Apropiación cultural: una guía para entenderla (y evitarla)

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La apropiación cultural va más allá de la inspiración: se trata de algo mucho más profundo. Te contamos por qué es un tema que tiene que seguir sobre la mesa.

Por: Valeria Angola

En los Grammy Latinos, Rosalía despampanó por la extravagancia de su outfit (uñas postizas muy largas y una pieza dental brillante) y porque arrasó con los premios.

Pero también hay que recordar que la cantante ha sido acusada de apropiación cultural. No solo por parte de grupos gitanos en España, sino también por parte de personas negras.

¿Por qué? Porque se pone y se quita elementos identitarios de ambas culturas como si fueran desechables. Sin vivir las violentas repercusiones que implica para personas gitanas y negras utilizar elementos culturales propios.

La cantante menciona palabras significativas para las personas gitanas en sus canciones. Estas mismas palabras, históricamente, han sido causa de prisión, persecución y exterminio del pueblo romaní.

Por supuesto, ella no es la única. Entre los medios de comunicación, la música y el arte ha crecido el interés por enriquecer las estéticas de sus propuestas con elementos culturales de grupos humanos no occidentales.

¿Por qué es importante hablar de apropiación?

Este tema muchas veces se minimiza diciendo “nada es de nadie, todo es de todos”. También se dice que todas las culturas en la historia de la humanidad han tomado préstamos entre sí para sus expresiones y manifestaciones artísticas y/o culturales.

Pero aunque esto puede ser cierto, también es cierto que el intercambio no es neutral. Las relaciones entre los grupos humanos siempre están atravesadas por la historia y por el poder.

Así que, al hablar de apropiación cultural, es importante tener en cuenta bajo qué circunstancias se da el préstamo. Si el grupo dominante toma elementos prestados del oprimido, es común que estos sean motivo de exclusión y violencia.

Por ejemplo: si las personas negras llevamos algún peinado propio de la cultura afrodiaspórica, como trenzas, rastas o turbantes, solemos ser objeto de burlas, críticas, rechazo o exclusión.

Los comentarios que reciben las personas blancas cuando utilizan trenzas o turbantes son, al contrario, benevolentes y halagadores.

En este tweet puede verse cómo el mismo elemento, trenzas, es calificado de “ghetto” si lo porta una mujer negra. La reacción es la contraria cuando es una mujer blanca la que lo usa.

Relaciones de desigualdad

También hay que tomar en cuenta que el sometimiento no es solo cultural o simbólico, sino que incluye lo económico y político.

Cuando un grupo con poder toma elementos de una cultura minoritaria, por lo general, saca provecho económico de ello sin reconocer a la cultura de la que tomó prestado. No se pide permiso, no existe un reconocimiento y tampoco remuneración económica.

Las marcas de ropa que copian con exactitud diseños indígenas son un caso muy conocido de esto. Recientemente, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) preparó una demanda contra la diseñadora Carolina Herrera que, en una de sus colecciones, utilizó bordados y textiles muy similares a los de comunidades de Oaxaca e Hidalgo. 

El arte y el diseño de los pueblos indios de México son plagiados por diseñadores de alto renombre que no brindan ningún tipo de beneficio a los creadores originales.

Sí, la apropiación tiene consecuencias

Pueden reconocerse al menos dos consecuencias: la banalización y la extracción de valor.

La banalización tiene que ver con el desconocimiento del significado de aquellos elementos para reducirlos a productos de consumo efímero. A looks pasajeros de fin de semana y a vivir experiencias new age sin profundizar en los valores y sentidos que para la cultura implicada tienen.

Las trenzas para las mujeres negras en la diáspora, por ejemplo, significan resistencia y libertad. En los tiempos de la esclavitud fueron los mapas de escape del cautiverio de las haciendas hacia los palenques, los territorios libres, que fundaban rebeldes como Yanga en Veracruz, México o Benkos Biohó cerca de Cartagena, Colombia.

El amo esclavista nunca hubiera podido imaginar que en los trazos del cabello trenzado estuvieran dibujados los ríos y las montañas. Tampoco que estuvieran señalados los posibles sitios donde se encontraran tropas del ejército. El pueblo negro construyó el camino hacia la libertad a través de un expresión estética de resistencia.

Muchas mujeres negras con trenzas en la actualidad son rechazadas de importantes puestos de trabajo porque no cumplen con el código de presentación personal y vestimenta de muchas empresas. Los casos son tan frecuentes, que California sacó una ley que protege a las personas negras der ser discriminadas de trabajos por llevar rastas, afro o trenzas.

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¿Cómo podemos ser mejores?

Seguramente, te preguntarás qué hacer frente a la apropiación cultural. Mi consejo es que antes de tomar una decisión al respecto, te detengas a pensar de dónde viene tal o cual cosa, que investigues sobre su contexto.

Y, lo más importante, que escuches las razones por las que las personas de esa cultura minoritaria señalan que no debes usarla, es decir, que te informes sobre los significados históricos, políticos e identitarios de las manifestaciones culturales de los grupos. 

Apreciar una cultura distinta, sobre todo, significa escucharla, respetando los límites que establece frente a personas ajenas a la comunidad.

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