Podría parecer algo meramente superficial, pero la forma en la que las personas llevamos el cabello dice mucho más de lo que imaginamos.
El corte, color, largo o textura es parte fundamental de nuestra apariencia y puede dar indicios de lo que está pasando a nivel emocional en nuestra vida. Como muestra de ello, el típico caso de quien termina una relación y sale corriendo a la peluquería por un cambio de look.
¿Por qué sentimos la necesidad de manifestar cambios internos a través de pelo? ¿Cortarte el pelo en verdad es terapéutico?
Hablamos con la psicóloga, comunicóloga y profesora de la UNAM, Magda Rendón García, para aclarar esas y otras dudas sobre la relación con nuestra melena.
Una forma de enfrentar la realidad
Magda explica que, aunque pueda parecer una decisión que se tomó de un día para otro, cortarte el pelo es todo un proceso y a veces no importa tanto el cabello ni el corte, sino el significado que se le da.
«Es una manera de expresar con el cuerpo lo que estás sintiendo, lo que estás viviendo y la manera en la que estás enfrentando la realidad».
También detalla que no es exclusivo del rompimiento con una pareja, puede tratarse de una crisis (de edad, de identidad), la pérdida de un trabajo, de una casa, de un embarazo, de un hijo o de un ser querido.
Despedida capilar
Para Magda, cortarte el pelo después de una ruptura también puede ser una pantalla para mostrarle a quienes nos rodean que ya aceptamos o cambiamos algo, demostrarle a un/a ex “lo bella que luzco y lo que se perdió”, así como una despedida de lo vivido.
La psicóloga menciona que hay quienes dicen que “cuando el cabello se corta y cae, se despide de la tristeza, de las lágrimas, de los malos ratos y de lo que haya sucedido”. Es una sensación poderosa, pero Magda sugiere trabajarlo más y analizar cómo estás despidiéndote de esa historia y cómo vas a entrar a una nueva etapa.
Una mujer que corta su cabello no siempre cambia su vida
Aunque la famosísima frase de Coco Chanel diga que un «una mujer que se corta el cabello está a punto de cambiar su vida», no es del todo cierto.
Rendón explica que aunque puedes sentirte liberada tras cortarte el pelo, no es un cambio automático, tampoco el antídoto a lo que estás sintiendo.
«No quiero descalificarlo, pero sí creo que antes de hacerlo hay que identificar si es por desquite: por ejemplo, a tu expareja le gustaba mucho tu cabello, entonces lo cortas. Puede ser que te a ti te guste, pero como te culpas o castigas por no poder retener a la persona, entonces viene el corte o intentas enmascarar tus emociones con un nuevo look”.
Asimismo, Magda indica que el cambio puede comenzar de afuera hacia adentro, pero debe ser profundo. Ese corte casi a rape con tinte rosa no hará –por sí mismo– que superes la ruptura, la pérdida o la crisis. “Sin cambio emocional no funciona mucho”, dice Magda.
Cortarte el pelo sirve…pero no basta
La psicóloga asegura que si cortarte el pelo te ayuda a levantar el ánimo, eso está increíble, pero si provoca que te castigues, entonces hay que trabajarlo.
Lo primero es admitir que algo te está molestando, que te duele o te hace sentir triste, puedes llevar tu proceso sola o con ayuda profesional.
Lo que sea que quieras hacer con tu cabello hazlo, pero recuerda las palabras de Magda: «lo importante es cómo me percibo y cómo me siento; que pueda lidiar con esta pérdida. Si los demás lo ven, está padre, pero quien debe fortalecerse y mirarse eres tú”, concluye.
Hay más de una forma de cerrar un ciclo, puede ser con un cambio radical o sin recortar tu cabello un centímetro. Tener un cambio duradero es algo independiente a tu cabellera, no es necesario que la gente vea tu transformación, necesitas vivirla y sentirla tú.