Fui a un evento BDSM y aprendí 5 importantes lecciones

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Desde que supe que las ataduras eróticas –o shibari– no eran solo un método de sometimiento, sino una práctica que brinda placer sensual y estético comencé a ir a cursos y eventos para conocer sobre BDSM.

El BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo) se ha introducido poco a poco en las vidas y camas de todo tipo de gente. Hasta no hace mucho, sus adeptos permanecían en las sombras, pues sus prácticas y deseos podían resultar intimidantes.

Además, el retrato que le han hecho algunos libros y películas a las prácticas sadomasoquistas únicamente ha servido para alimentar ideas equivocadas sobre quienes disfrutan mezclar placer, dolor y castigo corporal.

Recientemente asistí a una gala de la organización de BDSM, Calabozo México, y me quedo con estas lecciones.

1. En el BDSM hay diversidad e inclusión

No importa tu orientación sexual, todas las personas tienen cabida en el BDSM. Además, no necesitas tener una silueta que encaje en el estereotipo de belleza.

El día del evento se presentaron nueve performances y todos mostraron diversas tonalidades de piel, cuerpos y edades.

Lo kinky y el placer no discriminan.

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2. Respeto, tolerancia y consenso

He ido sola a todos los cursos y eventos sobre BDSM y lo que más me ha sorprendido es que he encontrado más respeto que en las calles.

Nadie te acosa, no hay miradas invasivas o insinuaciones. Si alguien se acerca a conversar y percibe que no estás interesada se aleja; no insiste, no hace berrinches.

También puedes limitarte solo a ver, nadie te va a forzar a participar ni a hacer nada que no quieras.

Definitivamente podríamos aprender mucho de la comunidad BDSM en cuestiones de respeto y consenso.

3. Es importante investigar

Si ya perdiste el miedo y la pena, entonces asegúrate de saber a qué tipo de evento te gustaría ir. Calabozo México organiza y promueve distintas pláticas, cursos, talleres, pero también galas con performances, venta de productos y sex parties.

Checa sus redes y revisa a qué evento asistirás, sobre todo si eres principiante. Ahora que si lo tuyo es la sorpresa, cáele con mente abierta y ganas de pasarla bien.

4. Las sorpresas no se acaban

En los performances suele haber de todo: ataduras, nalgadas, juegos de poder, placer solitario y hasta denuncias contra la homofobia. Siempre habrá algo que te sorprenda.

En la edición a la que fui me tocó ver por primera vez a una dominiatrix en acción, con todo y sissy maid (hombre que disfruta vestirse como mujer para servir a una mujer), lo cual me tomó por sorpresa.

Vi con gran detalle cómo la dómina Krystal de Sade desplegó su talento usando aparatos de BDSM como pinzas para los pezones, un látigo, además de juegos con cuchillos que incluyeron cortes leves en el cuerpo del sumiso, además de un singular –y agresivo– corte de cabello hasta llegar al rape, para finalizar con la colocación de una máscara y correa.

Sin duda los cortes fue lo que más me costó trabajo ver, lo cual nos lleva al siguiente punto…

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5. Aprendes sobre ti y sobre los demás

Al ver el espectacular número que cerró esa noche, recordé que no porque alguna práctica sea desconocida o desagradable para mí eso la invalida.

Ese performance implicó niveles altos de apertura, confianza y comunicación no verbal. Fue un acto consensuado y previamente pactado por las personas involucradas.

Eventos como este reiteran que el deseo no siempre es cortés ni políticamente correcto y que mientras quienes participen estén de acuerdo las posibilidades de placer son innumerables.

Estar con gente que no tiene miedo a mostrar lo que le gusta, por más extravagante e inusual que nos resulte, puede ayudarnos a experimentar cosas que jamás habríamos pensado .

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