En estos días de verano, con sus súbitos cambios de temperatura, días nublados, lluvia bíblica y la corredera de gente para guarecerse, aparece una prenda que a veces es poco valorada, pero muy útil: el impermeable, tan versátil que puede ir desde una contaminante capita plástica de 30 pesos comprada en medio de la tormenta hasta modelos de mil 500 dólares.
Protegerse de las inclemencias del tiempo ha sido una necesidad constante para la humanidad. A la hora de evitar empaparse todo vale: quizá por ello hemos usado desde intestinos de foca o de ballena y resina de árboles hasta el Gore-Tex, material respirable usado en la actualidad.
Esta es la historia del impermeable, una prenda que nos saca de apuros y que, cuando se combina con unas buenas botas, es realmente invencible.
Inuits, grandes pioneros
De acuerdo con Gizmodo, los Inuit usaban las entrañas de las ballenas para protegerse en sus labores por mar abierto, lo que los convierte en pioneros de la historia del impermeable.
Los cetáceos necesitan que sus estómagos retengan líquidos mientras permiten que los nutrientes sean absorbidos por sus cuerpos y así funcionan los impermeables en la actualidad: te mantienen seco porque el material permite la salida del vapor del agua.
Los habitantes de las regiones árticas de América del Norte probaron ser muy innovadores e ingeniosos, ya que también elaboraron una especie de pegamento a partir de huesos procesados que unían y sellaban las costuras de la prenda que era delgada, ligera y transparente.
Mientras tanto, lejos de ahí, en América del Sur, se conocían las bondades del árbol de caucho, pues al untar ropa y calzado con este material quedabas protegido de la lluvia. Cuando empezaron los periodos de conquista, estos trucos también fueron empleados por todos aquellos desembarcados en el Nuevo Mundo.
Prenda de guerra
En 1823, el químico Charles Macintosh revoluciona la industria al crear la tela impermeable.
Al combinar caucho con nafta de alquitrán, creó un líquido que fue cepillado en tela repelente al agua: el impermeable había nacido oficialmente. El invento se patentó y fue producido masivamente al siguiente año.
El primer cliente fue el ejército británico y la relación bélica continuó en 1851, cuando Bax & Company introdujo Aquascutum, un tejido de lana tratado químicamente para repeler el agua que se hizo popular en 1856, al final de la Guerra de Crimea
Para la Primera Guerra Mundial, Thomas Burberry creó una de sus variantes más usadas y conocidas: la gabardina, que era más fresca, pues estaba elaborada con tela tratada químicamente.
Aunque podríamos decir que nacieron como una prenda de caza y guerra, a partir de 1918 los impermeables ocuparon los armarios de todo tipo de personas, ya que a diferencia de otras prendas siempre ha sido unisex.
El amarillo es mítico en la historia el impermeable
En la historia del impermeable, el amarillo ha sido uno de los colores más utilizados, aunque hay una gran variedad de colores y formas. Lo cierto es que no hay mucho misterio al respecto: Kandinsky decía que este es el color de la vida, eso cobra vital relevancia en medio del océano o en condiciones climáticas difíciles, como la neblina, pues al ser llamativo aumenta las probabilidades de ser visto y auxiliado.
Ese modelo se hizo famoso incluso en el cine. Aparece en el cartel de Singing in the Rain, filme que nos dio expectativas muy irreales de lo que es andar sobre la lluvia en la ciudad. El póster muestra a los protagonistas con un impermeable amarillo y aparece en una secuencia de la película.
Pero no todo es felicidad en la relación entre el cine y el impermeable: Georgie es atraído y devorado por It envuelto en uno y la pequeña Alice, del slasher de 1976 Alice, Sweet, Alice, hizo que esa prenda nos aterrorizara, pues era su favorita para cometer sus crímenes.
Ya sea en combate, en películas o de uso cotidiano, el impermeable ha demostrado ser útil en diversas situaciones, tanto en el océano como en medio del caos de la ciudad.