Clean beauty y cosmética orgánica. Esto es lo que debes saber

¿Qué significa exactamente el término clean beauty? Buenísima pregunta. Te contamos por qué la respuesta no es tan sencilla y por qué «los químicos» no son el enemigo.

Por: Ximena Navarro E.

Cuando por fin tenía mi rubor predilecto, mi rojo favorito o mi base de diario, no quería cambiarlos por nada. El problema fue cuando comencé a escuchar sobre los parabenos, las siliconas y demás términos que no me quedaban del todo claros.

Sólo sabía que, de acuerdo con algunos foros en línea o vídeos en YouTube, esos ingredientes eran “malos”, “peligrosos” y debía de cambiarlos, “si de verdad me importaba mi salud”. 

Me sentí tan confundida como cuando salía de mi clase de química en la prepa. ¿Te ha pasado? 

De seguro si has buscado alternativas ecológicas para contaminar menos, has vivido una experiencia similar. Para evitar mayores confusiones, escribí una guía de cómo hacer compras informadas, sin sacrificar nuestra salud.

La “quimiofobia” o miedo a los químicos

En definitiva, el internet ha cambiado por completo la relación que tenemos con nuestros cosméticos. Por un lado, toda la información que tenemos disponible nos ha hecho consumir de manera más inteligente. Pero por otro, esa enorme cantidad de información puede resultar abrumadora y confusa.

Justo esa confusión ha motivado uno de los rumores más extendidos entre la beauty community: “hay que evitar productos con muchos químicos” o declaraciones similares. No obstante, ese tipo de ideas no son muy certeras. A esto se le ha llamado quimiofobia, como explica la biotecnóloga Diana Victoria Ramos en este Reel de Instagram.

Para empezar, todo es un químico: el agua que bebemos, el oxígeno que respiramos… Es imposible evitar “químicos” en nuestros productos de belleza. 

Probablemente la confusión proviene de la creencia que los químicos son sustancias emanadas de un laboratorio, pero no es así, tal como explica la Dra. Michelle, la mente detrás del canal de YouTube, Lab Muffin Beauty Science.

La química experta agrega que incluso existen sustancias “naturales” con mayor cantidad de químicos que las “sintéticas”. Por lo que no hay que preocuparse por la cantidad, sino por su nivel de toxicidad, ruta de exposición, dosis, etc.

Los parabenos: enemigos número uno

Existe un ingrediente que ejemplifica de forma perfecta los matices con los cuales se debe de analizar su presencia y función en un cosmético: los parabenos.  

Estos son un tipo de compuesto que ha hecho sonar las alarmas entre las y los consumidores de belleza porque supuestamente son cancerígenos. Esas afirmaciones realizadas por algunas marcas clean están fundamentadas en estudios científicos. Sin embargo, como señala la Dra. Michelle, hay que revisar dichos artículos con detenimiento.

La especialista explica en un video que muchos de esos estudios fueron realizados en ratas a las que se les dio de comer grandes cantidades de parabenos. O sea que es inadecuado concluir que tendrán los mismos efectos en el organismo humano. 

Para determinar la peligrosidad de un ingrediente, es necesario tener en cuenta cómo se aplica, en qué cantidades, en qué áreas del cuerpo, etcétera. Justamente los toxicólogos se dedican a evaluar ese tipo de riesgos antes de que un cosmético salga a la venta.

En el caso específico de los parabenos, su presencia es fundamental para que ese labial que tanto nos gusta dure más tiempo en nuestro cajón. No es casual que los productos orgánicos o clean tengan un tiempo de vida menor: no contienen parabenos u otros ingredientes que alarguen su vida útil.

Clean beauty y cosméticos orgánicos, ¿son lo mismo?

Al igual que sucede con los productos libres de crueldad, la falta de definiciones legales sobre qué es un cosmético clean u orgánico ha provocado que cada compañía defina este término según su propia conveniencia.

En cuanto a regulaciones, México sigue la misma línea que Estados Unidos: la autoridad que normalmente regularía a los cosméticos (la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios,COFEPRIS, en el caso mexicano) no otorga definición puntual para la cosmética clean y orgánica. 

De acuerdo con portal gubernamental correspondiente, en nuestro país, los productos orgánicos son aprobados por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SAGARPA), a través del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), un “órgano administrativo desconcentrado” de la SAGARPA. Por lo que hasta ahora no existe interés gubernamental en homogeneizar o explicar este nicho a las y los consumidores.

Las cosas son tan distintas en la Unión Europea. Ahí, las autoridades declaran que aún no existe un consenso sobre qué significa que un cosmético sea “orgánico”, aunque reconocen que es alarmante la cantidad de desinformación que esa etiqueta puede causar.

Por el contrario, las autoridades de Corea del Sur definieron en 2019 a los cosméticos tanto naturales, como orgánicos. 

Los primeros engloban a aquellos productos que “contienen animales, plantas y sus derivados, etcétera y cumplen con el criterio establecido por la autoridad sanitaria nacional”. 

Los segundos se refieren a los productos elaborados “con ingredientes orgánicos, plantas, animales o sus derivados y cumplen con el criterio establecido por la autoridad competente”.

Esas dos definiciones, pese a lo confusas que puedan sonar, nos permiten establecer las diferencias entre una categoría y otra. 

Mientras que el maquillaje y skincare orgánico está más relacionado a empaques biodegradables y a ingredientes poco “procesados” en un laboratorio; la clean beauty puede incluir a productos con esas características, pero, además, a artículos cuya publicidad generalmente suele estar fundamentada en la desinformación.

Cuando la desinformación y el miedo se usan como publicidad…

Goop es la compañía de bienestar o wellness de la actriz Gwyneth Paltrow. Fue fundada en 2008 y al día de hoy, es una de las principales fuerzas detrás del movimiento clean beauty

El nombre de la firma está vinculado a la producción de un documental para Netflix, un sitio de e-commerce, un podcast, cosméticos, ropa y comida.

La marca de la ganadora del Oscar no ha estado exenta de críticas. La más reciente fue apenas en marzo de 2021, cuando Paltrow compartió sus secretos de belleza en un vídeo para el canal de YouTube de la revista Vogue. 

Contrario a lo que recomiendan dermatólogos, Gwyneth aplica una pequeñísima cantidad de bloqueador y la limita a algunas partes de su cara, “porque ahí da más el sol” y también menciona que eligió a una marca en particular porque es “libre de químicos”. 

También dice que revisa la cantidad de químicos de sus cosméticos en la página Environmental Working Group (EWG) y que que incluso los productos de skincare más caros “contenían anticongelante”, por lo cual ella tomó la decisión de promover y utilizar productos limpios o clean.

Imagen. ian dooley en Unsplash

El protector solar utilizado por Paltrow no es libre de químicos; es simplemente un protector mineral, físico o inorgánico, el nombre más correcto. Estos son bloqueadores cuya eficacia no tienen base de carbono. Estos dos tipos de productos tienen diferentes características, pero hasta ahora no hay evidencia de que uno sea mejor que el otro ni que uno sea más “natural”, mientras que otro es más “artificial”.

¿Y el anticongelante? Esta afirmación de Gwyneth solo aumenta la desinformación, ya que ños cosméticos de venta legal, certificados por las entidades gubernamentales correspondientes, no tienen anticongelante de automóvil entre sus ingredientes, sino ingredientes que ayudan a su conservación, sintetizados de manera en que no resulten perjudiciales a nuestra salud.

Ah, y finalmente, hay que saber que la EWG es una organización que ha recibido críticas por su manera de interpretar datos científicos

Precisamente por eso, es importante que los organismos gubernamentales otorguen definiciones al respecto, porque se supone que siguen una metodología clara, establecida por expertos en la materia.

¿Entonces, cómo elijo cosméticos menos dañinos?

Hasta ahora, una opción es leer bien en las páginas de cada marca qué es lo que consideran orgánico o clean, cuáles son sus políticas hacia el medio ambiente y las personas que producen su mercancía y cómo responden a dudas de sus consumidores. 

También es básico acudir con profesionales para que nos digan qué tipo de ingredientes son mejores para nuestra piel particular y cuáles es mejor evitar. Y, claro, buscar certificaciones de terceras partes que sean confiables 

Algo que muchos expertas y expertos con presencia en redes sociales han destacado es que parte del problema radica en el elitismo propio de la academia. Pese a que los artículos científicos están a un clic de distancia, no es sencillo comprenderlos y compararlos. 

Sin embargo, cada día existen más científicas y científicos dispuestos a brindar su conocimiento de manera amigable y sencilla a todas las consumidoras y consumidores.

El problema no está en buscar alternativas sustentables o más sostenibles, sino en que las compañías apelen al miedo y desinformación de sus consumidores.

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