¡Ya existe una silla anti manspreading! Te contamos cómo funciona

En los últimos años, el tema del manspreading (acción de expandir las piernas en espacios públicos, generalmente asociada a los hombres) ha estado en todos lados: lo has visto en los noticieros, pero también en el metro, las salas de espera o incluso en el trabajo.

Pareciera que a algunos hombres les cuesta mantener las piernas juntas y eso ha dado pie a conversaciones sobre cómo la forma en la que hombres y mujeres ocupan los espacios públicos puede evidenciar desigualdades de género.

La silla anti manspreading

Una de las personas que ha decidido explorar más a fondo este fenómeno es Laila Laurel, estudiante de diseño de la Universidad de Brighton, quien con su proyecto «A solution for manspreading» (Una solución para el manspreading) diseñó una silla con topes a los lados que obliga a los hombres a sentarse con las piernas cerradas.

También creó una silla con el efecto opuesto para mujeres, la cual les impide juntar las rodillas y así ocupar un mayor espacio.

Según le dijo Laurel a la revista SModa, creó la silla anti manspreading “como gesto simbólico para incitar a recuperar espacio y presencia en el ámbito público”.

Diseño premiado

Su diseño de la silla anti manspreading ganó el premio Belmond de Nuevos Diseñadores en Londres, que consiste en una beca de mil libras y un proyecto para diseñar un producto con la cadena hotelera.

Sin embargo, no todo ha sido celebración para la estudiante de 23 años, porque el frágil ego masculino volvió a romperse con la noticia y ella recibió amenazas de violación y fotos no solicitadas de penes. Eso a pesar de que las sillas no serán usadas en el transporte público ni en ningún otro espacio abierto, sino que serán exhibidas en uno de los hoteles Belmond.

Su creadora afirma que no pretende segregar ni decirle a las personas dónde pueden o no sentarse, pues no cree que sea útil para lograr la igualdad, lo que quiere es usar el humor y el diseño para cuestionar, provocar e incomodar.

Otras iniciativas para evitar el manspreading

La silla anti manspreading de Laurel no es la única iniciativa que ha surgido para hablar de este tema. Ya existieron campañas en los metros de Nueva York, Filadelfia y Madrid buscando hacer conciencia al respecto.

Algo interesante del proyecto de Laurel es que no solo está dirigido a los hombres, sino que también invita a las mujeres a reclamar el espacio público y su derecho a ocuparlo.

Y si, quizá una silla no vaya a cambiar el mundo, pero al menos nos invita a pensarlo dos veces antes de desparramarnos en público.

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