentro de tu cuerpa por varias horas -tal vez en repetidas ocasiones-, pueda representar algún riesgo para la salud.
Si bien las toallas son más old school y contaminan más, también debemos hacer aquello que permita a nuestra cuerpa respirar libremente y funcionar mejor con nuestro ritmo de vida.
4. Ten una cobija o toalla para no manchar durante tus días.
Yo sé que este tip suena súper equis, pero a mí me daba mucha pena manchar mi cama y amanecer en lo que parecía una escena del crimen. Todo esto terminó el día que decidí utilizar una cobija o toalla debajo de mí cada que me acuesto; así en caso de manchar, tan fácil como echar en la lavadora el artículo en cuestión.
Estos tips de menstruación te doy porque tu amiga Ferny soy.