«Estamos aquí y entre todas nos cuidamos»: la marcha 8M fuera de CDMX

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La marcha 8M de CDMX acaparó titulares, pero hay pequeñas ciudades en el país donde se juntaron 100, 500, 4 mil mujeres. Ellas nos contaron cómo las vivieron.

El 8 de marzo marchamos. Miles de mujeres en México tomamos las calles, a veces acompañadas de unas pocas y a veces rodeadas de verde y morado.

Algunas pudimos marchar en contingentes ordenados, otras nos perdimos casi desde el primer paso, pero caminamos con desconocidas y nos sentimos seguras.

Muchas hicieron este ejercicio por primera vez, mientras que para otras ya es una tradición anual. Con nuestras grandes diferencias, nos encontramos en una necesidad básica de estar juntas para gritar que algo tiene que cambiar. Para cantar que no estamos solas.

Esto es lo que nos contaron mujeres de diferentes ciudades sobre lo que vivieron.

La marcha 8M en ciudades mexicanas

Monterrey, Nuevo León: «no había forma de que pudieran pretender que no existimos»

Marché con mi mamá y mi hermana, desde el contingente universitario que después se disolvió en una gran marea morada. Fue la primera vez que mamá quiso venir a una marcha 8M, y se animó más después de que mis abuelitas le pidieron que gritara mucho por ellas, que por salud no podían salir.

Llegamos a la Explanada de los Héroes y el lugar estaba llenísimo de mujeres, de todas las edades y clases sociales, con pancartas, mascadas moradas y verdes. Hacia los lados, había bastantes hombres que se querían sumar a la marcha (un par incluso se colaron en el contingente universitario), pero tan pronto escucharon algunas de las consignas se fueron apartando y quedando en las orillas.

Al igual que en Guadalajara y CDMX, la fuente principal en la Macroplaza (la mítica fuente de Neptuno) fue pintada con colorante rojo, y las calles fueron pintadas con consignas, arte de stencil e ilustraciones pegadas en distintos puntos.

 La policía estuvo presente, pero se mantuvo al margen de la marcha, vigilando y protegiendo los principales edificios gubernamentales. Esta vez no intentaron detener a ninguna compañera arbitrariamente (cuestión que ocurrió en la marcha del 28 de septiembre del año pasado).

Monterrey es una ciudad profundamente misógina, pero ese domingo, marchando con parte de mi familia y acompañada por miles de compañeras y hermanas, sentí nuestra fuerza y valentía colectiva.

Por instantes, sí llegué a pensar que quizás estemos rompiendo algo, dando los primeros pasos masivos para lograr un cambio profundo en la ciudad. 

El año pasado salimos 4 mil mujeres y todos los medios principales de comunicación nos ignoraron. Este año fuimos 25 mil, no había forma de que ni medios ni gobierno pudieran pretender que no existimos.

No sé qué siga, ni cuál sea el siguiente plan de acción, pero por lo menos sabemos, todas, que estamos aquí y que entre todas nos cuidamos. Oralia Torres.

Ciudad del Carmen, Campeche: un evento histórico

La marcha del 8M fue un evento histórico del que se hablará por mucho tiempo. Hubo aproximadamente 600 asistentes (esta es la segunda marcha, ¡a la primera llegamos 30!) y fue completamente apartidista, en un estado completamente dominado por el PRI.

Al finalizar, cada una de las colectivas leyó su manifiesto y los familiares de víctimas de feminicidio tomaron el micrófono para exigir justicia.  Conejo Literario.

marcha 8M
Imagen. facebook.com/feministascarmen

La Comarca Lagunera: «esperaban a 300, llegamos casi 4 mil»

La Comarca Lagunera está compuesta por tres ciudades pequeñas que se conectan por puentes, no somos la gran metrópolis. Por lo mismo, morras de los diferentes colectivos dijeron que esperaban máximo a 300 mujeres… llegamos casi 4,000. La marcha que debía durar 2 horas, duró 4 horas y media.

Hasta adelante iban las mujeres madres, hijas, hermanas y/o amigas que han perdido a alguien. Luego las madres con niños y las chicas de Torreón (aquí iba yo). Seguidas de otras colectivas, batucadas, bicicletas y al final, coches con botellas de agua. En cada punto del mapa señalado había más mujeres esperando.

Es la primera marcha a la que asisto en esta ciudad y no pude sentirme más segura. Acuerpada entre mis hermanas, cantando, brincando y moviendo los carteles de todas cuando una se cansaba, aunque no nos conociéramos de nada.

Hubo morros que esperaban en ciertos puntos y nos regalaban agua, jugos y sueros. Señoras que cantaban las consignas desde lejos o graban y daban gritos de apoyo desde la puerta de sus trabajos.

Las colectivas mantuvieron siempre contacto y organización para decirnos cuándo hacer cadenas de bloqueo o hacer silencios. Al final, ya en Plaza Mayor, en Torreón, había un altar en forma de cruz roja con los nombres de las mujeres y niñas desaparecidas o asesinadas escritos. Las representantes de cada contingente hablaban en micrófono, luego lo dejaron abierto a cualquiera que quisiera decir algo. Dahn.

marcha 8m
Imagen. @dahnconhache

***

Empezamos a organizar hace como 3-4 semanas aproximadamente. Una colectiva convocó a asamblea a todas las colectivas/mujeres en general, eso nunca había pasado. Tuvimos que aprender a esperar nuestro turno para hablar, a votar, a respetar las votaciones.

Cuando yo vi la cantidad de gente me asusté de que algo se pudiera salir de control, o de que alguien se sintiera mal. Llevábamos dos ambulancias pero aún así, marchamos 10 kilómetros: Hubo saldo blanco. 

Como colectivo organizador votamos que fuera pacífica (por motivos de seguridad, porque no sabíamos si estábamos listas para una marcha con destrozos) pero también quedamos en que si alguna de las mujeres vandalizaba, la íbamos a defender.

Y sí pasó, una chava se aventó un graffiti y fue impresionante cómo corrimos todas a resguardarla de la poli. No se la llevaron, afortunadamente.

Hoy me siento muy cansada, física y emocionalmente. A mí me tocó sostenerles el micrófono a las madres que hablaron de los feminicidios de sus hijas al final. Su grupo se llama Madres Poderosas. Y los abrazos que nos dimos al final de cada participación todavía los siento cabrón en el cuerpo.

Siento miedo porque policía municipal, federal y guardia nacional estuvo grabándonos y tomándonos fotos durante toda la marcha y yo no traje la cara tapada todo el tiempo… una compañera escucho a una mujer policía que dijo “como yo soy mujer, sí les puedo meter una verguiza”.

Ando paranoica porque mi cara está en todos los medios (a la próxima me tapo, lección aprendida) pero SOBRE TODO traigo un chingo de esperanza. Este hecho fue histórico en la Laguna, neta estamos haciendo historia y yo jamás imaginé que fuera a pasar algo así.

Como feminista siempre me había sentido desaprobada y atacada, pero marchando me sentí bien acompañada. Espero que este solo sea el principio de un despertar cabrón del feminismo en esta región. Anónima.

Imagen. @dahnconhache

Hermosillo, Sonora: «había mujeres de todas las edades»

La marcha en Hermosillo, Sonora comenzó a las 5:00 PM. Había continentes separatistas (al inicio) y uno mixto atrás.

Es una ciudad bastante conservadora, con poca participación política de este tipo y aún así había mucha gente (aunque NINGUNA noticia local menciona cuántas fuimos). Había mujeres de todas las edades, incluso niñas y bebés.

Estuvo bien bonito, gritamos consignas y caminamos por el centro, ese lugar al que a muchas nos da miedo ir solas.

Llegamos a la plaza principal de la ciudad, la Plaza Zaragoza, y ahí los grupos feministas dieron sus comunicados, cantamos canciones, prendimos las lámparas de los celulares cuando nos apagaron las luces de la plaza.

Valladolid, Yucatán: «las chicas fueron muy valientes»

El Centro de Derechos Humanos Casa Colibrí convocó a una «caminata» sólo para mujeres. Es el primer año que estoy acá pero según sé fue la primera vez que se convocó de forma independiente, en otras fechas como el 25N, la marcha la encabezó el presidente municipal y todo fue muy burocrático.

Me comentó la organizadora que esperaban unas 40 mujeres, pero fuimos como 150 o 200. Las asistentes estaban entre los 17- 40 años, varias con sus hijos y muy pocas llevaron a sus novios o esposos.

Las organizadoras llevaron pancartas para repartir entre quienes no tuvieran, impresiones con lemas como «No somos juguetes sexuales» o «no somos sacos de boxeo» para quien quisiera colgarlas en su espalda. Y otras copias para que escribieras algún evento de violencia que hubieras sufrido y colocar un tendedero al final.

Mis amigas y yo estamos haciendo un servicio social acá, venimos de CDMX y llegamos hace apenas unos meses, así que no conocemos casi a nadie, pero al ser un lugar pequeño suele saberse todo lo que haces.

Nos daba miedo llamar mucho la atención y nos limitamos a pintarnos la cara, pero muchas de las chicas se acercaron a nosotras para pedirnos que las pintáramos o escribiéramos consignas en sus cuerpos y fue un momento muy bello.

Algunas nos contaron que ha sido muy difícil declararse feministas porque sufren mucha exclusión dentro de sus ambientes y uno de los motivos de asistir a la caminata era conocer nuevas amigas que concuerden con sus ideas.

Como era la primera vez de la mayoría no sabían las consignas, así que al frente del pequeño contingente iba un auto con una bocina por la que se decían y las demás las repetíamos. Cuando se decían las más «fuertes» algunas mujeres del contingente no las decían o reclamaban por el tipo de lenguaje.

A lo largo de la caminata que fue más o menos de 2 kilómetros recibimos algunos insultos y muchas burlas. Las chicas fueron muy valientes pues algunas tuvieron de frente a familiares que les decían que salieran de ahí, pasamos varios grupos de hombres y se comportaron como idiotas con burlas colectivas y miradas lascivas, nadie les dijo nada y sólo seguimos caminando.

Fue muy frustrante pero no queríamos causar problemas pues el ambiente es muy distinto a la CDMX.

Al llegar al centro del municipio dimos una vuelta y se colocaron cruces y una simulación de un cuerpo y velas, llamamos mucho la atención de los turistas pero los locales estaban muy molestos.

Imagen. Casa Colibrí

La directora de Casa Colibrí dio un pequeño discurso sobre las violencias que vivimos las mujeres e hizo énfasis en las mujeres mayas. Hizo reclamos al gobierno estatal y al federal, sin hacer mención del municipal.

Se abrió el micrófono para quienes quisieran participar y se nos invitó a acercarnos a las actividades del centro. Repartieron folletos sobre el aborto con misoprostol, condones, y material de Católicos México a favor del aborto legal.

Se gritaron otras consignas y el evento terminó. En menos de 10 minutos personal del municipio acomodó los instrumentos de la orquesta pues había demostración de jarana justo en el espacio que habíamos ocupado y todas nos fuimos a casa. Creo que lo más bonito es que pudimos encontrar otras mujeres con las que coincidimos. LizfazHD

San Luis Potosí, San Luis Potosí: «una llama amorosa y rabiosa que abraza y no nos suelta»

Quisiera nombrar a todas, a las mujeres que pusieron el cuerpo para que otras pudiéramos salir a marchar tranquilas, las mujeres que fueron por primera vez, las lesbianas, las estudiantes, no quiero olvidar a ninguna.

Es la primera vez que San Luis tiene una marcha tan grande, fuimos 8,000, tomando Plaza de Armas, gritando que íbamos a quemar todo, abrazadas, cantando, llorando, denunciando y en la resistencia y la alegría de estar viva.

Gritabamos «no somos una, no somos diez, pinche gobierno cuéntanos bien». Y ahí en una ciudad donde nos tenemos que cuidar de los medios que nos amedrentan tomando nuestros rostros, nos cuidamos entre nosotras, entre amigas, por las que ya no están, por las que no se nombren.

Por Karla Pontigo, por Chantal, por las que ya no volvieron a casa, por las que su mamá ya no pueden abrazar, por las que estamos, por las que vienen, en San Luis marchamos muchas, como nunca, siempre diversas, construyendo, cubiertas de una llama amorosa y rabiosa que abraza y no nos suelta. En San Luis nos cuidamos entre nosotras. Dulce

Durango, Durango: «éramos más de mil»

También tuvimos marcha por primera vez. No sé cuántas éramos pero más de mil sí, y las chicas de Las que no Arden, la colectiva que convocó, esperaban unas 100.

Marchamos por la avenida principal y finalizamos con un mitin justo frente a la catedral (ya que en la plaza principal había un evento politizado).

Los provida mandaron señoras mayores con paliacate celeste a las puertas de la catedral para hacer una cadena humana.

No te miento, en un momento sí hicimos consignas como “saquen sus rosarios de nuestros ovarios” pero en general nos concentramos en nuestro mitin, hubo micrófono abierto y tendedero de agresiones. Claudia

Mérida, Yucatán: «Venimos con toda la energía acumulada de 50 o 60 años de coraje»

A pesar de que éramos MILES las que salimos a marchar fue una marcha muy organizada. Mujeres de todas las edades salieron, incluso muchas se incorporaron cuando ya habíamos empezado.

Hubo una chava que le dio un golpe de calor y todas se agacharon para que la pudieran encontrar y ortorgarle apoyo. Yo hice marcha con mi hija de 2 años, y las morras que me rodeaban en ningún momento me dejaron quedarme atrás. Day Cuervo.

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Despertar con emoción, Llegar a la cita a tiempo junto con mi hija de 23 años, luego separarnos cuando encuentra a su contingente personal de amigas y yo unirme al de mis hermanas, con quienes formo mi  grupo de mujeres “mayores”.

Así nos dicen; no lo sentimos hoy así. Venimos con toda la energía acumulada de  50 o 60 años de alegrías familiares pero también de coraje, de esperanza, de ilusión, de hambre de justicia hacia las desaparecidas, las asesinadas, las acosadas, pero también nos unen nuestras pequeñas y grandes tragedias personales.

Se añaden a nuestro pequeño grupo amigas que fueron solas, con sus propias historias que conozco bien. Juntas alzamos el puño y la voz por las veces que en la escuela se nos juzgó por no ser dóciles o traer la falda corta, las veces que las apariencias fueron más fuertes que el intelecto, por las amigas que pasaron por relaciones violentas, las que salieron de ellas y las que se quedaron, los divorcios bajo términos injustos y las familias que viven bajo violencia económica, la escasez de servicios de salud mental para mujeres, las ofensas en el trabajo, en los medios de comunicación, los asaltos, los acosos en la universidad…

Marchamos por Andrea ahí presente, por Emma Gabriela, por las que tienen el rostro cubierto, las que tienen miedo como nosotras y no tienen 8 hermanas que las acompañen, y marchamos, por último, como una ofrenda a nuestra madre y nuestras abuelas, que no se rindieron nunca y nos enseñaron a ver a través de la rendija de lo cotidiano que el mundo era nuestro. Valentina.

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Villahermosa, Tabasco: «era mi primera marcha»

Al principio me dio un poco de miedo ir por varias razones: era mi primera marcha y también la primera organizada por el 8M en Villahermosa y la convocatoria era separatista. Yo tenía ganas de ir con mi hija de dos años.

Solo tengo unos meses viviendo aquí pero busqué a mis amigas que probablemente irían y fui con una, que tiene amigas maestras de yoga que también fueron (y dieron una clase después). Nos contaron que no esperaban tanta gente, que en años pasados eran muy chiquitas. Anónima.

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Fui con mi mamá, nos animamos casi de última hora y porque vi movimiento de otras conocidas en nuestros grupos de whats.

En el punto de reunión me sorprendió ver muchas más de las que esperaba, muchísimas chavitas, pero también señoras, mamás, tías abuelas y niñas pequeñas. El recorrido fue corto y aunque creo es la primera marcha de 8M en Villa tuvo relativamente buena organización.

Las pintas en el parque fueron con gis lo cual me pareció muy listo de las compas.

No hubo cierre de calles, entonces nos tocó caminar entre carros, en su mayoría taxis, con los conductores adentro, algunos grabando o tomando fotos, pero todo muy tranquilo.

Al llegar al Palacio de Gobierno se nombró a las muertas, se gritó por ellas y en la plaza de armas se tendieron ropa y zapatos para representarlas.

Fue una experiencia muy emotiva que ojalá todas puedan sentir, además de haberla compartido con mi mamá con quien muchas veces estoy en desacuerdo, lo hizo más especial. Anónima.

Ciudad Victoria, Tamaulipas: «sí tuve miedo de ir»

Somos 300 mil habitantes y no hubo marcha, pero sí una concentración en la plaza principal. Sí tuve miedo de ir porque días anteriores hubo muchas denuncias hacia el colectivo feminista que organizaba. En mi caso es difícil que me lleguen a correr, pero aún así sentía miedo.

En el caso de mujeres que trabajan en gobierno, sí las pueden llegar a correr por ir: tengo amigas que no fueron por eso.

Cuando llegué a la plaza había policías y las compañeras comentaban que estuvieron tomando fotos de ellas desde un inicio, yo llegué tarde y ya no lo vi.

Me sentí feliz de ver mujeres de todas las edades porque de verdad es muy difícil manifestarse aquí.

Los medios de comunicación enviaron hombres a cubrir y tomaban fotos y las subían. al momento, solo un medio envió a una mujer. Yo llevaba a mi perrito con un cartel y al final ella me pidió una foto y le dije que sin que saliera yo y lo respetó.

De las galerías que vi, solo una fotógrafa independiente tomó fotos sin mostrar las caras.

Toluca, Estado de México: «hicimos tribu»

Fui a la marcha separatista que convocó Aborto Legal Edomex. Decidí ir por que poco a poco estoy despertando al feminismo, sacándome a tirones el patriarcado, machismo y religión en la que fui criada.

Estoy maternando dos niñas. No quiero que sufran violencia, quiero que vivan y dejemos de sobrevivir así.

Me llenó de orgullo y sentimiento estar acompañada de mujeres que cuidaban de nosotras, que me apoyaron con mis hijas. Mujeres que nos ofrecían agua o comida, que nos aplaudieron mientras subíamos las calles empinadas al cerro, con nuestros niños en brazos o en los hombros.

Algunos hombres se rieron o nos tomaban fotos y video en calles aledañas, pero las mujeres se acuerpaban para hacerlos a un lado. No hubo enfrentamientos físicos, sólo verbales: una mujer salió molesta y empujó a una compañera que rayó la pared de su negocio «Aborto Legal».

Algunas mujeres mayores levantaron su puño y nos vitorearon desde la banqueta. Un par de ellas me animaron «Lo hacemos por ellas» cuando me vieron sudando, cargando a mi menor en hombros y sosteniendo a la mayor de la mano. Pujando para seguir.

Mis hijas tienen 4 y 7 años y terminaron gritando «Amiga, hermana; si te pega no te ama». La mayor aguantó caminar todo el recorrido. La pequeña nunca se quejó de las condiciones. Levantaron su mano, cantaron con las demás, hicimos tribu. Melissa Nava

Pachuca, Hidalgo: «fui abrazada por la inmensa sororidad que se vive en estos espacios»

Hidalgo no es un estado que se caracterice por su activismo social, las marchas o movimientos apartidistas son muy raros y escasos. Por eso estoy súper orgullosa de que el domingo 8 de marzo hicimos historia.

Según los conteos que he visto fuimos alrededor de 3 mil mujeres y aunque comparado con cifras de otras ciudad pueda parecer un número insignificante, para las hidalguenses fue un gran logro.

Estaba un poco nerviosa porque si bien ya he ido a otras marchas, esta era la primera a la que iba sola y no sabía si me iba a sentir cómoda. Mis dudas se disiparon rápidamente cuando fui abrazada por la inmensa sororidad que se vive en estos espacios.

La marcha era del Reloj Monumental de Pachuca a Plaza Juárez pasando por la calle Guerrero (la más importante del centro de la ciudad), fue increíble ver la calle completamente llena y las reacciones de los que nos observaban desde las banqueta.

A nuestro paso había mujeres que nos miraban con curiosidad y decidían unirse, otras aplaudían al contingente. Los comerciantes que nos veían también se iban contagiando con las consignas que nunca dejamos de gritar, la que causaba más reacciones era probablemente la de: “Pachuca, escucha ¡Esta es tu lucha!”

Lo más especial fue que el rango de edad de las asistentes era muy amplio y mezclado, había niñas, adolescentes, mujeres adultas e incluso algunas de la tercera edad.

Al llegar a Plaza Juárez nos tomamos de la mano para formar una cadena humana y luego avanzamos al frente de la plaza donde familiares de víctimas y desaparecidas dieron sus testimonios.

A pesar de que el sonido solo permitía que escucháramos las que estábamos cerca, los testimonios se iban pasando de boca en boca a las que estaban atrás y cuando terminaban rompíamos el silencio con un estruendoso y emocionante grito de: “¡No estás sola!”

Imagen. Niza Jiménez

A lo largo de la marcha se hicieron esténciles en el piso y en las cortinas de algunos de los negocios cerrados y en Plaza Juárez se hicieron pintas en las paredes del edificio del Palacio de Gobierno del Estado, se rompieron las puertas de cristal y se puso un tendedero de denuncias.

La opinión pública ha decidido concentrarse en esto y lanzar frases como “esas no son formas, así no, ellas no me representan, no debieron dejarse influenciar por las vándalas de CDMX, Pachuca es una ciudad tranquila y éstas cosas no deberían permitirse” demostrando que nuestro estado todavía está falto de empatía y conciencia social pero nosotras ya dimos los primeros pasos.

Las paredes del Palacio de Gobierno fueron repintadas y los cristales reemplazados esa misma tarde, nuestras hermanas siguen desaparecidas y enterradas. Niza Jiménez

León, Guanajuato: «Sí se pudo convocar, sí se pudo tomar la vialidad más importante de la ciudad»

A la marcha convocó la colectiva Alumnas UG en Sororidad, que fue instrumental en las primeras denuncias colectivas de acoso sexual cometido por profesores de la Universidad de Guanajuato campus León.

Se organizaron jornadas y talleres en el Arco de la Calzada desde las 11 de la mañana y la marcha estaba programada para las 4 de la tarde.

Inicialmente yo tenía dudas acerca de cuántas de las de siempre íbamos a ir, ya que algunas colectivas de la ciudad se lanzaron a las actividades en Guanajuato capital y otras fueron al Primer Encuentro de Mujeres que Luchan en Guanajuato que se hizo en Acámbaro, en respuesta a la convocatoria de las mujeres zapatistas.

Al llegar a la calzada, vi a cientos de mujeres con pañuelos morados y verdes, haciendo carteles, decorando sus caras de morado.

Vi a chavas que jamás pensé ver en una marcha feminista, vi a las mamás de amigas y también a las que siempre acuerpamos el movimiento. Nos comenzamos a formar para salir, alguien aventó humo morado y comenzamos a avanzar.

marcha 8M Guanajuato
Imagen. Mariana Aguirre

Salimos hacia el Blvd. López Mateos, una de las principales vialidades de la ciudad que la cruza de oriente a poniente. Volteé con mis amigas y tenían la misma cara de asombro que yo porque ¡íbamos a tomar el López Mateos!

Una vez en la vialidad fue que me di cuenta de la magnitud del contingente que se había formado, volteé hacia atrás y no podía ver el final de la marcha, me asomé hacia adelante y no podía ver el inicio. Mi emoción cada vez aumentaba más, ¿cuántas mujeres éramos?

En la noche, conforme salieron las notas periodísticas, me enteré de que no fuimos 900, fuimos casi 5,000. 

Las compas encapuchadas comenzaron a hacer pintas en las estaciones de la «oruga», la versión leonesa del metrobús. Sobra decir que jamás se había hecho esto. Rayaron los nombres de Francia Ruth y Dulce Ivana. Le dejaron claro al Estado que es un feminicida.

Y yo las veía con orgullo y admiración, pensando que ojalá yo fuera la mitad de valiente para hacer pintas feministas en el mocho León.

A pocas calles de llegar a la zona peatonal, donde está presidencia, nos encontramos una cadena humana de personas proparto resguardando la Catedral y rezando rosarios. Hombres, mujeres, adolescentes e infancias.

Las consignas de aborto que hasta el momento no había escuchado resonaron. «La iglesia que proteges viola a las mujeres» y «Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo».

Una compañera hizo lo inimaginable, encapuchada, se bajó el top a la cintura y, con los senos descubiertos, vio a todos los católicos desafiante a los ojos. Nadie se atrevió a devolverle la mirada, siguieron rezando en trance. 

Las concentraciones en la explanada que habíamos vivido en marchas anteriores se quedaron cortas: donde antes podíamos formar un círculo de unas 150 mujeres, ahora casi no cabíamos.

En ese momento tomó la palabra el papá de Francia Ruth, asesinada, descuartizada y disuelta en ácido hace casi cuatro años por su novio, quien sigue sin recibir sentencia. El señor lleva todo este tiempo marchando con nosotras y nunca hay ojo seco después de escuchar el martirio que ha vivido por exigir justicia para su hija.

Después habló una familiar de Dulce Ivana, asesinada en diciembre pasado por un «amigo» y encontrada calcinada en una terracería. Hubo una movilización por ella el 24 de diciembre, a la cual sólo asistieron unas 50 mujeres.

Finalmente hablaron las amigas de Nadia, estudiante de la Ibero León que días antes había hecho un post en solidaridad con las víctimas de feminicidio y había expresado su interés de ir a la marcha.

A Nadia nos la arrebataron horas antes, el estado feminicida de Guanajuato, con sus índices de violencia contra las mujeres que han escalado a los primeros lugares del país pero aún así se rehusa a declarar la alerta de género, nos arrebató a otra hermana en la madrugada del 8M.

marcha 8M Guanajuato
Imagen. Mariana Aguirre

Cuando parecía que la concentración estaba a punto de disolverse alguien gritó «¡Todas al arco!», y ahí fuimos de regreso unas 200, ahora sí por la Madero, nuestra ruta habitual.

Creo que en ese momento nos cayó el veinte a todas de lo que habíamos logrado, de que habíamos logrado movilizarnos con miles de mujeres más que asistieron a su primera marcha feminista y acuerparon el movimiento en el cual teníamos años esperándolas.

Todas comenzamos a gritar en unísono «sí se pudo». Sí se pudo convocar, sí se pudo tomar la vialidad más importante de la ciudad, sí se pudo rayar paredes y monumentos, sí se pudo enfrentar grupos proparto.

Sobre todo, el movimiento feminista que tiene años resistiendo sí pudo tomar las calles de León, Gto., una ciudad conservadora, clasista, machista y panista, para hacerle saber que nunca más tendrá nuestro silencio y que las leonesas ya no nos vamos a soltar. Mariana Aguirre

Imagen. Mariana Aguirre

Coatzacoalcos, Veracruz: «estamos dando pasos»

Se convocó como a 4 marchas. Había dos que eran proselitistas, una que fue de gente «provida» y que no permitían llevar tu pañuelo verde y hubo otra que según fue convocada por feministas pero no era separatista. La cuarta fue una concentración feminista que fue completamente separatista.

Esta es la segunda vez que en este pueblito, salen mujeres con pañuelos verdes. Hicimos un tendedero con las víctimas de feminicidios aquí en la ciudad desde noviembre hasta el mes de febrero.

También se realizó la lectura de algunos textos escritos por mujeres, se nombraron algunos agresores de víctimas de abuso infantil y se gritaron consignas.

La gente que nos veía se acercó a leer las historias del tendedero, también fueron respetuosos con nosotras. Éramos un acto pacífico.

El problema fue cuando una de las marchas montó su mega escenario cerca de nosotras y comenzó a soltar comentarios como: «a ver dónde están las mujeres de 15 a 18 años» o «a ver una maestra de zumba por aquí que se ponga a bailar» porque el evento era conducido por un hombre.

Al final si hubo al menos un post en redes sociales donde la gente se quejaba de que hubiéramos decidido esconder nuestro rostro. Dijeron que así sí protestarámos sin destruir, pero es que no son conscientes de que aquí no se puede.

Es un lugar pequeño y ultra conservador. Al menos estamos dando pasos. Fernanda.

Oaxaca, Oaxaca: «entre todas nos ayudamos, sin importar si nos conocíamos o no»

Una amiga organizó un chat grupal y nos invitó a su casa a hacer carteles, hicimos varios con consignas y nombres de víctimas primordialmente de Oaxaca y algunas de Guerrero.

Resultó muy lindo porque hubo convocatoria, nos pusimos de acuerdo para el día de la marcha, fuimos como 10 mujeres juntas. La vibra fue súper bonita en nuestro pequeño contingente.

La marcha salió del panteón general, donde afuera unas compañeras hicieron una ofrenda por las mujeres que ya no están. Todas gritamos, nos unimos, cuando comenzó la marcha empezamos a pegar carteles entre todas ayudándonos, sin importar si nos conocíamos o no. Somos malas para las cuentas pero calculamos éramos cerca de 800.

Nosotras fuimos a la marcha independiente, fue la primera marcha del 8M para varias y las que tienen más experiencia en manifestaciones nos iban cuidando y orientando.

Hubo algunas bombas molotov a lo lejos pero nada que se saliera de control, todo muy pacífico, también hubo marchas por parte del CNTE y de comités indígenas.

Guadalajara, Jalisco: «Vernos las caras, tomar lista, reconocer a las que nos faltan»

Fui a la marcha en Guadalajara porque me da mucha esperanza tomar las calles con tantas mujeres y personas no binarias.

Esta vez fuimos más de 35mil, nunca antes siquiera nos habíamos acercado a ese número. Es sobrecogedor ver ese crecimiento. Vernos las caras, tomar lista, reconocer a las que nos faltan.

La marcha fue toda casi sin contratiempos, el único intento de disrupción fue atendido de inmediato, todas estábamos listas para escucharnos y reaccionar rápido.

Me siento aún cansada, sobre todo emocionalmente, pero contenta por haber estado y decidida a volver a estar cada que sea necesario. Andrea Ivich.

Saltillo, Coahuila: «la palabra aborto salió a desfilar por primera vez por las calles»

Días antes de la marcha había ya mucha euforia, sabíamos que este año serían superadas las manifestaciones del 8M que casi nunca llegaban a las 100 mujeres, pero jamás imaginamos que superaríamos las 3 mil.

El contingente que se extendió por varias cuadras del centro de la ciudad lo encabezaron las madres de Fundec (Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila), las primeras coahuilenses que nos sacaron a la calle a gritar “Vivxs se lxs llevaron, vivxs lxs queremos”.

Junto con ellas iban las familias de las víctimas de violencia, después mujeres de todas las edades, mamás con su hijxs, colectivos feministas, mujeres que llegaron solas y que ahí se hermanaron con otras, mujeres gritando, bailando, exigiendo, levantando el puño, abrazándose.

Todas unidas al grito de: “Se va a caer, el patriarcado se va a caer”, quedándose sin voz, desbordadas ante la mirada silenciosa de los transeúntes que andaban por el centro. 

Quienes tenemos varios años participando en las actividades de las distintas colectivas feministas veíamos lejos que una manifestación así sucediera en nuestra ciudad y no podíamos dejar de llorar, mirarnos unas a otras y gritar: “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía” y “Ni una más, ni una asesinada más”. 

Una manta con la frase: “¡Será Ley! Aborto legal ya” encabezó uno de los colectivos que promueve los derechos sexuales y reproductivos. Los pañuelos verdes se multiplicaron, las frases de “Ni puta por coger, ni madre por deber” y “Educación sexual para decidir, aborto legal para no morir” saltaban entre el contigente, la palabra aborto salió a desfilar por primera vez por las calles de Saltillo, una ciudad ultraconservadora y doble moral. 

En Saltillo, “cansadas de ser noticia, decidimos hacer historia”, la euforia todavía puede sentirse en las calles, es la certeza de que algo cambió y que esto ya nadie lo para.  Cyntia

marcha 8M
Imagen. Cortesía de la autora

Orizaba, Veracruz: «nos hermanamos, nos acompañamos en el dolor y en la tristeza»

Vivo en Orizaba, Veracruz, una de las ciudades más conservadoras y mochas del estado. Aquí las marchas del 8M pasaban prácticamente desapercibidas. Algo cambió este año.

El sábado en la noche me quedé en la casa haciendo carteles. Como buena “morra de los plumones” que soy, hice 4; uno para mí y otro para regalarle a las compas que los quisieran llevar. 

La marcha fue convocada por la colectiva Marea Verde Altas Montañas, que lleva ya un rato accionando y realizando eventos feministas en la región.

El año pasado organizaron el performance «Violador en tu camino», y a partir de ahí las feministas orizabañas nos hemos ido encontrando y abrazando.

Llegué a las 11:30 al Poliforum Mier y Pesado y me encontré con ya cientos de mujeres vestidas de morado y verde. Estaban ensayando «Un violador en tu camino», pues antes de partir al centro se realizó nuevamente el performance, gritando consignas y colocándose sus paliacates.

Me encontré con mis amigas y con muchas caras conocidas, las abracé a todas.

Marcha 8M
Imagen. Paola Andrade

Después del performance, salimos a la calle principal. Podía ver a lo lejos el inicio de la marcha,  pero cuando veía hacia atrás no podía ver bien el final, las consignas se entremezclaban y no sabíamos a cuál hacer caso, reafirmando así que no éramos pocas.

Algunos medios locales dicen que éramos 500, otras que éramos 800. Realmente el numero es lo de menos, en esta ciudad, en la que el orden y la limpieza son premiados y exaltados pero se esconden los delitos de la misma policía y en la que el presidente municipal inaugura monumentos provida, las mujeres salimos a marchar.

El 8M nos sentimos fuertes, nos hermanamos, nos acompañamos en el dolor y en la tristeza, y nos contuvimos en amor sororo. Nunca lo voy a olvidar. Al llegar al parque del centro una morra recitó un poema que nos sacó lágrimas y nos puso la piel chinita y alguien se rifó y tiñó la fuente de rojo.

Terminamos colgando nuestros carteles en el quiosco y los dejamos allí, como testimonio de que en Orizaba las mujeres estamos unidas y ya no nos vamos a callar.

Mi mamá ayer me dijo que fue a la marcha porque también esta harta de toda la situación. Y también porque tenía miedo de que algo me pudiera pasar, a sus ojos iba sola. “No iba sola ma, iba con ellas, y con ellas estoy segura”. Iris Bt.

Querétaro, Querétaro: «el ambiente en general era de amor, contención, apoyo»

A diferencia del año pasado estuvo más concurrido, la emoción estuvo a flor de piel… Me tocó ir con las chicas que iban pintando, éramos unas pocas (8 morritas) pero en el transcurso de la marcha se nos juntaron más, varias de ellas nos comentaban que hasta que nos encontraron se sintieron cómodas porque había muchas señoras y chicas más jóvenes agrediéndolas, con el pretexto de que no íbamos a eso (golpearon a una de mis compas).

En general estuvo bastante bien, me tocó ver a muchas amigas, algunas iban con sus mamás, primas, abuelas. Ese tipo de unión fue la que nos causó varias lágrimas a algunas de nosotras

Dejando de lado que había chicas que solo fueron por la selfie, el ambiente en general era de amor, contención y apoyo. Sumados a la impotencia de la situación del estado y el país, desencadenaron en más de una un poco de valentía para cambiar las cosas y luchar por todas. Ana.

***

Para mí, esta marcha fue histórica, en verdad sentí un lugar seguro donde nadie te juzga por el como eres.Me animé a hacer mi cartel donde denunciaba que mi agresor sigue libre.

Ya había asistido a marchas pasadas y éramos muy muy pocas mujeres. Esta vez fuimos diez mil: no me la creía, quería llorar de la felicidad.

También me emocionó muchísimo el hecho de que se hayan pintado las paredes. Sé que muchos están en contra pero qué valientes las que se animaron, tienen toda mi admiración.

Esas mujeres que no solo gritaron sino que también lo dejaron escrito. Incomodan a la gente porque no quieren aceptar una realidad. Jessica.

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