Falta de apoyo y salarios bajos: la realidad del futbol femenil en México

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Cuando pensamos en futbol en México es muy probable que nos llegue a la mente la figura de leyendas como Jorge Campos; el polémico “No era penal” contra Holanda; los berrinches de «El Piojo» Herrera en el Mundial o la eterna rivalidad Chivas-América, pero ¿y las mujeres?

De vez en vez, los programas deportivos publican noticias como que la Selección de Futbol Femenil ganó la Medalla de Oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018 o la Copa Mundial Femenina de Fútbol Sub-20 de 2018, pero ¿por qué no sabemos más sobre el futbol femenil?

Por primera vez desde 2007, este año la Selección Nacional Femenil no logró calificar para el Mundial que se celebrará en junio 2019 en Francia. El no avanzar de la primera ronda de juegos supone un retroceso para el futbol femenil en nuestro país, pero también una oportunidad para replantear el programa para este deporte. Parte clave de ello es la Liga MX Femenil, que apenas va en su segundo año y tercer torneo corto.

La Liga MX Femenil

La Liga MX Femenil está integrada por 18 equipos y es el equivalente a la Liga MX varonil, la más importante de futbol profesional en nuestro país.

Alicia Salamanca fue jugadora de la Selección Nacional y parte del equipo de la Universidad de las Américas, Puebla, en donde estuvo becada, pero decidió retirarse para concentrarse en sus objetivos profesionales. Sin embargo, ve en la Liga Femenil MX una opción para las jóvenes que van iniciando sus carreras y no han tenido opciones más formales para jugar.

“Es una buena plataforma para quienes quieren dedicarse a eso”, comenta, “además de que es una buena forma de exposición para ser consideradas a la Selección Nacional”.

Alicia es una de las deportistas en México con las que conversé, a fin de conocer más sobre la situación del futbol femenil en nuestro país.

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Alicia Salamanca. Imagen publicada con autorización de Alicia Salamanca

Algunos beneficios de la Liga MX Femenil

Para varias de las jugadoras, la ventaja que ofrece el escenario actual de la Liga es que pueden combinar sus estudios con sus carreras como futbolistas. Un ejemplo es Paola Monroy, quien juega para Pachuca mientras se especializa en psicología del deporte en la universidad de su Club.

También están casos como el de Mabel Ramos, quien juega para el Cruz Azul. Ella se había retirado del futbol profesional después de haber pasado varias temporadas en España. Al volver a México decidió dejar el deporte y dedicarse a la psicología, sin embargo, el equipo le ofreció la oportunidad de combinar ambas cosas y ahora es futbolista profesional y al mismo tiempo mantiene su trabajo como psicóloga.

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Mabel Ramos, jugadora de Cruz Azul. Fuente: Instagram de Mabel Ramos, con autorización de la jugadora.

Mantener una profesión a la par del futbol es indispensable cuando consideramos los salarios que las futbolistas reciben actualmente en México. 

La idea de vivir únicamente del futbol es algo que tal vez suceda a largo plazo, en ello coinciden varias de las jugadoras con las que conversé, pero la Liga necesita primero una estrategia clara y una infraestructura que le permita desarrollarla.

Hablemos de dinero

Más allá de un deporte, el futbol es también una industria del espectáculo que mueve millones de dólares cada año. Sin embargo, para las futbolistas mexicanas su valía en el campo de juego dista de ser la misma que la de sus contrapartes masculinas o inclusive de sus rivales en otras partes del mundo.

En una nota publicada a principios de noviembre 2018, El Economista señalaba que las jugadoras de la liga mexicana reciben 4.4% del salario anual que reciben sus homólogas que participan en la D1 Feminine, la liga francesa, de acuerdo con el estudio Global Sports Salaries Survey 2017.

El informe comparó los salarios en la temporada 2017-18 (que terminaron entre abril y mayo del 2018) de seis ligas de futbol femenil, incluida la mexicana. Es decir, las jugadoras de la Liga, en promedio, perciben $1,822 MXN a la quincena.

Un largo camino por recorrer

La futbolista Mabel Ramos señala que ha habido avances. Por ejemplo, ellas, en el Cruz Azul, tuvieron un aumento de sueldo; les ofrecen tres comidas al día; acceso a la Casa club y las mejores instalaciones para entrenar. También ve que los directivos quieren que haya un cambio en el paradigma del futbol femenil. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer

Paola Urbieta, que actualmente juega para las Rayadas de Monterrey y fue parte de la Selección Nacional Sub 17, también ve avances en la Liga, pero entiende que aún hay equipos rezagados que necesitan más apoyo de sus directivos. “Es un proceso en el que debe haber un balance entre ser jugadora y ser algo más. Las reglas además están cambiando y adaptándose para que la Liga pueda crecer”.

Paola ve México como un país apasionado del futbol. En Nuevo León, por ejemplo, se ha roto dos veces el récord de asistencia a un partido de futbol femenil a nivel mundial. “Es lo máximo poder cumplir el sueño de ser jugadora en una liga”, explica.

Por su parte, Paola Monroy explica que es necesario que siga existiendo el deporte universitario (particularmente para jugadoras que están en las Selecciones Sub 17 y Sub 20), ya que les ofrece la oportunidad de obtener becas y desarrollar su disciplina. Sin embargo, espera que eventualmente ser futbolista pueda ser una opción de tiempo completo.

En su club, Pachuca, Paola nota que les dan varias facilidades como estudios, comidas, Casa Club, y es el único equipo con un pabellón en donde puedes comprar mercancía del equipo femenil, lo cual ella ve como motivación, pero, a pesar de esto, muchas personas siguen renuentes a apoyar el futbol femenil, en parte por el machismo e ignorancia que rodea a la idea de tener mujeres profesionales jugando futbol.

Falta de apoyo

Una de las frases que más escuché en mis conversaciones con las jugadoras es que el futbol es un negocio, un espectáculo y, como tal, la Liga MX Femenil debe lograr colocarse a ese nivel. Sin embargo, sin apoyo de la Federación, a nivel de la Liga MX Femenil y equipos de Selecciones Nacionales, se convierte en un círculo vicioso que parece difícil de romper.

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El Cruz Azul en acción. Fuente: Instagram de Mabel Ramos, con autorización de la jugadora.

Esta falta de apoyo es solo uno de los retos que enfrenta una Liga que apenas va creciendo: falta trabajar en la disparidad de salarios, la falta de inversión de marcas en el futbol femenil y que apenas se está creando una audiencia que se acerque al deporte femenil y llene los estadios.

El contraste está en que, mientras que en algunos estadios aún se juegan partidos con poca asistencia, en Nuevo León, las Rayadas de Monterrey y los Tigres de Nuevo León rompen récords de asistencia en sus estadios.

Hace unos meses se jugó el clásico femenil entre ambas escuadras y más de 30 mil personas fueron a ver el juego. “Aquí en Nuevo León así es, hay mucho espíritu de competencia”, explica Paola Urbieta quien juega para Monterrey desde el inicio de esta temporada. “Para nosotros así es”.

Así que, de que hay gente interesada, la hay. Ahora nos toca sumarnos como afición y una buena idea es comenzar a apoyar a tu equipo local más cercano y llenar esos estadios.

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