Hace unos días leí en un post de Instagram una explicación muy clara de la comediante y activista Franchesca Ramsey sobre la importancia de entender tu privilegio.
Ella aclara que esto no se relaciona con tener mucho dinero, que tu vida sea fácil o que nunca hayas tenido que luchar o trabajar duro para conseguir algo.
“El privilegio significa que hay ciertas cosas de la vida que nunca tendrás que experimentar simplemente por ser quien eres. Antes de buscar ser una aliada y luchar por los derechos de los demás, debes entender primero los derechos que tú tienes y que los demás no”, dice Franchesca.
Por eso es tan importante hablar de los beneficios que nos dan y de las cargas que nos imponen el color de piel, el género o la lengua que hablamos.
La discriminación actual se alimenta del racismo del pasado
Un buen paso para comprender la discriminación en México es conocer el informe “Por mi raza hablará la desigualdad”, publicado por Oxfam. Este documento estudia la desigualdad de oportunidades en nuestro país y cómo los rasgos físicos de las personas pueden ser un catalizador de prácticas discriminatorias.
En México, estas desventajas sociales son resultado de relaciones históricas de poder y dominación de las élites blancas y mestizas hacia los pueblos indígenas y afrodescendientes.
Es decir: “la desigualdad de oportunidades de hoy todavía se alimenta de la discriminación y el racismo del pasado”.
La investigación señala que las personas hablantes de lenguas indígenas, las que se autoadscriben como indígenas, negras o mulatas, y quienes tienen tono de piel más oscuro, presentan menores probabilidades de alcanzar la educación superior, las posiciones de mayor jerarquía en las empresas, y el ingreso de riqueza más alto.
Hablemos de género
Las actitudes discriminatorias no afectan solo a los ingresos y la educación de las mujeres, también en su autoconcepto y en su manera de presentarse al mundo.
Por ejemplo, el reporte explica que debido a los prejuicios racistas, las mujeres que fueron entrevistadas se autoclasificaron en un tono de piel más claro para ajustarse a los estándares de belleza impuestos por la sociedad.
Los resultados también muestran que en relación a las mujeres mestizas y blancas, las mujeres indígenas tienen un riesgo estimado de no terminar la escuela primaria 54% mayor, y las mujeres negras o mulatas 128% mayor.
Además, la probabilidad de ingresar a los estudios superiores es 50 % menor para las mujeres de tonos de piel oscura.
Con respecto a las mujeres de tonos de piel clara, las de tonos oscuros tienen una probabilidad 32% mayor de estar en las posiciones ocupacionales de menor jerarquía y 43% menor de alcanzar a las de mayor jerarquía.
El racismo y la discriminación en México tienen serias consecuencias para el desarrollo de las personas, pero con mucha facilidad las ignoramos cuando no son parte de nuestra vida diaria.
El primer paso es reconocer el privilegio que tenemos y exigir el desarrollo de políticas antidiscriminatorias y antirracistas más agresivas para lograr una mayor igualdad de oportunidades.