Puede parecer tonto buscarle cosas buenas a 2020, pero los años difíciles siempre traen lecciones y aprendizaje. Estos son algunos ejemplos.
Este año tan caótico inclutó muchas cosas que tal vez nunca pensamos que ocurrirían, empezando por una pandemia global que trajo crisis emocionales, psicológicas, económicas y de cuidados, además de que perdimos a miles de personas.
Sabemos que muchas de estas cosas son irreparables, pero quisimos pensar en cómo estos meses tan duros también nos han dejado aprendizajes.
Sí pasan cosas buenas, aún en el año más raro
Nathalia: ver nuevas oportunidades
Honestamente, me han pasado muchas cosas buenas este año. Para empezar, antes de la pandemia mi mamá siempre estaba trabajando y mis hermanos y yo no la veíamos mucho.
Pero en este año, aunque la despidieron, nos fue bien porque ahora siempre estamos juntos en la casa como familia. Mi hermano pequeño hasta se nota más contento y más activo. Mi hermana estudiaba en otro estado, pero obviamente, por la pandemia se regresó, y eso es increíble porque podemos estar todos juntos.
También mi relación con mi novio mejoró porque antes no teníamos tiempo para vernos: estábamos súper ocupados siempre y de malas. Pero ahora nos damos el espacio para vernos.
Por último, otra cosa buena que me dejó este año, es que pude crear 2 pequeños negocios con mi familia en los que nos va muy bien. Me convertí en una mujer activa, emprendedora y empoderada. Me encanta.
Joana: la gente que quiero está bien
Ha sido un año difícil para todos y para mí en particular, pero por suerte y dentro de todo, ni a mí ni a mi familia nos ha hecho falta nada, además de que hemos podido mantenernos sanos y bien.
Dentro de todos los cambios locos que ha habido este año, pude ahorrar más dinero, encontré el camino que quiero seguir a nivel profesional y me titulé.
Además, estoy contenta de que mis amigos y yo hayamos podido mantenernos en contacto con videollamadas, con mensajitos, con juegos en línea, etc. Los siento cercanos como siempre, aunque no podamos vernos.
Diana: pasar tiempo en familia
Antes de la pandemia, mi familia y yo nunca teníamos tiempo para convivir juntos. Entre el trabajo, la escuela, el novio, el tráfico y demás, sólo veía a mi familia en las noches y cuando ya estaba súper cansada del día.
Al principio de la cuarentena, aunque estuviéramos juntos en la casa como que no sabíamos cómo convivir, cada quién estaba en su espacio. Ahora ya nos creamos actividades con las que podemos pasar tiempo juntos. Desde cosas tan simples como limpiar la casa hasta tener tardes de películas, comer palomitas, desayunar juntos, etc.
He tenido mucha suerte porque incluso dentro de mi trabajo he podido mejorar y he tenido más tiempo para enfocarme en él y crecer a nivel profesional.
Camila: el empujón que tanto necesitaba
La verdad este encierro me cayó como anillo al dedo porque pude enfocarme en mí y prestarle atención a mis emociones y sentimientos.
Gracias a unos días de introspección profunda pude decidir firmemente una idea que vagaba por mi cabeza durante años y con esto comenzó mi transición a mujer.
Vivir la mitad de mis 24 como hombre y la otra mitad como mujer me ha hecho entenderme, amarme, crecer y fortalecerme emocionalmente. Ahora lo siento como el empujón que tanto necesitaba.
También con la pandemia mejoró mucho la practicidad de mi rutina. Adiós a las horas de transporte público diarias para ir a trabajar. Las juntas y terapias en línea también liberaron más tiempo: puedo dormir más, descansar y pasar más tiempo con mi familia a la hora de la comida.
Siento mi vida un poco más tranquila y ligera. 2020 fue el año de muchos procesos y cambios para todos y, en lo personal, el año de un nuevo nacimiento para mí.
Karla: todo se acomodó
Creo que he tenido un buen año. Para empezar, mi mamá hace home office, lo que le permitió ser más productiva y con eso logró que le aumentaran el sueldo. Eso funcionó excelente con mi familia, porque no nos ha hecho falta nada, estamos tranquilos. Aunque siempre hemos sido muy unidos, ahora más.
También pude renunciar a mi trabajo que me quitaba el tiempo y no me gustaba para nada. Con eso, pude enfocarme en terminar mi carrera, mi servicio social y hacer mis prácticas profesionales en un lugar que me encanta. Gracias a todo esto, este año me podré titular.
Majo: las amigas dan vida.
Sé que todas estamos hartas de tanto Zoom, pero algo bonito de este año fue reconectar con mis amigas de toda la vida.
Nuestro grupo de WhatsApp ya era solo simbólico, pero con 3 embarazos simultáneos y la incertidumbre de la pandemia, revivió, y también llegaron las videollamadas regulares.
Aunque estemos en Mérida, CDMX, Montreal (Canadá) y Esperance (Australia), nos sentimos más cercanas que nunca. Recuperar estos lazos me ha mantenido cuerda en estos meses complicados.