Por qué la ropa de segunda mano también puede ser consumo irresponsable

Amamos la ropa de segunda mano, pero hay que saber cómo consumirla sin contribuir a la gentrificación y al consumo irresponsable.

Por: Paulina Jiménez @malamoda.mx

Comprar ropa se ha vuelto tan común en nuestro día a día, que me atrevería a decir que se ha vuelto parte de nuestro ADN. 

No es un secreto que sociedad en la que vivimos (y que tanto peleamos por cambiar) nos ha educado para consumir de manera excesiva. Ansiamos prendas y objetos nuevos de tal manera, y nos hace sentir tan felices, que hemos convertido el “ir de compras” en nuestro dealer personal de serotonina. 

Por suerte, ya muchas personas nos amigadimoscuenta: estamos conscientes del daño ecológico que provoca el consumir sin medida, y por ello hemos comenzado a tomar acción y aportar en lo que podemos, como eligiendo ropa de segunda mano.

Nadie nos dijo que eso también podría traer problemas.

Cómo funciona la gentrificación

Por si no lo saben, les explico lo que significa gentrificación: se refiere al proceso de transformación o rehabilitación de algo deteriorado y que provoca un aumento en el coste.

O sea, básicamente, es tomar algo barato y en declive, modificarlo de alguna forma y volverlo súper caro.

Un ejemplo puede ser como en Nueva York personas con gran poder adquisitivo compran edificios en colonias más pobres, renuevan los edificios, tiendas y demás cosas a la redonda. Al renovarlo, se le da mayor valor a la propiedad, por lo que ahora, la gente pobre o de clase media que originalmente vivía ahí ya no puede costearlo y tiene que moverse a otro lado. Sí, también está sucediendo en CDMX. 

Y eso es lo que ha pasado con la compra y venta de ropa de segunda mano. Déjenme les explico.

Es cierto que, obviamente, es mejor para el medio ambiente que utilicemos ropa que ya existe, en lugar de aportar a la demanda de producción de ropa nueva. 

El asunto aquí es que al mover nuestra demanda de la ropa nueva hacia la ropa de segunda mano, el capitalismo hace de las suyas y ahora, acceder a ropa de segunda mano es mucho más costoso que antes.

Y si ustedes están acostumbradxs a comprar en bazares de Instagram o incluso en apps como GoTrendier o Depop, seguro les ha tocado ver como los costos de la ropa de segunda mano han aumentado tanto que es casi como comprar ropa nueva. 

Ya no es tan fácil acceder a ropa de segunda mano

El problema no es que alguien quiera generar ingresos con un bazar de ropa de segunda mano, porque el encontrar ropa en buenas condiciones, lavarla, plancharla y la curaduría en general, requiere un esfuerzo. El problema está en que los precios se han inflado muchísimo por el simple hecho de ser de segunda mano.

Por ejemplo, me ha tocado encontrar bazares con ropa de fast fashion, usada y que llega a costar $500 o $600 pesos mexicanos. Lo cual obviamente es carísimo.

Y créanme que va más allá de “pagar mucho por algo que no vale tanto”. Hay personas que sólo pueden acceder a ropa de segunda mano en bazares o en tianguis, y ahora es muy difícil que encuentren ropa de calidad o de tallas comunes como M o L, porque toda esa ropa es seleccionada por gente con bazares que la vende súper cara en Instagram.

¿Qué podemos hacer?

Si ustedes, al igual que yo, se están preguntando “¿y, entonces, qué hago?” pues aquí está mi pequeña reflexión.

Si tú eres dueña de un bazar de segunda mano, analiza si tus precios son justos para ambas partes (o sea para ti y para el cliente). Tal vez requiera mucha introspección de tu parte, pero a la larga te sentirás mejor. 

También puedes optar por conseguir tu ropa en lugares distintos que no sean tianguis, por ejemplo, de tu propio clóset, de tus familiares o amigas. Incluso puedes hacer una dinámica con tus clientes donde hagan trueques o donaciones de las cosas que ya no ocupan.

Ah, y evita elegir mucha ropa de tallas grandes y describirla como “oversize”: esta moda le quita opciones a las personas que sí son de esas tallas. 

Si por el otro lado, tú eres el cliente, te sugiero que analices si reemplazaste las compras compulsivas de ropa nueva por ropa de segunda mano. Debemos procurar comprar solo cosas que necesitemos. (El hecho de que sea usado o pre-loved no significa que debamos continuar comprando sin medida.)

Es complicado, pero debemos, y sé que podemos, lograr encontrar un equilibrio entre apoyar negocios locales y modificar nuestros hábitos de compra para no caer en el consumismo excesivo. 

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