Ser Mujer Organizada en la UNAM, una perspectiva desde la Facultad de Arquitectura

La Facultad de Arquitectura de la UNAM está en paro desde el 22 de marzo. Este texto lo escribieron las integrantes de MOFA para exponer las violencias que diariamente viven las mujeres en esta facultad y en la universidad en general.

Por: MOFA (Mujeres Organizadas Facultad de Arquitectura)

¿Nunca se han puesto a pensar cuánto tiempo falta para que alguna de nosotras sea una de las 11 mujeres víctimas de feminicidio en México? ¿O nuestras, madres, hermanas, amigas, compañeras?. 

El 15 marzo del 2018, les arrancaron la vida a Sol y Graciela Cifuentes, hija y madre respectivamente. Sol era una de nuestras compañeras de arquitectura, estaba en 6to semestre, ninguna de nosotras la conoció pero eso no nos impidió sentirnos devastadas. 

La Facultad de Arquitectura (FA) solo publicó un comunicado lamentando “el fallecimiento de Sol”. No mencionó a Graciela, a pesar de que en algún momento dio algunos cursos en la facultad. 

Además, sus condolencias dejan fuera que ni Sol ni Graciela fallecieron: fueron víctimas de feminicidio, la expresión máxima de violencia y odio hacia las mujeres. Y la facultad no fue capaz de pronunciarse en contra ante tal hecho aberrante.

Así es estudiar en la Facultad de Arquitectura de la UNAM

Al entrar a la facultad de arquitectura, las mujeres nos enfrentamos  a que en nuestro primer día de clases una maestra nos pregunte “si estamos estudiando arquitectura para conseguir esposo”. A que un maestro de construcción diga “pero al fin de cuentas, las normas son como mis primas, solo sirven para violarlas”. O que hasta en nuestras familias, las que estudian arquitectura, sean cuestionadas “¿por qué quieren estudiar una carrera para hombres?”.

Cabe aclarar que desde hace algunos años las mujeres representamos la mitad del alumnado de la facultad, aún así muchos profesores nos hacen menos, nos ignoran, piensan que lo único en lo que podemos opinar es en cómo diseñar una cocina. 

Cuando una de nosotras estaba a punto de entrar a la Facultad de Arquitectura en 2017, sus padres le advirtieron: “Ten mucho cuidado en la UNAM, no estés en lugares sola”, acababa de pasar el feminicidio de Lesvy Berlín Osorio. 

¿Por qué hasta ir a la universidad para las mujeres resulta jugarse la vida?; para las que ya estábamos en la facultad no entendimos por qué en nuestras comunidades no existía una conmoción por lo que le había sucedido a Lesvy. NADA SE HABLABA, PARECÍA NO IMPORTAR, NO EXISTIR. 

La Facultad de Arquitectura está dividida en dos partes. Para ir a tus clases de la Unidad Multidisciplinaria, en donde se dan las carreras de urbanismo, arquitectura de paisaje y diseño industrial, al edificio principal debes transitar cerca del último lugar que vio a Lesby respirar.  

¿Qué ha hecho la UNAM? Nada, no hizo nada más que deslindarse de otro feminicidio de una de sus alumnas.

¿Cómo nos conocimos las Mujeres Organizadas de la Facultad de Arquitectura?

Nosotras no éramos amigas, no nos conocíamos, ni éramos todas de las mismas carreras, pero lo que nos juntó fue ver que la violencia en la UNAM contra las mujeres no descansa, no tiene fronteras y en cualquier momento nos podía tocar a alguna de nosotras. 

Nos reunimos porque durante el cacerolazo del 2019, alumnos de la Facultad de Ingeniería agredieron nuestras compañeras que se manifestaban por la falta de resoluciones ante la violencia contra las mujeres. Les lanzaron ladrillos y vidrios, le abrieron el brazo a una de ellas. 

Estábamos cansadas de ver que en nuestra facultad tampoco se hacía nada, no era un tema que se hablara, menos que se tratara.

Platicamos sentadas en un círculo en el suelo, pensando ¿qué podíamos hacer? no éramos más de 15 alumnas y aún así no tardó en llegar una patrulla de seguridad UNAM a vigilarnos, porque a las instituciones les sigue dando miedo que las mujeres nos organicemos. 

La patrulla nos siguió hasta la Facultad de Filosofía y Letras, cuando les llevábamos una colecta de dinero a nuestras compañeras que llevaban alrededor de un mes de toma.  

La UNAM somos las morras organizadas

¿El orgullo universitario?, no lo conocemos, la institución no ha hecho más que ignorarnos, violentarnos y tacharnos de locas. Porque al final resultó que sí “tenemos que cuidarnos”, porque las aulas están llenas de profesores y alumnos que nos violentan, acosan y abusan de poder. 

Las primeras estudiantes de arquitectura en México ingresaron a la carrera en 1932, cuando la UNAM todavía estaba en el centro histórico de la Ciudad. En la tesis de maestría de María Eugenia Hurtado Azpeitia (1997) titulada “La trayectoria de las mujeres en la arquitectura del México Contemporáneo (1932-1997)” nos relata cómo los alumnos se empeñaban en llegar temprano a la Academia de San Carlos (antecesora de la FA) para poder apreciar el momento exacto en el que sus pocas compañeras llegaban para chiflares y gritarles cosas. 

Casi han pasado 90 años y la institución, en todo este tiempo, poco ha admitido en cómo se nos ha acosado y violentado históricamente.

La UNAM, la universidad número 1 de México según algunos recuentos, la que se cuelga los logros de las alumnas como méritos propios, que sacan campañas del 8 de marzo diciendo “Libres, plenas y seguras” cuando desde la institución poco se habían planteado políticas eficientes que realmente nos protegieran y aseguraran que estábamos en un espacio seguro en el cual estudiar. 

Quienes lo hemos cambiado todo somos las Mujeres Organizadas: las de la Facultad de Filosofía y Letras que lograron el cambio en el Estatuto General de la UNAM, las Mujeres Organizadas de la Facultad de Economía, que mantuvieron su paro durante una época de la cuarentena. Las de polacas que siempre jalan y acuerpan. Las de Colectiva Toffana de Química, quienes lograron que se corriera a dos profesores de su facultad. Las de Ingeniería, que formaron una colectiva con muchísima fuerza dentro de una de las facultades más machistas de la UNAM.

Las de Derecho, Odontología, la Facultad de Artes y Diseño, las de la Escuela de Música, las de Medicina, las de Trabajo Social, las de FES Aragón, las de Fes Acatlán, las de las prepas y los CCH. 

Lo estamos tirando desde la universidad y vamos a cambiarlo todo. En 30 años, cuando la UNAM quiera colgarse la medalla de aulas seguras y espacios libres de violencia, o los cambios en la legislación universitaria, nosotras sabremos que fuimos las morras, las estudiantes, nosotras las Mujeres Organizadas.

Imagen. Cortesía de MOFA

La Facultad de Arquitectura está en paro indefinido desde el 22 de marzo de este año, porque ya estamos cansadas, la comunidad está cansada que no se tomen las acciones pertinentes en las denuncias, de los procesos poco claros, que nunca tienen una solución favorable para las víctimas. Nuestro paro es por las morras que tenemos rabia, y es para las morras desaparecidas, ignoradas y violentadas en sus aulas, en los pasillos, en las reuniones virtuales. 

Las Mujeres Organizadas de la Facultad de Arquitectura estamos haciendo la chamba que administraciones pasadas no pudieron. No nos brindaron una educación libre de violencia machista. Ni la virtualidad, ni los carpetazos o normas burocráticas van a detenernos en exigir nuestros derechos. LAS MOFA existimos, y resistimos.

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