La lucha de las mujeres en México y América Latina sigue: ¡tu grito es monumento!

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Las mujeres siempre hemos estado en pie de lucha, levantando la voz para exigir un mundo libre de violencia. En colaboración con Amnistía Internacional, en el marco de su iniciativa Grito Monumento, recordamos algunos momentos clave de la lucha de las mujeres en México y América Latina.

Desde siempre, la movilización y la protesta social de distintos grupos de mujeres ha sido necesaria para articular esfuerzos fundamentales de organización política: huelgas, performances, plantones o marchas, todas ellas para sostener luchas por sus territorios, por el derecho a una vida digna y sin violencia, la soberanía de los cuerpos o rechazos a modelos económicos y políticos que atentan contra los derechos humanos fundamentales.

Y aunque las marchas de las mujeres han obtenido mayor asistencia y difusión en los últimos años, la realidad es que estos movimientos sociales llevan años gestándose en nuestro país y el mundo entero.

La lucha de las mujeres en México

El 23 de septiembre de 1985, un grupo de mujeres trabajadoras de la industria textil se manifestaba con un plantón sobre la Calzada de Tlalpan, en la Ciudad de México. Cinco días antes, el 19 de septiembre, un terremoto destruyó cientos de talleres de costura, muchos clandestinos, donde trabajaban más de 40 mil costureras en condiciones precarias de trabajo.

A raíz de su movilización social como trabajadoras textiles lograron el respaldo de gremios y movimientos campesinos y populares; además consiguieron la indemnización de las familias de las víctimas. Su organización como mujeres pertenecientes a la clase trabajadora dio pauta para una de las luchas sindicales en México.

lucha de las mujeres en México
Foto. Diana Caballero

La lucha de las madres

Otro ejemplo claro de mujeres que luchan en México son las madres de víctimas de feminicidios y desaparición forzada, quienes han sentado precedentes que reconozcan las muertes violentas de mujeres por cuestiones de género.

Han organizado marchas por todo el país, como la que hizo Marisela Escobedo para exigir justicia por el feminicidio de su hija, Rubí Marisol Frayre. El 10 de mayo del 2010, Marisela marchaba desnuda: lo único que la cubría era una pancarta con el rostro de su hija. Tristemente poco meses después, en diciembre de ese mismo año, Marisela fue asesinada frente al palacio de gobierno de Chihuahua, donde protestaba por el feminicidio de su hija.

Los esfuerzos por el esclarecimiento del caso de Marisela Escobedo y su hija continúan hasta la fecha, ya que, en noviembre de 2020 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tomó el caso.

Marisela no es la única madre que ha tenido que poner recursos, cuerpo y mente para luchar contra la impunidad.

El 16 de noviembre de 2009, tras años de movilización social, las madres de Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez, mujeres asesinadas en ciudad Juárez, Chihuahua, denunciaron las omisiones y la complicidad del Estado mexicano para investigar las muertes de sus hijas.

Fue el primer juicio contra el Estado mexicano por los crímenes contra mujeres en la entidad, que sumaron más de 400 casos, y sentó precedente para investigar delitos de violencia de género.

Foto. Diana Caballero

Manifestaciones en América Latina

Si miramos hacia el sur de América Latina, también podemos recordar muchas movilizaciones sociales articuladas por trabajadoras sexuales, obreras, lesbianas, mujeres trans, estudiantes, indígenas o campesinas. Por ejemplo, las mujeres sandinistas que participaron en la revolución nicaragüense.

También recordamos a Michelle Franco, concejala izquierdista, lesbiana y madre, quien luchó contra la militarización del Estado brasileño, abusos policiales, racismo y desigualdades sociales.

O la movilización de las estudiantes feministas en Chile contra las políticas de género de Sebastián Piñera, que fueron clave en 2018, porque a partir de ahí se detonó una ola de protestas por una educación pública gratuita, y en rechazo al incremento de la tarifa del transporte público.

En Argentina, tras años de movilización social de la Marea Verde, movimiento feminista a favor de la despenalización del aborto, el 30 de diciembre de 2020, el Senado legalizó la interrupción voluntaria del embarazo en las primeras 14 semanas.

Contra la criminalización de la protesta

No obstante, la criminalización de la protesta social continúa robusteciéndose bajo sistemas de justicia obsoletos, racistas y patriarcales.

En mayo de 2006, elementos de la policía municipal de San Salvador Atenco y Texcoco reprimieron a manifestantes con actos brutales de violencia. Cuarenta y siete de las personas detenidas fueron mujeres.

La mayoría de ellas sufrieron diversas formas de violencia por parte de los policías como torturas físicas, psicológicas y sexuales.

Tuvieron que transcurrir más de diez años para que un organismo internacional, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Coidh), emitiera una sentencia en el caso de Atenco y declarara la responsabilidad del Estado mexicano por las graves violaciones a derechos humanos cometidas contra once mujeres que habían acudido a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) años antes: detenciones arbitrarias, tortura física, psicológica y sexual y falta de acceso a la justicia.

Como este caso, hay muchos. Cuando las mujeres toman las calles en movilizaciones sociales, la criminalización se recrudece, ya sea desde los medios de comunicación o desde las mismas instituciones públicas.

lucha de las mujeres en México
Foto. Diana Caballero

El estigma sobre las manifestaciones

Amnistía Internacional ha documentado en su informe «México: la era de las mujeres. Estigma y violencia contra las mujeres que protestan», que las autoridades responden a las protestas de mujeres con excesivo e innecesario uso de la fuerza, con detenciones ilegales y arbitrarias, con abuso verbal y físico basado en el género contra las mujeres y con violencia sexual.

Además, cuando la protesta se aleja de la centralidad del país, los mecanismos de protección hacia las mujeres son cada vez más inexistentes, incluida la cobertura mediática. Además,criminalizar la protesta se legitima mediante códigos penales y se justifica el uso de la fuerza.

Un ejemplo de ello es la aprobación de la llamada «Ley garrote» en Querétaro, un paquete de reformas que tipifica delitos como protestar en contra de la realización de obras públicas o la “apología a cometer un delito en las manifestaciones sociales”, la cual ha comenzado a implementarse, pues en junio de 2021 el gobierno de Querétaro inició al menos dos carpetas de investigación contra jóvenes mujeres que participaron en la manifestación del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, por daños dolosos en agravio al municipio de Querétaro.

Esfuerzos en colectivo

Para Amnistía Internacional, a pesar de que la mayoría de las protestas que ha monitoreado en los últimos años se consideran pacíficas existe una gran estigmatización por parte de las autoridades y medios de comunicación.

«Esto genera un ambiente hostil al derecho de reunión de las mujeres, deslegitima su activismo y facilita que tanto autoridades como particulares ejerzan violencia en su contra. El estigma sobre las manifestaciones feministas y contra la violencia de género, se basa en y refuerza estereotipos de género contra las mujeres, es decir, roles y concepciones tradicionalmente asignados por la sociedad a las mujeres», detalló la organización.

https://www.instagram.com/p/CQi-u59sc-z/

¡Suma tu firma a la petición!

La movilización social es fundamental para construir puntos de encuentro, generar organización e impulsar acciones concretas en cada lucha de grupos de mujeres, por eso resulta necesario exigir a los Estados la descriminalización de las protestas.

Una forma de hacerlo es firmando la petición que Amnistía Internacional ha creado como parte de su campaña Grito Monumento, la cual exige:

– Respeto a la libertad de expresión y de reunión pacífica.
– El respeto a una vida libre de violencias.
– No vivir tortura, ni violencia sexual.
– El uso adecuado de la fuerza y armas de fuego.
– Evitar más detenciones arbitrarias.
– Erradicar el temor de ser desaparecidas.

¡Ayúdanos con tu firma para exigir a las autoridades que en la próxima manifestación feminista marchemos sin miedo!

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