El alcohol es una de las drogas más peligrosas y su alto grado de aceptación no modifica lo pernicioso que es. Las consecuencias van más allá de una cruda o de historias vergonzosas. Su alcance llega a diversas esferas de la vida, afectando patrones de salud, convivencia y seguridad pública, a tal grado que también existen bebedores pasivos.
El precopeo, copeo y malacopeo tienen efectos que han sido convenientemente ignorados. Aunque ya hablamos de que fumar tiene repercusiones en las personas cercanas a ti, sabemos poco del potencial del alcohol para afectar negativamente las vidas de terceros.
Las consecuencias de tomar de más
Sir Ian Gilmore, presidente de Alcohol Health Alliance y director del Liverpool Center for Alcohol Research, señala que reconocer los efectos del humo de segunda mano ayudó a crear la legislación que logró espacios públicos libres de humo.
Quizá haya llegado el momento de hacer lo mismo con las bebidas alcohólicas: “es probable que la variedad y la magnitud de los daños sean aún mayores debido al alcohol», asegura el experto.
¿Quién no se ha echado unos chupes? Ya sea para aniquilar el estrés del trabajo, como factor de socialización, si estás feliz o triste una “buena peda” siempre estará ahí. Nuestra cultura está empapada en alcohol y aunque sus efectos siempre han sido visibles, apenas estamos viéndolos bajo un nuevo enfoque.
La autora del estudio más reciente al respecto, Katherine Karriker-Jaffe, científica principal del Grupo de Investigación del Alcohol en Estados Unidos trabajó con su equipo en 10 categorías de daños que sufren los bebedores pasivos o personas que recibían las consecuencias del consumo de alguien más.
Entre estas consecuencias figuraban el acoso y el abuso sexual, pero también agresiones como golpes y riñas, hasta muertes de personas por gente ebria al volante, además de presenciar y sufrir los efectos de la adicción al alcohol de algún familiar, incluyendo padres y madres.
Casi 20% de los adultos en Estados Unidos sufren de este daño y la probabilidad aumenta cuando las personas también beben, cuando viven con una persona que bebe mucho y cuando son jóvenes.
Cifras alarmantes en México
Fuera de Estados Unidos e Inglaterra el concepto de bebedores pasivos no se conoce ni se emplea con regularidad. Tampoco hay campañas para luchar contra sus efectos, debido a que sigue sin reconocerse plenamente al consumo de alcohol de segunda mano como un problema grave.
En México las cifras son alarmantes y convendría empezar a visibilizar el problema: de acuerdo con la encargada de despacho de la Comisión Nacional contra las adicciones, Nora Leticia Frías Melgoza, el consumo nocivo y excesivo de alcohol creció de 2011 a 2016 en 93% y en mujeres alcanzó la alarmante cifra de 205%”, también declaró que el consumo comienza a los 10 años.
Aunque no se habla de “bebedores pasivos” o de “segunda mano”, las consecuencias de dicho problema son evidentes, pues el Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes reporta que la primera causa de muerte en jóvenes en México son los accidentes automovilísticos y en el 52% de estos el responsable se encontraba bajo los efectos del alcohol u otra droga.
Junto con las riñas, los accidentes representan la segunda causa de discapacidad total y parcial en jóvenes, además de que que anualmente mueren 10 mil personas y otras 25 mil resultan heridas gravemente y con una discapacidad debido a ellos.
Nada hay de malo en echar unos tragos, pero el consumo responsable es fundamental, si quieres saber más del tema Lugo Potamio tiene una excelente guía para tomar con responsabilidad. No permitas que tus amigues conduzcan ebrios, tampoco lo hagas tú, nunca abordes un auto conducido por alguien que ha bebido en exceso, cuídate.
Si te sientes incapaz de controlar tu forma de beber, pide ayuda, busca una clínica certificada, el gobierno ofrece un directorio de centros de apoyo, puedes conocerla aquí